Educación | Loida González Montenegro Premio Educa Abanca a la Mejor Docente 2023 de Educación Infantil

Loida González: «Me centro mucho en educar no sólo con vocación sino con corazón»

La profesora y directora del CEIP Lajares en Fuerteventura, ha recibido el Premio Educa Abanca a la Mejor Docente de España 2023 en Educación Infantil

La profesora Loida González en el aula.

La profesora Loida González en el aula. / LP/DLP

María Jesús Hernández

María Jesús Hernández

Loida González (Gáldar, 1980), profesora y directora del CEIP Lajares en Fuerteventura, ha recibido el Premio Educa Abanca a la Mejor Docente de España 2023 en Educación Infantil, reconocimiento que acoge como una inyección de energía para seguir contribuyendo a innovar el sistema educativo. Aunque reconoce que no son buenos tiempos para la docencia, ha logrado convertir su aula en un espacio mágico para el aprendizaje.

Mejor Docente 2023 de Educación Infantil. ¿Cómo valora este reconocimiento?

Para mí ha sido una gran sorpresa y, sobre todo, una gran alegría. Me siento súper acogida y valorada, que es lo importante, porque los profesores hacemos muchas horas de trabajo, diseñando actividades, plastificando, disfrazándome incluso en el aula y, sobre todo, buscando cómo llegar a cada alumno o alumna, porque cada niño o niña es diferente, e intento llegar hasta ellos para ayudarles a aprender de una forma que el contenido se les quede a largo plazo. En definitiva, me centro mucho en educar no solo con vocación sino con corazón. Y este premio es como si me entrara de nuevo oxígeno puro en los pulmones y me dijera que todo el esfuerzo al final se ve, se refleja. A este premio no te puedes nominar tu, ni un compañero al que le caigas bien, son las familias y los niños los que te nominan y ellos han valorado todo ese trabajo.

Llevaba seis ediciones como finalista entre los diez primeros puestos entre el profesorado de toda España. ¿Cuál es el secreto para mantenerse en lo más alto en calidad educativa?

Pues lo que me dicen las familias, y es con lo que me quedo realmente, es mi forma de dar las clases, que no es simplemente aplicar un currículum y ya está, sino que intento centrarme en las necesidades que tenga cada niño, cada niña y cómo van consiguiendo avanzar en su aprendizaje. Por ejemplo, aplico en clase herramientas como disfrazarme para hacer una situación de aprendizaje, si tengo que dar un número matemático de repente aparezco de detective, o me disfrazo de un personaje de un cuento. También aplico mucho, porque les encanta, la plástica, el arte, ya que el hecho de que los niños sean creativos, al final está demostrado que son personas más resolutivas el día de mañana, no se ofuscan ante un problema o se frustran si no encuentran una solución a la primera, sino que van buscando otras vías para llegar a esa solución, y todo eso es gracias a la creatividad también.

Es autora de una metodología docente denominada ‘Cambios radicales en las aulas’, de la que ha editado un libro. ¿En qué consiste?

En sacar el máximo provecho del aula, que parezca una segunda casa, de forma que los niños se sientan cómodos para explorar, para aprender, que no tengan miedo a equivocarse, que se sienten seguros y queridos, y eso no lo consigues con cuatro paredes blancas. Enseño a los profes a planificar una temática. Por ejemplo, yo tengo este año con Infantil de tres, los animales salvajes de África que están en peligro de extinción, entonces toda mi temática va en función a eso, con una gama de colores, con una distribución del aula concreta y eso me ayuda a aplicar mi programación de una forma más motivadora. Cada año transformo el aula y los niños cuando llegan el 8 o el 9 de septiembre ya se encuentran con un espacio mágico al que entrar. Tiene que ser un espacio bonito y acogedor.

¿Siempre tuvo claro que quería dedicarse a la enseñanza?

