Fervor espacial en los 'coles' de Canarias

La empresa TeideSat lleva un taller de lanzamiento de cohetes a los centros escolares de todo el Archipiélago, en una actividad organizada por la Semana de la Ciencia

Tres niñas observan con entusiasmo el despegue del cohete de Teidesat.

Tres niñas observan con entusiasmo el despegue del cohete de Teidesat. / María Pisaca

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Las Semanas de la Ciencia, organizada por la Consejería de Universidades, traslada a todos los centros escolares del Archipiélago actividades para difundir el amor por la investigación. En el CEIP César Manrique, en Puerto de la Cruz, los alumnos de cuarto de Primaria disfrutan de una mañana distinta aprendiendo los secretos del cosmos y experimentando en sus carnes el entusiasmo por la exploración espacial. 

El asombro por el cosmos no pasa de moda. Generación tras generación, la aplicación del conocimiento científico en la búsqueda de respuestas más allá de nuestro planeta ha logrado suscitar un primitivo entusiasmo colectivo que siempre da pie a la misma estampa: un grupo de personas se abraza entre vítores y saltos de alegría. Y ese poder intrínseco de la ciencia es capaz de cautivar tanto a los integrantes de una sala de control de la NASA que acaban de observar cómo una misión ha partido exitosamente al espacio, hasta a una treintena de niños en el patio de un pequeño colegio de Tenerife que han visto, por primera vez, un cohete despegar hacia el cielo. 

Para los escolares de cuarto de primaria del CEIP César Manrique, ubicado en Puerto de la Cruz, ayer fue uno de esos días donde la ciencia les ha regalado un momento que recordarán el resto de sus vidas. Desde primera hora se olían que sería un día distinto. No en vano, al colocarse en su aula habitual dispuestos a repasar y aprender nuevas fórmulas matemáticas, a quien encontraron no fue a su profesora, sino al canario Joshua Barrios, coordinador del proyecto TeideSat, que en las Semanas de la Ciencia de Canarias,  se está encargando de inculcar a todos los centros escolares de las Islas el fervor por la exploración espacial. 

Un niño ayuda a Josuha Barrios a colocar el 'cohete' en la plataforma de despegue.

Un niño ayuda a Josuha Barrios a colocar el 'cohete' en la plataforma de despegue. / María Pisaca

La iniciativa que lidera Barrios nació en 2017 con el objetivo de diseñar, construir, volar y operar el primer nanosatélite diseñado con estudiantes universitarios. Sin embargo, con el paso del tiempo y la experiencia, su labor se ha extendido hasta la divulgación, donde trata, a través de vistosos experimentos, inspirar a las pequeñas grandes mentes del futuro el mismo amor que él siente por el cosmos.

De ahí que en la Semana de la Ciencia de Canarias, Barrios se haya propuesto mostrar las cualidades físicas del cosmos con juegos, talleres y mucha experimentación en vivo también en las aulas de todo el Archipiélago. 

Con la energía y el entusiasmo que caracteriza a Barrios, comienza a enganchar a los pequeños entre asombrosas fotografías del espacio exterior y cautivadoras curiosidades sobre la exploración espacial. Tras una hora de charla los niños ya se han bregado en el origen de la luna, las misiones Apolo, videos sobre galaxias y a alguna de las leyes de la Física que rigen el universo. Alguna es incluso, algo más difícil de entender –como la tercera Ley de Newton– pero los pequeños no dejan de atender. "Es muy interesante todo lo que nos ha explica", asegura el pequeño Pablo, que afirma haberse quedado obnubilado con unas fotografías de galaxias. "No es que no me la esperaba así, pero me ha parecido increíble", replica.

En el apogeo del coloquio, el aula se convierte en una nave improvisada para mostrar lo que ocurriría si la gravedad cero hiciera estragos en el aparato. Así, mientras unos sufren las consecuencias  de estar fuera de la Tierra –algo que demuestran a través de una cuidada performance en el que no faltan gritos de auxilio y golpes en las mesas–; otros compañeros tratan de comunicarse con ellos a través de walkie-talkie tal  y como lo harían los científicos de la NASA para hablar desde tierra con la estación espacial si ocurriera algún imprevisto.

"Esto es mucho más difícil que mandar un audio de WhatsApp", aprecia la pizpireta Carla, que comprueba con cierto asombro que ese artefacto "se escucha muy mal". Por supuesto, nada que ver con el móvil de su madre, con el que su incansable berborrea no sufre tantos cortes de conexión. 

Los escolares durante la charla del coordinador de Teidesat.

Los escolares durante la charla del coordinador de Teidesat. / María Pisaca

A sus nueve años, Carla ya es una apasionada de la ciencia. "Me parece muy interesante", afirma la pequeña. Y ya le puede gustar porque, pese a su corta edad, ya tiene muy claro lo que quiere ser de mayor. "Voy a ser médico de niños y voy a tener que aprender mucho sobre ciencia", augura. 

Barrios aún guarda una sorpresa para los pequeños. "¿Alguien quiere lanzar un cohete?", pregunta ante el fascinado rostro de los estudiantes. Un efusivo "yo" colectivo resuena entre las paredes del aula y se escapa hasta inundar los pasillos del centro escolar. 

Los niños acuden a la llamada en una fila que pronto se desperdiga entre risas y juegos. Cuando llegan al patio del CEIP César Manrique les esperan tres cohetes hechos con botellas de plástico recicladas de diferentes tamaños. Conectado a su "plataforma" se encuentra un inflador y de su cola pende una cuerda que lo liberará hacia el cielo cuando esté lleno de gas. Dos pequeñas serán las encargadas de llenar de gas el cohete, al que además, han llenado de agua –que hace las veces de "gasolina" – para que la propulsión sea mayor. Otro niño se coloca al final de la cuerda para liberar el cohete después de que todos los pequeños participantes hagan una cuenta atrás en inglés. "Como lo hacen los científicos", insiste Barrios.  

"¡Five...four...three...two...one!". El clamor de los pequeños inunda el patio del colegio y el cohete sale disparado hacia el cielo. Los niños empiezan a aplaudir, a reír y a abrazarse sin control en una muestra del excitante poder que emana de la ciencia.

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