Asuntos Sociales

El reto de personalizar la asistencia

Los expertos coinciden en que las personas de avanzada edad se deben atender en función de sus gustos, prioridades, necesidades y su trayectoria vital

Imagen de archivo de personas mayores. | | E.D.

Imagen de archivo de personas mayores. | | E.D. / Pedro Fumero

El «nuevo paradigma» que se sugiere para centros o residencias geriátricas plantea la importancia de no considerar como un colectivo homogéneo a los usuarios, que suelen tener horarios, hábitos y actividades prefijadas iguales para todos en muchas instalaciones. La dificultad radica en que con las actuales infraestructuras, los recursos materiales y el personal se pueda aplicar ese planteamiento. 

Uno de los desafíos en la atención a los mayores en centros sociosanitarios es aplicar el «nuevo paradigma», que consiste en una atención centrada en cada usuario, teniendo en cuenta sus prioridades, gustos, trayectoria de vida y necesidades individuales. Así lo explica Víctor Limia, director del Hospital Febles Campos, en Santa Cruz de Tenerife, y vocal de la Sociedad Canaria de Geriatría y Gerontología. Para Limia, esta es la tendencia, pues hasta ahora en la inmensa mayoría de los recursos se las identifica como «un colectivo», único y homogéneo, y a todos se les ofrece el mismo tipo de servicios. En opinión de Limia, instituciones y centros «se tienen que adaptar a este nuevo modelo y replantear nuestra forma de trabajo, para hacer lo posible por dar calidad de vida y dignidad» a las personas. Llevar a cabo dicho planteamiento también requiere que el personal de diversas disciplinas reciba una información y formación adecuada. Ese fue un objetivo del XXXIII Congreso de la Sociedad Canaria de Geriatría y Gerontología, que se celebró en Santa Cruz de Tenerife el pasado mes.

Lourdes Bermejo, diplomada en Gerontología e influencer sobre la materia, cree que aplicar este planteamiento «requiere de diferentes aspectos o áreas de mejora». Algunas de ellas implican una inversión inicial o un mayor coste de los servicios, aclara. Por ejemplo, la mejora de un entorno físico puede implicar alguna pequeña reforma para habilitar más espacios en los que las personas estén cómodas. Para Bermejo, se deben evitar «las salas grandes, que siempre implican un gran concentración», percepción de «masificación» y «no facilitan la humanización y el control de las personas». En cambio, «hay aspectos de entorno que van a favorecer entornos más hogareños y menos institucionalizantes. Bermejo se refiere a aspectos como la decoración, la iluminación o el mobiliario, «que no necesariamente implican un alto coste económico si se favorece la participación de las personas o sus familiares».

Reorganización

Para dicha influencer, aumentar el personal de atención es otro de los pilares del «nuevo paradigma» y ello implicará un aumento de costes. No obstante, estima que también se puede enseñar, motivar y valorar que la plantilla existente trabaje con predisposición y para favorecer la personalización.

Según Bermejo, «muchas organizaciones de cuidados llevan años mejorando gracias a la revisión de las formas de organización y de gestión del día a día, a las formas de trabajar y de relacionarse el personal, es decir, las buenas prácticas». Para lograrlo, sugiere apostar por reconocer los «derechos de las personas (a la información, a la toma decisiones, a la intimidad, la privacidad o la confidencialidad); mejorar aspectos de su bienestar psicológico o emocional y la convivencia; optimizar o crear cauces efectivos de participación en las residencias, así como de sus familiares.  

Preferencias

Según Víctor Limia, «se debe cambiar la mentalidad y la cultura de los centros geriátricos; y con los mismos recursos se puede dar un cuidado más individualizado o más personal». Este concepto es muy amplio. Puede ir, por ejemplo, «desde tener espacios más personales para cada usuario o butacas adaptadas a su medida, hasta considerar sus gustos y dietas en las comidas, o bien bañarlos a la hora que prefieran». Pero también implica «que se interactúe más con ellos», señala Limia. Admite que, al principio, puede parecer que se trata de una evolución compleja, «pero con unos cambios mínimos se pueden reorganizar tiempos y medios».

En el Congreso de la Sociedad Canaria también intervino Mikel López, que recordó la importancia de que los mayores ingresados efectúen determinados ejercicios físicos para lograr múltiples beneficios, como una mejor condición física, pero también a nivel cognitivo (conocimiento) y de calidad de vida en general.

Equilibrio y fuerza

López apuesta por aplicar «ejercicios físicos multicomponente», en los que se trabaja la fuerza, el equilibrio, la capacidad aeróbica o la flexibilidad, en la medida de las posibilidades de cada usuario. «Esta es la estrategia más efectiva para alcanzar los objetivos anteriores», señala Mikel López. De hecho, apunta que «las personas más vulnerables, aquellas que están hospitalizadas, responden de forma positiva al ejercicio y con frecuencia mejoran su capacidad funcional, que se ve alterada durante su estancia en centros hospitalarios». Comenta que «cada vez se ven más hospitales que tratan de usar esta estrategia, sobre todo en el entrenamiento de la fuerza».

Solos en los hospitales

Respecto a la realidad de aquellos ciudadanos de avanzada edad a los que se les da el alta en centros hospitalarios y ningún familiar los recoge, Víctor Limia responde que «esas personas necesitan un recurso residencial y asistencial». Y no considera adecuado que se utilice la palabra «abandono» por parte de los seres queridos. Desde el punto de vista del director del Hospital Febles Campos, «las familias claudican después de años de atención y sobrecarga, de esfuerzo físico, emocional y económico».

Está convencido Limia de que, cuando los mayores quedan en centros hospitalarios, por lo general, ya llevan una trayectoria de atención en sus hogares. Estima que, en esos casos, los familiares experimentan una situación «extrema, traumática y dolorosa», a la vez que tienen «una sensación de culpabilidad» por dejarlos en residencias geriátricas.

Este vocal de la Sociedad Canaria de Geriatría explica que no es lo mismo que el mayor reciba atención las 24 horas, en tres turnos de ocho horas, por «trabajadores, que son profesionales entrenados, a que esa misma asistencia la tenga que afrontar una única persona, que no tiene dicha formación y que, de forma inevitable, se desgasta e, incluso, llega a abandonar sus obligaciones laborales».

Miniresidencias

Otra tendencia por la que se apuesta desde hace algún tiempo es por construir y poner en funcionamiento «miniresidencias» o recursos habitacionales más pequeños, donde los usuarios puedan llevar una vida digna, de forma activa, sin salir de su entorno y con otras personas con las que tengan ciertas afinidades. La nueva legislación en la materia así lo contempla. Ya existen algunos proyectos en esa línea, aclara Limia, «y los cabildos y ayuntamientos tienen mucho que decir para impulsarlos». En opinión del director del Febles Campos, «las administraciones públicas sí se están implicando en este ámbito y en los últimos años se percibe un avance bastante significativo». Recuerda que, en diversos asuntos, dichas instituciones «han incorporado derechos sociales y mejoras en la atención». Y también los propios usuarios aportan sus opiniones y sugerencias sobre cómo quieren que sea su atención.

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