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Biodiversidad marina | Gran hallazgo en las aguas canarias

Daños «corregibles» de la acción humana a los anillos de coral descubiertos en aguas canarias

El proyecto de los anillos coralinos detecta afecciones de la pesca que pueden minimizarse

Óscar Ocaña. | | E.D.

El descubrimiento de anillos de coral alrededor de las Islas también ha permitido describir los principales daños que les provoca la actividad humana. Tienen que ver principalmente con la actividad pesquera, la misma que permitió tener los primeros conocimientos de estos corales. Las redes arrancan y llevan a la superficie trozos de coral, gracias a lo cual los investigadores han podido conocer su existencia. Pero nunca antes de las conclusiones del proyecto, encargado a la empresa canaria Aquawork por el Gobierno de Canarias, se habían podido estudiar y describir los bosques marinos que crecen a entre 50 y 120 metros de profundidad.

Daños «corregibles» de la acción humana

Ahora también se sabe que las redes de pesca no solo sacan a flote trozos de ese coral, sino que generan daños a estos hábitats. «Es un impacto corregible», asegura una de las piezas claves de esta investigación promovida por la Consejería de Transición Ecológica, el biólogo marino y uno de los mayores expertos del mundo en corales Óscar Ocaña. «Hemos encontrado bosques dañados por restos de la actividad pesquera pero se puede corregir. Por eso es importante este proyecto: nos permite saber que ese daño no es muy importante y que la situación se puede tratar con el propio sector de la pesca para minimizar ese impacto».

Daños «corregibles» de la acción humana

Ocaña, que es director del Museo del Mar de Ceuta, cree que los pescadores se concienciarán cuando sepan que realmente estas selvas de coral descubiertas son vitales para su actividad. Y es que en estos ecosistemas creados por los corales –en especial por el negro de la especie Antipathella wollastoni– viven numerosas especies de peces. «Siempre hay que buscar un equilibrio entre la naturaleza y la actividad humana. Este caso es un ejemplo. Los pescadores pueden mantener su actividad pero reduciendo las posibles afecciones al medio marino, sobre todo con el conocimiento de la importancia que tiene para que la pesca pueda sobrevivir al tratarse de una actividad básica para el ser humano», detalla el científico.

Daños «corregibles» de la acción humana

Ocaña subraya que la buena salud de los jardines de coral es directamente proporcional a la riqueza y resistencia de todos los ecosistemas marinos asociados, incluyendo los peces y otras especies. El coral negro cuenta con una gran ventaja, que se describirá en las conclusiones de la investigación: su gran capacidad de expansión. La adelantó Makaronesia en su número de este mes. «Cada vez parece más evidente que Antipathella wollastoni es realmente un complejo de especies que se extiende en un amplio rango de distribución que incluye el Mediterráneo, si bien por una apetencia clara por las aguas cálidas», apunta la revista científica de la Asociación de Amigos del Museo de Naturaleza y Arqueología de Tenerife (MUNA) .

Daños «corregibles» de la acción humana

El artículo, que firma entre otros el propio Óscar Ocaña, apunta otra fortaleza del mayor bioconstructor de los cinturones de corales hallados en Canarias: «A. wollastoni es una especie bien armada desde el punto de vista de los nematocistos». Es decir, posee una buena capacidad para alimentarse. Los corales obtienen la mayor parte de sus nutrientes de unas algas unicelulares fotosintéticas denominadas zooxantelas, que viven dentro del tejido del coral. No obstante, también pueden atrapar plancton y pequeños peces gracias a las células con toxinas urticantes que hay en las puntas de sus tentáculos, los comentados nematocistos, que se liberan rápidamente en respuesta al contacto con otro organismo.

Daños «corregibles» de la acción humana

«Es muy capaz de capturar con eficiencia bastante microfauna de la columna de agua creando una eficaz red de pólipos y mucus que se interpone a la corriente dominante». Los pólipos coralinos son pequeños organismos con cuerpo blando emparentados con las anémonas marinas y las medusas, que conforman los hábitats creados por los corales. Actúan conjuntamente con estos para defenderse, alimentarse y reproducirse.

«Grandes poblaciones»

Los 11 científicos que firman el artículo aseguran que esta especie de coral negro tan presente en las Islas, como se acaba de descubrir, «es bien capaz de formar grandes poblaciones allá donde se dan las condiciones oceanográficas para su proliferación, como por ejemplo ocurre alrededor de las islas volcánicas de la Macaronesia». De ahí que concluyan que «todos los archipiélagos macaronésicos desarrollan cinturones de Antipathella wollastoni con selvas sumergidas», una garantía de la buena salud que mantienen estos hábitats.

Hay algunas zonas, sin embargo, que poseen las mayores extensiones de estos bosques salados. Los investigadores las sitúan en Lanzarote, La Palma (Canarias), Isla Santiago (Cabo Verde), Sao Miguel, Faial, Santa María, Flores, Graciosa y Formigas (Azores). «Emociona descubrir la grandeza de estos ecosistemas. Es una sensación única. Activa todos los motores para seguir investigando así, justo en el sitio en el que está lo que estudias», comenta Óscar Ocaña.

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