Expertos en submarinismo han descartado que Tomás Gimeno, el padre de Anna y Olivia, las niñas de Tenerife, haya podido suicidarse usando el método de la llamada muerte dulce para aminorar el sufrimiento. "El método más sencillo es tirarse con los plomos y ya está, con o sin botella", apunta uno de ellos, Ismael Mateos, de Buceo Madrid. "La muerte dulce sería lo más difícil".

Además, sobre las botellas de oxígenos, el criminólogo Nacho Abad explica que, “por lo que explicaron los expertos, tú tienes una botella que las pones en la espalda y la cubren enteras, pero estas dos serían como ponerte dos botellitas laterales en la cintura, que tienen un tamaño de no más de un palmo”, aclara. “Estas botellas sirven para que, si están haciendo pesca submarina, si te quedas atrapado, tienes unos chutes de aire que te ayuda a desengañarte”, según contó en la Cadena COPE.

“La muerte dulce es una muerte por monóxido de carbono, que no tiene nada que ver con esto”. “Cada diez metros de profundidad aumenta la presión una atmósfera. A unos 50 metros este hombre comenzó a tener unos dolores tremendos, la muerte dudo que fuera especialmente dulce”, subraya.

Tomás Gimeno usaría las botellas y el cinturón para bajar más rápido

"Se cree que no pudo bajar más de 20 o 30 metros, pero es verdad que la plomada del cinturón sí le ayudó a bajar más rápido, se cree que no tuvo el valor suficiente; intentar suicidarte ahogándote y sin nada hay que tener mucho valor... se cree que lo hizo para no tener esa capacidad de reacción para poder subir", cuenta Antonio Herrero, periodista de Buenas Tardes Canarias en el Programa de Ana Rosa.

"El hallazgo es fundamental, siempre ha pendido de un hilo la posibilidad de que él hubiese tirado a las niñas y se hubiera marchado de la isla, el hallazgo le resta mucha credibilidad a esto", añade.

El 'Ángeles Alvariño', cerca de cumplir un mes desde que inició la búsqueda

El buque oceanográfico 'Ángeles Alvariño' está a tan sólo tres días de cumplir un mes desde que inició las labores de búsqueda de Anna, Olivia y Tomás Gimeno en aguas de Tenerife, treinta días en los que ha logrado lo que muchos consideran un "milagro", como puede ser el hallazgo de la mayor de las niñas a 1.000 metros de profundidad.

La posibilidad de que este buque se sumase al dispositivo de búsqueda se produjo por primera vez el pasado 17 de mayo, veinte días después de la desaparición de las niñas y su padre. Fue la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, quien anunció que se estaba en conversaciones con el Instituto Español de Oceanografía (IEO) para poder contar con sus medios de rastreo.

En este sentido, el 'Ángeles Alvariño' contaba con un sonar de barrido lateral, un aparato que usa la propagación del sonido bajo el agua para obtener imágenes digitales de la superficie del fondo marino, y el robot ROV Liropus 2000, capaz de recuperar objetos en el mar hasta los 2.000 metros de profundidad; dos elementos tecnológicos usados por primera vez para la búsqueda de personas y que han resultado vitales en el transcurso de la investigación.

Finalmente, el barco partió del puerto de Vigo, rumbo a Tenerife, el 23 de mayo. Tras hacer escala en la bahía de Cádiz, llega por fin a la isla seis días después, el sábado 29, realizando los primeros barridos del fondo marino para tratar de encontrar alguna pista sobre el paradero de las niñas y su padre el lunes 31.

La zona de búsqueda abarcaba desde la Marina Deportiva, donde Tomás Gimeno tenía atracada su lancha, hasta la costa de Añaza, siguiendo siempre el rastreo del teléfono móvil del padre de Anna y Olivia; una amplia zona donde se alcanzan profundidades superiores a los 1.000 metros y con gran dificultad por la orografía propia del fondo marino de las Islas.

Pese a todo, cuando se cumplía poco más de una semana de las labores de rastreo, el 'Ángeles Alvariño' obra por primera vez lo que se creía imposible. Halla una funda nórdica y una botella de buceo que resultaron ser propiedad de Tomás Gimeno, tal y como confirmaba entonces la directora general de la Guardia Civil. Dos días después consigue lo que muchos creían un "milagro"; encontrar a 1.000 metros de profundidad, a unas tres millas de la costa, el cuerpo sin vida de Olivia, de seis años.

Desde entonces, el buque del Instituto Español de Oceanografía (IEO) ha prorrogado hasta tres veces su estancia en la isla, gracias a las gestiones realizadas por la Delegación del Gobierno en Canarias y las súplicas de Beatriz, madre de las niñas, que obtuvieron la respuesta del propio presidente Pedro Sánchez, quien puso todos los ministerios del Gobierno a su disposición.

A pesar de sufrir dos averías y varias paradas técnicas, el buque oceanográfico continúa este sábado rastreando el fondo marino tratando de encontrar a Anna y Tomás, sobre todo después de hallar esta misma semana a 1.500 metros de profundidad, a unas cinco millas de la costa, dos pequeñas botellas de oxígeno, también propiedad de Tomás Gimeno, que según las hipótesis que maneja la Guardia Civil pudieron ser utilizadas para quitarse la vida.

Mientras el 'Ángeles Alvariño' continúa desarrollando su trabajo, la Guardia Civil trata de encontrar otros medios tecnológicos que puedan sustituir al barco una vez retome las labores propias del Instituto Español de Oceanografía, como puede ser un submarino. De hecho, el Cabildo de Tenerife ya ha propuesto utilizar el submarino privado 'Piscis VI', que es el que mayor profundidad es capaz de descender en el mundo, alcanzando los 2.180 metros, y que se instaló en la isla el pasado mes de febrero.