El Teide amanece con una fina capa de aguanieve pese al calor

Tenerife ha pasado de marcar el lunes la máxima temperatura nacional en Adeje a registrar una nueva caída de nieve este año

El Teide amanece con una fina capa de aguanieve pese al calor

El Teide amanece con una fina capa de aguanieve pese al calor / LP/DLP

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Mientras Canarias sufre un nuevo –y extraordinario– episodio de altas temperaturas que ha situado los termómetros por encima de los 30 grados en pleno noviembre, el Teide lucha por adentrarse en el invierno. El enclave más alto de Tenerife ha amanecido, bajo el asombro de los canarios, con una ligera capa de aguanieve en la punta. Un sombrero helado que contrasta con las temperaturas primaverales que llevan una semana registrándose en costas y medianías de todas las Islas.

«Desde el ocho de noviembre Canarias ha venido registrando temperaturas máximas entre cuatro y cinco grados por encima de lo habitual», asegura el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Canarias. De hecho, ha habido días (como el 15 de noviembre) en los que los termómetros han llegado a marcar ocho grados de diferencia en todo el Archipiélago con respecto a un otoño normal.

En el día de ayer la diferencia fue, si puede, aún más marcada. Mientras que durante la jornada del lunes se marcaba la máxima temperatura de España en Adeje, con 32,2 grados, durante la madrugada se registró una ligera nevada en la cima del Parque Nacional del Teide. Un evento que se ha producido incluso cuando en muchas de las estaciones cercanas –como la de Izaña o la de las Cañadas– los termómetros no bajaron de los siete grados durante la noche.

Según Suárez esta capa de hielo se ha generado gracias a «una banda de nubes medias y altas de origen subtropical que ha pasado por Tenerife y La Gomera y que, en cotas altas, ha dejado algo de precipitación». En concreto, durante la madrugada y esta mañana se han llegado a registrar unos 3 litros en el parador y otros 5 litros en Izaña por lo que «probablemente lo del pico sea aguanieve, ya que en esas cotas la temperatura es inferior», tal y como revela Suárez.

La imagen que siempre enamora a los locales y foráneos –pese haber sido bastante escasa– ha venido acompañada de cielos nubosos que han permitido mitigar, aunque no eliminar el calor otoñal. De hecho, este martes buena parte de los municipios han estado cerca o superado los 30 grados. Frontera, en El Hierro, ha marcado la máxima de la jornada con una temperatura máxima de 31,4 grados; seguida de Puerto de la Cruz, donde se han alcanzado los 31,1 grados. El calor también ha estado presente en la vertiente sur de la isla, donde se han alcanzado los 30,5 grados en Adeje o 29,3 en Güímar.

La de ayer también fue una jornada especialmente ventosa, especialmente en la provincia occidental, con rachas que han llegado a superar los 90 kilómetros por hora en algunos puntos del Archipiélago. Ejemplo de ello son los 94 kilómetros por hora registrados en Frontera (El Hierro) o los 88 kilómetros de Arure (La Gomera).

La irrisoria nevada contrasta con el intenso calor que está viviendo el Archipiélago debido a un «episodio muy persistente» en el que un anticiclón se encuentra posado sobre el suroeste de Europa, bloqueando las borrascas que se encuentran al norte de Europa. «Es una situación anómala», afirma Suárez.

En los últimos 30 años (entre 1991 y 2020) lo más habitual en esta época del año es que «el sistema de altas presiones se sitúe al norte de Europa», más cerca de Rusia, lo que facilita que «a nuestra región lleguen depresiones aisladas en niveles altos (Danas) y lluvias», explica el delegado de la Aemet. Sin embargo, este año su errático comportamiento está generando una marcada «desviación de varias unidades hacia el sur».

Los científicos ya no tienen dudas. Este tipo de episodios tienen un responsable directo: el cambio climático. Una crisis que, además, este año se alimenta del fenómeno de El Niño –un evento natural que tiende a calentar el planeta– que ha ganado fuerza en el océano Pacífico desde junio. «Desde entonces la circulación general atmosférica es anómala», resalta Suárez.

La huella del cambio climático

De hecho, no solo es lo único en lo que El Niño y el cambio climático están dejando su huella este año. El pasado 17 de noviembre las temperaturas del planeta se situaron dos grados por encima del periodo preindustrial. Y aunque el dato tan solo refleja una anomalía diaria –y no una tendencia marcada en el tiempo–, los científicos tienen claro de que esta consecución de récords de temperatura ponen de manifiesto que el cambio climático «se ha adelantado a las previsiones».

«Es evidente que el clima está empezando a comportarse tal y como apuntaban los modelos más pesimistas, dando lugar a que día tras día estemos viendo como se baten continuos récords como los de temperatura», afirma el geógrafo de la Cátedra de Riesgos de Desastres y Ciudades Resilientes de la Universidad de La Laguna (ULL), Abel López. Como incide el investigador en clima, estos cambios suponen «un hecho realmente peligroso de cara a la sostenibilidad del sistema atmosférico».

De ahí que el científico llame a la reflexión de las adminsitraciones públicas en un año tan extraordinario como lo está siendo el 2023. «Tan solo nos queda apelar a la conciencia política y urgencia en la medida de acciones sino los efectos pueden ser realmente trágicos en sectores altamente vulnerables como las islas Canarias», insiste.

Canarias seguirá marcando temperaturas muy por encima de lo esperable hasta final de semana. «Esperamos que el fin de semana pueda entrar una DANA debilitada que deje precipitaciones en los nortes«, adelanta Suárez. Sin embargo, el calor no abandonará del todo las Islas. «En las próximas tres semanas aún vemos una ligera anomalía cálida», resume el delegado de la Aemet que, a un mes de acabar el año ya augura que «este 2023 estará entre los años más cálidos de la serie», junto a 2016 y 2017. Dos años en los que el planeta también sufrió los efectos de El Niño.

Por el momento, queda Niño para rato. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), hay un 90% de posibilidades de que este fenómeno natural siga presente en las aguas del Pacífico hasta, al menos, abril. «Luego hay mucha incertidumbre, pero se espera un debilitamiento gradual a lo largo de 2024, ya que este fenómeno no suele durar más de 9 meses», explica Suárez.