Pues si, sobre todo porque vengo de padre y madre docentes. Mi madre es maestra de Educación Especial, mi padre de Formación Profesional, de tecnología, mi hermana pequeña de Educación Física, y yo salí por Infantil y Primaria. Tuve una muy buena infancia en el sentido de que mi madre me supo enseñar mucho, al ser de Educación Especial yo me gozaba muchas actividades con ella, todo lo que aprendí de ella lo aplico y estoy súper orgullosa de la profesión que elegí, para mí es una de las más importantes del mundo.

Sin embargo son muchos los que se quejan de que se ha perdido el respeto a la figura del docente, que no se valora lo suficiente. ¿Comparte este sentir?

Si, de hecho pienso que hay que estar loco para ser docente hoy en día. La figura se ha ido desvalorizando, cualquier persona se cree con derecho de opinar. Hemos tenido circunstancias en las que un padre o una madre te dice pues yo no quiero que sientes a mi hijo o a mi hija en este grupo, la editorial del libro que tienes no me gusta, es que el profe le tiene manía a mi hijo... Es como que la opinión del profesor ha ido perdiendo importancia a nivel de sociedad, y encima está el hecho de que cada vez que cambia el sistema político, cambia la ley educativa y todos los currículos de los centros cambian. Es un compendio de todo y la profesión está muy quemada. Necesitamos por parte de las instituciones más apoyo, pero sobre todo más medios y recursos para abarcar toda la diversidad que hay en el aula.

¿Cuáles son las debilidades del sistema educativo actual?

Hablamos de ratios muy elevadas, me gustaría que se pusieran de acuerdo para bajarlas. Ya sabemos que cada vez nacen menos niños, pues en vez de cerrar centros deberían apostar por mantenerlos abiertos y meter más docentes en las aulas. Por ejemplo, hay un proyecto precioso en Canarias que se llama Programa esTEla, se aplica en los cursos en los que cambian de ciclo, y es docencia compartida, hay dos profesores con la misma carga lectiva, con la misma responsabilidad, a cargo del grupo, y eso se podría hacer no solo con esos tres cursos, sino a nivel general. Sería muy interesante que en las áreas de lengua y de matemáticas ese refuerzo de la pareja pedagógica estuviera dentro del aula. Una bajada considerable de ratios en ese sentido mejoraría infinitamente la calidad educativa porque tenemos más tiempo para cada alumno y para cada alumna, además de evitar recortes en educación.

En enero se reunión con el consejero de Educación, Poli Suárez, ¿qué necesidades le transmitió?

Le comenté una cosita en la que a veces no se cae, y es que ahora se está construyendo en los centros, aulas nuevas con los metros cuadrados mínimos que se pueden aplicar por ley pero, a su vez, le están introduciendo la ratio máxima aplicada por ley. ¿Qué ocurre?, que como docente no tengo espacios para crear zonas de investigación con unas tabletas u ordenadores, no tengo zonas donde puedan exponer sus ideas encima de una tarima, y nos vemos muy limitados en cuanto a espacios y recursos.

Hemos hablado de debilidades pero, ¿cuáles cree que son las fortalezas del sistema educativo en Canarias?

Pues tengo que decir que estoy muy orgullosa de cómo se ha ido desarrollando nuestro currículum en Canarias, a diferencia de otras comunidades, algo que hablamos en la gala de los premios con mis compañeros. Nosotros tenemos, por ejemplo, la asignatura Emocrea en primaria, que es maravillosa para trabajar las emociones y la creatividad, y ahí es donde los docentes empleamos mucho tiempo para la resolución de conflictos, para el estado emocional de nuestro alumnado, que sepan expresarse. Y antes hablaba del Programa esTEla, que es maravilloso y ojalá que dure muchos años porque se ha visto la mejoría y la implicación del alumnado con los docentes cuando hay dos personas dentro del aula, se pueden hacer muchísimas más actividades.

¿Existe una asignatura pendiente en educación infantil?

