Entrevista | Juli Caujapé Investigador y director del Jardín Botánico Viera y Clavijo

Juli Caujapé: «La acción humana desencadena invasiones biológicas»

El investigador y director del Jardín Botánico Viera y Clavijo, Juli Caujapé, participa en el XI Congreso de la Sociedad Española de Biología de la Conservación de Plantas, que acoge desde ayer y hasta el viernes el Campus del Obelisco

El encuentro pone especial énfasis en las especies invasoras

Juli Caujapé, investigador y director del Jardín Botánico Viera y Clavijo, este martes, en el marco de la celebración del congreso.

Juli Caujapé, investigador y director del Jardín Botánico Viera y Clavijo, este martes, en el marco de la celebración del congreso. / José Carlos Guerra Mansito

El investigador y director del Jardín Botánico Viera y Clavijo, Juli Caujapé, participa en el XI Congreso de la Sociedad Española de Biología de la Conservación de Plantas, que acoge desde ayer y hasta el viernes el Campus del Obelisco. El encuentro pone especial énfasis en las <strong>especies invasoras</strong>.

¿Qué diferencias y similitudes existen entre las plantas que están presentes en el Archipiélago y las del resto de la Macaronesia?

El patrón común viene determinado por que todas esas especies de plantas se desarrollan en entornos insulares oceánicos, que en todos los casos emergieron del lecho marino. Esto implica que la biodiversidad que hoy en día hay en las Islas vino en algún momento del continente, o de otra isla emergida anteriormente. Algunos linajes endemizaron por el aislamiento de las especies del continente y por la adaptación a diferentes ambientes, pero otras siguen siendo muy similares a sus congéneres continentales. Lo cierto es que cada archipiélago macaronésico tiene sus peculiaridades. En el caso concreto de Canarias, la proximidad a África determina una de las diferencias. Aunque esto debería traducirse en una mayor similitud con la flora continental, aún estamos investigando la causa que explica por qué existen tantas especies exclusivas. Todo apunta a que uno de los motivos es que las glaciaciones que hubo tanto en el Pleistoceno como en el Holoceno, y que extinguieron gran parte de la flora continental, no afectaron a Canarias, lo que permitió que la biodiversidad que había colonizado el Archipiélago pudiera seguir evolucionando sin verse perjudicada por los cambios climáticos. 

¿Cómo está afectando el cambio climático a la flora canaria?

Todavía es pronto para saberlo. Lo que sí sabemos es que las modificaciones se están produciendo a un ritmo muy acelerado. La manifestación más visible es que los cambios globales actuales, causados por la acción antropogénica –por la especie humana–, están desencadenando invasiones biológicas y el desplazamiento de especies endémicas a cargo de especies exóticas. Otra manifestación es la incidencia de especies asilvestradas en el medio natural. Hay que tener en cuenta que cualquier especie foránea que se introduce en un ecosistema que no es el suyo provoca perturbaciones en ese ecosistema. Estas perturbaciones amenazan dramáticamente a la biodiversidad endémica.

¿Qué se puede hacer para frenar el daño?

 Se pueden hacer muchas cosas, pero faltan recursos humanos y conocimientos a la hora de diseñar estrategias de conservación holísticas que permitan preservar tanto a las especies como los ecosistemas donde viven. Además de aplicar los resultados de la investigación, que es una tarea fundamental en cualquier estrategia de conservación, cada vez está más claro que hay que impulsar la educación ambiental entre la ciudadanía. Y es que hay muchas personas que están preocupadas por el medioambiente, pero desconocen su funcionamiento. Por tanto, la creación de estrategias de educación ambiental y la divulgación científica son otros de los grandes retos que debemos asumir los científicos, los gestores y los políticos.

El proyecto Nextgendem nació con el propósito de ir más allá de los muestreos en campo y los experimentos en laboratorio. ¿Cómo valora los pasos que ha dado desde su puesta en marcha?

