Contracrónica de la COP28

La cumbre del clima desde dentro: un desfile a 30 grados en la alfombra azul de Dubái

Manifestación en Zaragoza ante la celebración de la Cumbre del Clima en Dubái.

Manifestación en Zaragoza ante la celebración de la Cumbre del Clima en Dubái. / JAVIER BELVER / EFE

Valentina Raffio

Las conversaciones más importantes del último lustro sobre cómo frenar el avance de la crisis climática están teniendo lugar en un monumental recinto de alfombras azuláceas. Se calcula que este año más de 100.000 personas pisarán las coloridas tapicerías de la cumbre del clima de Dubái, la ciudad del petróleo ahora reconvertida en epicentro de la esperanza climática. Según explican los más veteranos, nunca había habido tantas personas interesadas en asistir a un evento de este tipo. Pero este año, ya sea por el atractivo del lugar o por la importancia de las negociaciones, Dubái ha conseguido arrastrar a miles de políticos, diplomáticos, científicos, activistas, periodistas y curiosos en general hasta la alfombra azul donde se está decidiendo el futuro del planeta.

La cumbre ha arrancado este viernes su semana decisiva. Y quizás por eso, en los pasillos de Dubái se notaba un fervor especial. A lo largo de la jornada se han sucedido cientos, sino miles, de eventos, comparecencias y manifestaciones repartidas en las casi 500 hectáreas donde se desarrolla la cumbre. Los jóvenes de la plataforma 'Fridays for future' han protagonizado una concentración a favor de la justicia climática. Tres activistas disfrazados de ballena (o manatí, según a quién se pregunte) pidieron más medidas para salvar los océanos. Mientras, un grupo de científicos, empresarios y ecologistas ha presentado una carta firmada por más de 1.000 líderes reclamando un acuerdo ambicioso. Y poco después, representantes de la Unión Europea han comparecido para reivindicar un pacto claro contra los combustibles fósiles.

Una cuenta de Instagram (@cop28streetstyle) retrata "los mejores looks" de la alfombra azul de Dubái

El vaivén de acontecimientos ha acabado convirtiendo los pasillos de la cumbre del clima en un verdadero desfile. Y no solo por la dinámica intrínseca de desplazarse de un sitio a otro, sino también por los distinguidos atuendos que lucían muchos de los asistentes. No en vano este año hay alguien que ha creado una cuenta de Instagram (@cop28streetstyle) para retratar "los mejores looks" de la alfombra azul de Dubái. También hay quien, entre risas, comenta que con tantas cámaras apuntando a todos y cada uno de los rincones de la cumbre más vale estar siempre preparados para salir bien en un robado. No vaya a ser que una mala foto estropee la imagen de una cumbre que, al menos hasta ahora, se plantea como algo histórico.   

Metáfora visual

El recinto que acoge la cumbre es más que gigantesco. De una punta a la otra, de hecho, hay más de veinte minutos andando (o treinta, si añadimos la demora de equivocarse de camino o directamente perderse). Gran parte de este recorrido solo puede realizarse por exteriores por lo que, valga la justicia poética, los asistentes a la cumbre del clima de este año deben acostumbrarse a caminar bajo altas temperaturas y un sol abrasador que agotaría a cualquiera. Cientos de países, incluida España, disponen de un pabellón para exponer sus logros, metas y debates en materia ambiental. Y como ocurre con todo en esta vida, estos espacios reflejan muchas más historias de las que albergan. 

Este viernes a mediodía, por ejemplo, cuando el aire rozaba los treinta grados centígrados, la caseta del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) se convirtió en un verdadero horno. Quizás por eso el único representante de este expositor acabó desparramándose en una silla mientras se abanicaba con un folleto en el que se alertaba del impacto de un calentamiento global extremo. Mientras, como si de una metáfora visual se tratara, decenas de asistentes pasaban al lado de la escena sin percatarse del estado del científico ya que, en ese momento, su prioridad era llegar al pabellón de un país que, aunque ande justo de políticas climáticas, ofrecía café y galletas gratis a quienes se acercaran a visitarles.

Expectativas altas

Todo lo que ocurrirá en los próximos días en la alfombra azul de Dubái será clave de cara al acuerdo final de esta cumbre. Las expectativas, por el momento, siguen siendo altas. Se espera que este encuentro se cierre con un "acuerdo histórico" para mantener la temperatura global por debajo de los 1,5 grados y esquivar así la catástrofe climática. Todo apunta, además, que por primera vez en la historia de las cumbres se pondrá por escrito la necesidad de eliminar (o reducir drásticamente) el uso de los combustibles fósiles que han desencadenado esta crisis global. Los negociadores tienen hasta el martes que viene, día 12 de diciembre, para conseguir un texto que sea aprobado por consenso por todos los miembros de Naciones Unidas.

"La lucha contra la crisis climática es una cuestión de vida o muerte"

Vanesa Nakate

— Activista

"La ciencia es muy clara sobre qué nos depara el futuro si no actuamos de forma inmediata. Si queremos esquivar la catástrofe climática, las emisiones deben alcanzar su pico como máximo en 2025 y después caer prácticamente a cero en la próxima década. Por eso mismo, el acuerdo de esta cumbre debe ser ambicioso y marcar un precedente histórico", explica Johan Rockström, director del Potsdam Institute for Climate Research. "La lucha contra la crisis climática es una cuestión de vida o muerte. Este es el momento de tomar decisiones valientes que aseguren el legado de las generaciones venideras. Cualquier acuerdo que no sea histórico será totalmente descorazonador y pondrá en duda la utilidad de las cumbres", advierte la activista climática ⁠Vanesa Nakate desde las alfombras azules de Dubái.