Dotar a los centros de más recursos. Yo, además de directora, soy tutora en Infantil de tres años y me hacen falta recursos en el aula y claro, al final el material sale del bolsillo de las familias y de los propios docentes, porque antes de que no lo tengan, y todo el que sea maestro sabe que es verdad, cojo de mi sueldo y lo compro.

¿Cómo valora la relación de las familias con la escuela?

Todo es mejorable. Lo importante es que perdamos el miedo a que las familias formen parte del centro, aunque una cosa es formar parte del centro, colaborar y participar, y otra es el intrusismo que nos estamos gozando año tras año. Por ejemplo, han llegado al centro a pedir el currículum de un docente, sin valorar que nos hemos sacado unas oposiciones. Hay que mantener el equilibrio, pero no es nada fácil, cada vez lo tenemos más complicado. Yo he tenido la suerte de que, en general, las familias me han tratado muy bien, pero también he tenido episodios en los que te menosprecian. Cuando vienen a los centros a decir este libro no lo quiero, este profe no me gusta, y machacan y machacan, hacen que el docente se queme porque no se siente valorado. Al final, se quejan de que el profe no hace actividades, cuando a lo mejor no paran de criticar las que hace, o no tiene los recursos que necesita y ya no puede poner más de su bolsillo, y eso la gente no lo sabe.

¿Considera positivo mantener los informes PISA como semáforo del sistema educativo?

Yo los matizaría y mucho. No es lo mismo las características del alumnado que tengo en mi centro, que la mayoría es extranjero, que las de un colegio en Teror o Gáldar, porque ellos apenas tendrán extranjeros. Yo me veo con alumnado que su lengua materna es el francés, el italiano, el belga e incluso polaco. Es muy difícil enseñar lengua o matemáticas a un alumno que te viene de otro país en tercero de primaria sin saber español. Por tanto, no puedes meter un informe, una evaluación igual para todos, con las mismas preguntas. Incluso, con las evaluaciones externas que nos piden a los centros, a veces meten preguntas de unidades que faltan por dar, y si no lo he trabajado cómo te van a contestar. Así que todo es mejorable, y una propuesta que hago es que escuchen también a los docentes para hacer esas pruebas, y que se tenga en cuenta el tipo de alumnado que tiene cada centro, porque somos todos muy diferentes.

¿Está de acuerdo con la prohibición del uso de los móviles en colegios e institutos, cómo cree que se puede incorporar la tecnología al aula con garantías?

Es un arma de doble filo y yo delegaría en este caso en los docentes el uso del material de nuevas tecnologías que se pueda usar en el aula. Quien quiera que su hijo o su hija tenga un móvil porque se van solos a casa, lo respeto, pero tiene que estar en un cajón en el aula apagado hasta que terminen las clases, y una vez salen del centro lo puedan encender y hablar con su familia. Hasta ahí de acuerdo, pero claro, es importante que los docentes enseñemos al alumnado a utilizar correctamente toda esta tecnología. Ellos no saben el poder que tienen en la mano, con internet tienen acceso absolutamente a todo, y es nuestra responsabilidad, por ejemplo, hacerles ver que ese poder que tienen en la mano lo tienen que utilizar para bien. Ellos ahora mismo si quieren tienen acceso a la Biblioteca de Alejandría, y es importante que valoren eso, que vean todo lo positivo y el potencial que nos puede ofrecer la tecnología, y aparte, enseñarles a utilizarlo con cuidado y sepan que también hay consecuencias si lo usamos mal. Si prohibimos no se educa y creamos el efecto contrario. Pero, si desde el principio enseñamos cómo se pueden utilizar estas herramientas en el día a día, estoy segura, que con el tiempo serán adultos que sepan tramitar todo esto y gestionarlo emocionalmente de una forma correcta y ellos sabrán también en el futuro educar y enseñar a sus hijos de esa manera.