Mientras Canarias registra nevadas y las temperaturas más bajas de España, un excepcional episodio de polvo procedente del desierto del Sáhara como consecuencia de la borrasca Celia se registra desde la tarde de este lunes en Madrid y otras provincias penínsulares, un fenómeno que no se producía con esta intensidad desde hacía varias décadas. 

La situación estará extendida por toda la península y será de especial intensidad a partir del mediodía en Madrid, cuando las concentraciones de polvo en superficie pueda alcanzar hasta los 500 µg/m3, informa el Ministerio para la Transición Ecológica. Los modelos con los que trabajan los meteorólogos indican que la situación se extenderá al menos hasta la madrugada del miércoles.

Borrasca Celia: fuertes vientos y cielos naranjas

Borrasca Celia: fuertes vientos y cielos naranjas Agencia ATLAS / Foto: EFE

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La calima golpea la Península Agencias

Almeida llama a la precaución ante la "inusual" calima en Madrid

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha hecho un llamamiento este martes a los madrileños para que tengan "mucha precaución" al conducir y para realizar actividades físicas por la "inusual" calima.

A través de su cuenta de Twitter ha reconocido que "esta mañana Madrid se ha despertado con un fenómeno meteorológico inusual, generado por una elevada cantidad de polvo en suspensión".

Por ello, ha pedido en el mismo mensaje "mucha precaución en la conducción y en las actividades físicas al aire libre".

La calima trae compuestos químicos

El polvo en suspensión (o calima) que llega a España desde África contiene también trazas de sustancias químicas contaminantes, incluyendo isótopos radiactivos, debido a la industrialización del Magreb. Así lo afirman dos equipos científicos, uno español y otro francés, que han analizado este fenómeno.

Lo que para Argelia, Marruecos o Túnez supone un motor de desarrollo, para España significa que, cada vez que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) avisa de una intrusión de polvo sahariano, la población de la Península y las islas inhale un aire más nocivo de lo que cree. No son cantidades preocupantes, pero han podido ser medidas por lo científicos en dos estudios diferentes: uno del CSIC centrado en Canarias y otro francés que ha determinado la presencia de un isótopo radiactivo en las lluvias de barro en toda España.

El biólogo y experto en radioprotección Pierre Barbey, profesor de la Universidad de Caen (Francia) y consultor científico de la asociación Acro, ha detectado que las lluvias de barro tan frecuentes en España pueden contener cesio 137, un isótopo radiactivo.

La cuenca mediterránea es una de las áreas más afectadas por este fenómeno, producido por la coincidencia de lluvias y nubes de polvo sahariano. Según los datos de la AEMET, al menos 14 días al año se produce este fenómeno en la isla de Menorca. En Melilla, el número asciende a 12. En Canarias, aunque las intrusiones de calima son mucho más frecuentes que en la Península, no suelen ir acompañadas de situaciones de precipitación, por lo que ocurren entre 2 y 3 veces al año.

Este peligroso isótopo radiactivo, que no se halla de forma espontánea en la naturaleza, procede, según el investigador de la Universidad de Caen, de las pruebas nucleares francesas realizadas en los años sesenta del siglo pasado en el sur de Argelia.

La concentración estimada tras ese fenómeno fue de 80.000 becquerel por kilómetro cuadrado. Según el biólogo, son cantidades “demasiado débiles” para temer efectos nocivos en la salud de las personas. Sin embargo, “sí dice mucho de la persistencia de la polución radiactiva” y de las consecuencias mucho más graves que debieron sufrir, y aún pueden padecer, las poblaciones de la zona del Sáhara en las que se realizaron estas pruebas atómicas.

África envía también sus tóxicos a Canarias

África envía también sus tóxicos a Canarias Por su parte, el equipo científico español ha estudiado la calima de Canarias. Un grupo de investigación liderado por el experto en ciencias atmosféricas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Sergio Rodríguez, ha determinado que, dependiendo de cómo soplen los vientos alisios, en este caso hacia las Islas Canarias, la composición del polvo en suspensión puede contener más o menos sustancias tóxicas. Concretamente, la investigación pone de relieve cuatro ‘denominaciones de origen’ para la calima que se desplaza hacia nuestro continente.

Así, cuando el polvo recorre centenares de kilómetros, pasando por el noreste de Argelia, su composición es rica en calcio, estroncio, azufre, potasio y magnesio; mientras que si gira unos metros hasta situarse en el noroeste de Argelia, la calima será más rica en sodio y cloro. Si, por el contrario, el polvo proviene del sureste del Sáhara y Mali, es más rico en silicio, hierro y manganeso. Todo ello, como señala la investigadora del Centro Meteorológico de Izaña y coautora del artículo, Natalia Prats, no está tan lejos de lo «normal», pues el simple arrastre de materiales de la corteza terrestre, hace que la calima sea rica en hierro y calcio.