Un hombre de 60 años que se ha visto obligado a compartir piso después de trabajar toda la vida

"Después de cotizar más de 27 años a la Seguridad Social me encontré con la dificultad de buscar trabajo con 50 años", cuenta

Un hombre de 60 años que se ha visto obligado a compartir piso después de trabajar toda la vida

Un hombre de 60 años que se ha visto obligado a compartir piso después de trabajar toda la vida

Agencias

Manuel, un seudónimo para proteger su identidad, reside en A Coruña y, a sus 60 años, se ha visto forzado a compartir un piso, a pesar de haber dedicado la mitad de su vida al trabajo. "Fui vendedor de prensa y proyeccionista en salas de cine, pero la llegada de lo digital acabó con esas oportunidades y me quedé sin empleo. A pesar de haber cotizado más de 27 años a la Seguridad Social, me encontré con la dificultad de encontrar trabajo a los 50 años. 

Es prácticamente imposible; las puertas del mercado laboral están cerradas para nosotros. Es una situación dolorosa que no le deseo a nadie", confiesa para Antena 3 Noticias.

Durante una década, Manuel se ha esforzado por reinventarse y encontrar nuevas oportunidades. "Obtuve el título de gallego, el Celga 4, e hice cursos de doblaje, pero a esta edad, no importa cuánta experiencia, educación o cultura tengas, todo es muy complicado", asegura. Además de lidiar con las dificultades laborales, Manuel también ha tenido que enfrentar un problema añadido: la vivienda.

"Encontrar un piso en mi situación es una auténtica odisea. No hay vivienda social y los precios de alquiler en Coruña son exorbitantes, así que no me quedó otra opción que alquilar una habitación en un piso compartido". Incluso esto resultó ser un desafío. Manuel considera que tiene "suerte" de haber encontrado un lugar, aunque se ha resignado a compartir su espacio residencial con un desconocido a esta edad.

"Gracias a la asociación Poten100mos, que me ha ayudado a reconstruir mi vida, conseguí una habitación en agosto. Ahora que tengo un techo sobre mi cabeza, solo me queda preocuparme por encontrar trabajo". Cada mes, paga 200 euros por su habitación, provenientes de los 480 euros que recibe como ayuda del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) para desempleados mayores de 52 años. "Para la comida y los medicamentos, cuento con la ayuda de la cocina económica, a la que estoy muy agradecido", nos cuenta. El resto de sus pertenencias lo guarda en un trastero por el que paga 90 euros al mes.

Esta lucha por la vivienda es un problema compartido por muchas personas que, a pesar de haber cotizado durante años, se encuentran en situación de pobreza debido a las crisis económicas y a las dificultades para encontrar empleo y vivienda. La asociación Poten100mos de A Coruña está muy al tanto de esta realidad y lleva años promoviendo el alquiler solidario para mejorar la calidad de vida de personas y familias necesitadas.

Buscan propietarios de viviendas vacías dispuestos a reducir el precio del alquiler. Según Cristina de la Puente, directora de proyectos de la asociación, "es mejor percibir un poco menos de dinero al mes, pero asegurarte de que tu piso está siendo cuidado y, al mismo tiempo, ayudar a una familia o personas en situación de pobreza que lo necesitan y lo cuidarán".

En el último año, la demanda de viviendas ha aumentado significativamente. Según Cristina, unas 140 personas o familias han sido derivadas a la asociación desde los servicios sociales en busca de alquileres solidarios. Sin embargo, lamenta que solo hayan logrado proporcionar una solución habitacional al 20% de ellos. "En A Coruña hay más de 20,000 viviendas vacías", señala. "Nos gustaría que las autoridades, desde el ámbito local hasta el nacional, tomen medidas urgentes para abordar esta crisis habitacional".