La plaza de San Telmo se llena del bum bum de los tambores, de mujeres con las caras y los brazos pintados, de camisetas orgullosas, de pañuelos y pantalones violetas. Las pancartas empiezan a asomarse tímidas y acaban rozando el cielo. Hay grupos de niños y niñas que saltan y ríen, puños que llenan el aire, boinas de señores que sobresalen entre la multitud, pitidos, madres con sus pequeños a la espalda y amigas que se reencuentran y se abrazan con sonrisas de cariño y complicidad.

El 25 de noviembre es un día para reivindicar y también para reencontrarse en las calles, para sentirse cerca. Así lo cuenta Pablo, de 33 años, que lleva ocho asistiendo a esta conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujer: "He venido porque hay que decir no, hay que defender lo que es nuestro y también vernos en las distancias cortas, en las cosas bonitas. Y más en esta ola de repunte de violencias. Vernos los ojos con nuestras cómplices". Y cómplice, la marea morada avanza, con bailes y pies que golpean el suelo con fuerza, con gritos y proclamas como "las calles, las noches, también son nuestras", "jueces y fiscales también son culpables" o "patriarcado y capital, alianza criminal".

"Se me hace imposible no estar el 25 de noviembre para reivindicar el fin de todas las violencias machistas. Hemos hecho entre unas cuantas amigas una reivindicación -despliega una pancarta enorme de tela-, que es que el patriarcado es el Estado, el juez, el presidente y tu cuñado. Queríamos decir que hay una violencia que es institucional y por supuesto judicial. Creemos que también policial, cuando a veces se denuncia y no hay formación en ese sentido. Y con lo de tu cuñado queríamos reflejar que lo tienes al lado, que a veces es tu novio, tu amigo. Queríamos reivindicar que el paso adelante no solo somos nosotras, que venimos aquí y saltamos y chillamos, sino que también tiene que venir de los hombres. Que sean ellos también los que transformen esto, porque solas no vamos a poder", declara Arantxa, de 44 años, del colectivo Ecologistas en Acción.

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Manifestación por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres José Carlos Guerra

Entre los y las manifestantes también está Lara, de 29 años, que explica que está aquí "para luchar contra la violencia a las mujeres porque yo la sufrí". La acompaña, junto a otras mujeres de Mogán, Zaida, de 47 años, que declara convencida que ha venido "para que no ocurran tantas salvajadas". Otra de las mujeres asistentes es Loli, de 66, a la que no poder andar no le supone ningún obstáculo para estar presente. Desde su silla de ruedas, explica sus razones para salir a la calle un día como el 25-N: "Porque hay que estar, porque esto no puede ser. Si no venimos nosotras a apoyar a nuestras compañeras, ¿quién lo hace? Yo llevo 26 años en un colectivo. Desde que empezaron la manifestaciones, estamos viniendo".

Así también lo siente David, de 39 años, que junto a su amigo del mismo nombre, asiste a la manifestación. "Vengo porque es necesario. Cada vez los derechos de las personas están siendo más machacados. La lucha feminista en vez de avanzar, parece que está retrocediendo. Hay gente que piensa que esto está terminado y no. Hay muchos partidos extremistas que intentan desmerecer el problema y el problema sigue estando ahí aunque no queramos verlo". Su amigo añade: "Vengo porque me siento en la lucha feminista, en la lucha contra la violencia machista y contra todas las injusticias que puedan haber contra las mujeres y las personas".

Hombres y mujeres de todas las edades continúan avanzando hacia la Plaza de Santa Ana, las pancartas cada vez más altas. "La esclavitud no está abolida si todavía existe la prostitución", se lee en una de ellas. "No es tu media naranja, es tu exprimidor", se lee en otra. También hay una pegatina que se repite entre las camisetas de los asistentes, una pegatina roja, blanca y verde en la que se ve a una mujer con la melena al viento y en la que se lee "Irán: ¡Mujeres, igualdad y libertad!". Las han repartido desde Amnistía Internacional, que en este 25-N han querido recordar la lucha de las mujeres del país de los ayatolás, en el que llevan más de dos meses de protestas brutales por la muerte de Mahsa Amini. La lucha feminista se presenta internacional y transversal, o al menos así lo reflejan los asistentes a la protesta que, en sus cantos y reivindicaciones, no quieren dejar a nadie fuera.

Manifestación en Las Palmas de Gran Canaria por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer José Carlos Guerra Mansito

"¡Ninguna mujer es ilegal!". Los gritos se elevan por las calles de Vegueta. Ruth y Fermín, ambos de 15 años, están presentes con su grupo de amigos. "Vengo porque todavía siguen muriendo muchas mujeres y porque sigue habiendo muchas desigualdades que están poco visibilizadas porque están normalizadas. Es el segundo año que estoy aquí", declara Ruth. "Yo vengo aquí para apoyar a las mujeres contra la violencia de género", añade Fermín.

La alegría casi se viene abajo al llegar a la plaza de Santa Ana. Para sorpresa de los asistentes, en torno a 500 sillas —colocadas para el alumbrado— llenan ya el espacio que iban a ocupar para el final del encuentro. Pero la unión hace la fuerza y en pocos minutos el lugar queda despejado. Hombres y mujeres, niños y niñas, unidos por y para el feminismo, por y para la igualdad. Con la lectura del manifiesto, en el que se recordó los nombres de las mujeres asesinadas en España este 2022 (son 1.171 desde el año 2003), terminaba otro 25 de noviembre con la emoción a flor de piel y con la esperanza de que se cumpla una de las mayores proclamas del movimiento: "Ni una menos". Ni una más.

Además de en Gran Canaria, también se celebraron actos del 25-N en el resto de islas de Las Palmas. Como en Lanzarote, donde el Cabildo guardó un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas, o en Fuerteventura, donde el Centro Insular de Juventud acogió un acto multitudinario en el que se hizo entrega de los premios del segundo Certamen de Microrrelatos contra la Violencia de Género para jóvenes.