Este proyecto, que estamos desarrollando en estrecha colaboración con el Instituto Tecnológico de Canarias, es una apuesta por armonizar datos científicos contrastados y validados sobre las especies y los espacios donde se distribuyen, en un sistema de información que permita tanto gestionar esos datos de una manera científica como analizarlos mediante supercomputación. El objetivo es llegar a conclusiones robustas que nos den la posibilidad de hacer aportaciones a los planes de conservación de ecosistemas y especies concretas basadas en la ciencia. Precisamente, el pasado lunes presentamos los primeros resultados. Estos sugieren que en Canarias hay especies endémicas muy antiguas que están amenazadas y otras que se diversificaron hace muy poco tiempo y que también están en peligro. No obstante, si a estas últimas les damos oportunidades y somos más proactivos, tal vez puedan expandirse y llegar a un estado de equilibrio poblacional que nos permita ser optimistas de cara a su estado de conservación futuro. Asimismo, tanto en las especies más relícticas como en las más recientes, siempre existe la posibilidad de conservar su diversidad genética en bancos de germoplasma.

«Estamos viviendo una auténtica colonización del planeta por parte de las especies oportunistas»

¿Cuáles diría que son los puntos fuertes más destacados de esta iniciativa?

En primer lugar, la posibilidad que ofrece de reunir datos muy heterogéneos en una única plataforma, que se refieren tanto a la flora endémica como a los espacios en los que vive cada especie. En segundo lugar, el hecho de que estamos ante una herramienta basada en la supercomputación. Esto significa que podemos ejecutar a gran velocidad cálculos y análisis que de otra manera supondrían mucho tiempo y muchas probabilidades de error. Gracias a esta gran velocidad, podemos tener propuestas de intervención en el medio natural e ideas centradas en recuperar especies mucho antes de lo que era posible anteriormente. 

¿Qué retos se marcan de cara al futuro?

Hacer crecer el sistema de información con nuevas rutinas de análisis, mejorar la calidad de los datos existentes y ampliar su cobertura geográfica a toda la Macaronesia y a otros enclaves del planeta.

¿Cuántas especies endémicas de flora hay en Canarias?

En total, están aceptadas unas 620. Ahora bien, los grupos que estamos implicados en el proyecto Nextgendem y otras instituciones de investigación estamos descubriendo constantemente nuevas especies a través de protocolos de análisis o de exploración del medio natural. Creo que mucha gente piensa que la mayoría de la flora canaria endémica se describió en el siglo XIX, pero esto no es así. De hecho, la mayor parte fue descrita en el siglo XX. Además, en lo que llevamos de siglo, también se han descubierto unas cuantas.

¿Cuántas de ellas están presentes en el Jardín Botánico Viera y Clavijo?

Según nuestra base de datos, el 75%. Además, cultivamos especies endémicas de otros archipiélagos de la Macaronesia como Madeira, Cabo Verde y las Islas Azores, así como especies de regiones geográficas continentales que tienen una relación biogeográfica con el archipiélago canario.

La conservación de las flores insulares oceánicas es uno de los principales aspectos que se aborda en este congreso. ¿Qué circunstancias amenazan esta meta?

Sin duda, es uno de los puntos fuertes de este congreso porque se está celebrando en una isla oceánica. El problema básico al que se enfrentan las flores de las islas oceánicas son las amenazas naturales que no dependen de la influencia humana. Por otro lado, entre las amenazas naturales influidas por el hombre destacan las especies invasoras y todos los impactos ambientales que, a través de nuestra acción directa o indirecta, está afectando a los ecosistemas naturales. 

¿Qué otros asuntos cobran especial importancia en esta reunión de expertos?

Por un lado, las especies invasoras, pues estamos viviendo una auténtica colonización del planeta por parte de especies que son oportunistas y que aprovechan las agresiones al medio, que propicia la actividad humana, para colonizar nuevos espacios y desplazar a las especies nativas de cualquier territorio del planeta. Por otro, la necesidad de llegar cada vez más a la ciudadanía y poner de relieve el valor insustituible de la ciencia.

¿Cuáles son esas especies invasoras?

Hay tanto plantas como animales. Entre las plantas, la más agresiva es el rabo de gato, que tiene una incidencia muy alta en la mayoría de los ecosistemas insulares. Entre los animales figuran las cabras asilvestradas y los gatos asilvestrados. Las primeras están causando un daño muy notable en la flora endémica, mientras que los segundos están propiciando la muerte de biodiversidad inocente por su instinto cazador. Tampoco debemos olvidarnos de las especies invasoras invisibles como la opogona, el picudo, los virus y las bacterias, ya que inciden sobre la flora insular.  

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