Canarias lidera la vigilancia del océano como sumidero de carbono en España

Hasta tres de los cinco observatorios del país dedicados al estudio del balance de emisiones se encuentran en las Islas

El proyecto CanOA de la ULPGC y el Observatorio de Izaña son reconocidos por Europa por la calidad de sus datos

El buque donde el equipo de CanOA instala el equipamiento para la recogida automática de datos.

El buque donde el equipo de CanOA instala el equipamiento para la recogida automática de datos. / Cedida

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Canarias lidera la vigilancia del océano como sumidero de carbono en España. En concreto, el Archipiélago es responsable de la vigilancia del comportamiento y las relaciones del mar con las emisiones de gases de efecto invernadero debidas al cambio climático en todo el país para el Sistema integrado de observación del carbono (ICOS). Una información que, en un futuro, dará pie a la elaboración de mapas sobre cómo se mueve el dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero por el planeta.

Lo hace a través del proyecto CanOA, que surge de la colaboración del grupo Quima de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y Loro Parque Fundación, y la Estación Europea de Series Temporales Oceánicas (ESTOC), de la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan), respectivamente. Pero no es lo único en lo que destaca Canarias. El Archipiélago también tiene juega un papel clave en la vigilancia directa de las emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera desde el Observatorio de Izaña, ubicado en Tenerife y dependiente de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Las estaciones canarias integran –junto a otras dos repartidas por el resto España– la Red Europea de Observación del Dióxido de Carbono (ICOS ERIC) desde finales de 2022. "Con esta información se pretende dar cuenta del balance de carbono mundial (global carbon budget) para así saber cómo se está comportando la atmósfera, el océano y los ecosistemas con respecto a nuestras emisiones de CO2", explica el químico Melchor González, uno de los responsables del proyecto CanOA, que surge dentro de Grupo Quima de la ULPGC. Como explica, el océano es uno de los sumideros de carbono más importantes del planeta, dado que hasta el 26% del CO2 atmosférico acaba atrapado bajo el mar. Sin embargo, "hay una variabilidad enorme dependiendo del lugar del mundo en el que te encuentres".

De esta incertidumbre surge la red ICOS, que busca arrojar luz sobre cómo afectan las emisiones de carbono al planeta con estaciones de medición ubicadas por toda Europa que miden los ecosistemas, los mares y la atmósfera. "La idea de la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés) es que en un futuro todos estos datos se puedan integrar con los de Estados Unidos, China, Japón y Australia para obtener un mapa casi en tiempo real de cómo evoluciona el contenido de CO2", revela González.

El mar 'atrapa' el 26% del dióxido de carbono atmosférico

Recientemente, Europa ha dado un espaldarazo a Canarias al acreditar la calidad de las medidas tomadas tanto en el proyecto CaNOA como en el Observatorio de Izaña. Así ambas estaciones han obtenido la denominada Clase 2 dentro de los índices de calidad de esta red europea. "Hemos sido las estaciones que más rápido han conseguido este reconocimiento", explica el investigador, que destaca que ambas han logrado este hito en apenas seis meses, "cuando lo normal es tardar almenos un año". Lo que revela dicha Clase 2 es que las variables medidas en ambos casos superan los estándares de calidad para la investigación.

La ESTOC, por su parte, se encuentra aún en la primera fase de evaluación tras ser aceptada dentro de la red. "La ESTOC tardó un poco más en integrarse dentro de la red, si CanOA e Izaña lo lograron a finales de 2022, esta lo ha hecho durante el presente año 2023", revela González, que afirma que tendrá que pasar un tiempo hasta que también logre este reconocimiento.

Las estaciones del proyecto CanOA, del grupo Quima, y el Centro de Investigaciones Atmosféricas de Izaña, han demostrado ser solventes y sólidas para estos estudios internacionales. "Han corroborado que nuestro equipo tiene capacidad para ser una estación ICOS certificada", explica Melchor González, uno de los responsables de este proyecto dentro de Grupo Quima. Hasta ahora ambas estaciones han logrado la "clase 2". "Podemos llegar a tener la de clase 1, pero para ello necesitamos medir más parámetros; estamos en ello", resalta el investigador.

CanOA toma datos de temperatura, dióxido de carbono y salinidad del mar

Hasta ahora su red de observación marina, que toma datos desde Canarias a Barcelona, mide dióxido de carbono, temperatura y salinidad del mar. "Nos falta integrar el oxígeno y la alcalinidad y podremos alcanzar la clase 1", explica el investigador. En concreto CanOA tiene el objetivo de estudiar el proceso de acidificación oceánica instalando el equipamiento científico en barcos convencionales portacontenedores para la recogida automática de datos. En concreto, el buque Jona Sophie de la empresa Reederei Stefan Patjens y gestionada en España por Nisa Maritima. "En dos semanas el barco hace un trayecto de ida y otro de vuelta, cuando llega a Canarias nosotros hacemos las revisiones pertinentes", explica.

El establecimiento de esta red supone un avance importante para Canarias en el marco de la generación de conocimiento y la transferencia del mismo sobre el impacto del cambio climático en nuestra región. Además, ayuda a entender las condiciones del océano para poder desarrollar nuevos sistemas y sectores, como por ejemplo el de la Economía Azul.

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