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La lava del volcán de La Palma ha destruido 2.988 edificaciones y arrasado 1.237 hectáreas

Continúan los signos de agotamiento del proceso eruptivo

Los vecinos de La Palma empiezan a mirar sin miedo al volcán

Los vecinos de La Palma empiezan a mirar sin miedo al volcán.

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Los vecinos de La Palma empiezan a mirar sin miedo al volcán. La Provincia/ E.P.

La lava del volcán de Cumbre Vieja ha arrasado ya un total de 1.237,3 hectáreas, 10,5 más en las últimas 60 horas y con datos recabados hasta el martes a las 07.00 horas, según la última actualización del sistema Copernicus.

Además, hasta 2.988 edificaciones han sido destruidas, 78 más que tras la última notificación.

La directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, María José Blanco, anunció ayer que el volcán pasa ahora mismo por una «fase muy baja» y de «agotamiento», aunque anunció que los expertos se dan ahora un plazo de diez días para confirmar la finalización de la erupción. En este sentido, el director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, explicó que «es probable que en un futuro más o menos cercano» se permita a los vecinos volver a sus viviendas, «aunque no va a ser en breve». Es por ello que los científicos ya han comenzado a estudiar los parámetros, el principal de los gases, que «pueden ser peligrosos» para la vuelta a las viviendas, especialmente por los altos índices de monóxido de carbono en algunas zonas concretas al sur del cráter.

El último informe de la Dirección de Seguridad Nacional (DSN) señala que durante este miércoles continuaron los signos de agotamiento del proceso eruptivo, si bien no se puede descartar un nuevo repunte de la actividad estromboliana y de emisión de coladas.

Añade que para dar por finalizada la erupción los datos registrados y observables deben mantenerse en los niveles actuales durante diez días.

Tanto Blanco como Morcuende anunciaron en el día de ayer el «posible inicio del fin de volcán» pero reconocieron que este mensaje hay que emitirlo «con todos los cuidados» y por eso han apostado por esperar unos diez días para consolidar la «actividad nula» del volcán. En cualquier caso, la vuelta a la normalidad en La Palma tardará aún en llegar puesto que, además de tener que esperar para poder volver a las casas ubicadas en las zonas desalojadas, los expertos indicaron ayer que la presencia de gases es aún alta en algunas zonas.

La anchura máxima de coladas se estima en unos 3.350 metros y los deltas lávicos mantienen su extensión en 48,02 hectáreas aproximadamente.

A pesar de los esperanzadores datos dados a conocer ayer, los científicos indicaron que «no es descartable» un repunte de la actividad volcánica y señalaron que, para dar por concluida la erupción, los indicadores deben seguir así hasta el 23 o 24 de diciembre, al menos durante diez días. «Hay posibilidad de reactivación, si no diríamos que ha concluido ya. Ahora mismo la erupción se encuentra en una fase muy baja y si se mantiene diez días podríamos decir que se ha terminado», comentó María José Blanco. Asimismo, señaló que ha pasado ya más de un día sin señal de tremor volcánico y «no puede bajar más» lo que ha permitido, por ejemplo, detectar terremotos de menor magnitud que antes no se localizaban por el ruido. Asimismo, la sismicidad sigue en niveles muy bajos –aunque crece un poco a profundidades intermedias–; no obstante, no se descarta que aún puedan tener lugar terremotos que sean sentidos por la población.

El volcán de La Palma ha tenido innumerables consecuencias en la agricultura. Muchas plantaciones se han visto arrasadas, tanto a gran escala como a pequeña, y todavía más han resultado afectadas por los materiales que expulsa, sobre todo la ceniza que tan lejos puede llegar. Las pequeñas huertas de muchas personas que viven en El Paso, Los Llanos de Aridane o Tazacorte están muy lejos de mostrar la imagen que tenían aquel 19 de septiembre, antes de que la tierra se abriera para expulsar al exterior todo lo que llevaba dentro. Y sus propietarios han visto muy mermada la productividad que sacaban a estos terrenos, ya que la ceniza ha afectado negativamente a las matas, secándolas y evitando su normal crecimiento, así como impidiendo que el agua entrara con tanta profusión a la tierra.

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