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La púrpura, un reto en las consultas

La especialista en Dermatología Noemí Guillermo aborda cuatro claves sobre este signo clínico que se manifiesta a través de manchas en la piel

La dermatóloga Noemí Guillermo en su consulta. LP/DLP

El diagnóstico de la púrpura constituye, a menudo, un gran reto para los profesionales. Y es que no solo existen muchos tipos, también son múltiples las causas que pueden desencadenarla. Tal y como indica la doctora Noemí Guillermo, especialista en Dermatología en una clínica privada de la capital grancanaria, lo primero que hay que tener claro es que no se trata de una enfermedad como tal, sino de «un signo clínico» que se manifiesta en forma de manchas de color rojo violáceo en la piel «como consecuencia de una extravasación de hematíes –los glóbulos rojos salen de los vasos por los que circulan–». Para conocer más detalles sobre este trastorno, la facultativa hace hincapié en cuatro claves esenciales. 

- Causas. Según la experta, las causas más frecuentes que pueden dar lugar a la púrpura son los cuadros infecciosos, determinados medicamentos, algunos episodios neoplásicos –especialmente los cánceres de origen hematológico– y los procesos autoinmunes. «En este último caso, lo que sucede es que el sistema inmunitario se equivoca y ataca a nuestras propias células», anota la doctora Guillermo. 

- Tipos. Existe una nutrida variedad de púrpuras. En niños, por ejemplo, la más común es la Schönlein-Henoch, también conocida como vasculitis por IgA. «Este trastorno provoca una inflamación en los pequeños vasos de la piel, de las articulaciones, los intestinos y los riñones. Suele aparecer, en la mayoría de los casos, a las dos o tres semanas después de haber padecido un resfriado o cualquier otra infección de las vías respiratorias altas», detalla la dermatóloga, que además precisa que cursa con una erupción de pequeñas manchas en los glúteos, la parte inferior de las piernas y los pies. «También puede acontecer dolor abdominal y de las articulaciones. A veces, es posible hallar la presencia de sangre en la orina, pero solo se detecta a través de una prueba porque muchas veces ni siquiera se aprecia», agrega. La buena noticia es que la mayor parte de los aquejados se cura en pocos meses y no precisa tratamiento. En los ancianos, en cambio, la más común es la púrpura senil, que aparece por fragilidad en los capilares. Por otra parte, la púrpura trombocitopénica idiopática tiene mayor incidencia en la población de mediana edad. «Su origen es desconocido. Es un tipo de trastorno de base autoinmune que ataca a las plaquetas, lo que provoca un sangrado en la piel y en diferentes órganos», explica Noemí Guillermo. Otro gran grupo son las dermatosis purpúricas pigmentarias. «Afortunadamente, la mayoría no tiene repercusión clínica, sino estética», apunta. Otras veces, el detonante de la púrpura puede ser un incremento de la presión intravascular, algo que puede ocurrir durante el parto «o cuando una persona tose muy fuerte o vomita». Por último, la profesional hace referencia a la púrpura fulminante, que precisa asistencia médica de inmediato. «Se produce una necrosis de la piel y un fallo multiorgánico debido a una coagulación intravascular diseminada. La causa más frecuente es una infección por meningococo».

En la población infantil, el trastorno más frecuente es la vasculitis por IgA

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-Valoración. Para que la valoración sea óptima, los médicos deben hacer una exploración física muy exhaustiva y examinar todo el cuerpo del paciente, no solo la zona en la que se presentan las manchas. A esto hay que sumar la elaboración de una historia clínica detallada. «Tenemos que saber los antecedentes familiares de cada paciente, si está tomando algún medicamento o si ha padecido alguna infección en los días previos», asevera la sanitaria. Además, con el propósito de averiguar si los niveles de plaquetas se sitúan por debajo del valor mínimo, los facultativos pueden solicitar una analítica de sangre. «A menudo es necesario realizar además una biopsia cutánea», apostilla Guillermo. 

-Tratamiento. Cabe destacar que el tratamiento varía en cada caso. «En ocasiones, solo es necesario hacer reposo con las piernas elevadas unos días. En casos más graves, la mejor opción es recurrir a corticoides orales inmunosupresores o a unos fármacos denominados gammaglobulinas. A veces, incluso, puede ser necesaria la extirpación del bazo», señala la doctora.

Consultar para tratar

La dermatóloga Noemí Guillermo no duda en poner de relieve la importancia de consultar a los especialistas en el caso de percibir cualquier tipo de alteración en la piel. «Hay que tener en cuenta que tenemos que examinar muy bien a los pacientes y que no se puede hacer un diagnóstico observando una foto, por ejemplo», recalca la facultativa. En este sentido, hace hincapié en los peligros presentes en Internet. «No se puede recurrir a Internet para intentar averiguar lo que tenemos. Las personas tienen que ser conscientes de que solo los médicos podemos despejar esta incógnita y de que es mejor consultar a tiempo para que los problemas no se agraven», sentencia la doctora. | Y.M. 

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