El deficiente encaje del Oceanográfico en el CSIC complica la gestión del centro científico

El Tribunal de Cuentas tira de las orejas al Consejo por no haber organizado de integración a largo plazo

Canarias capea el temporal gracias a la contratación de personal, pero los problemas en el resto de centros amenaza con afectar a la ciencia isleña

El buque oceanográfico del IEO, Ángeles Alvariño, atracado en el muelle de Santa Cruz de Tenerife

El buque oceanográfico del IEO, Ángeles Alvariño, atracado en el muelle de Santa Cruz de Tenerife / Carsten W. Lauritsen

Verónica Pavés

Verónica Pavés

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) integró en 2021 al Instituto Español de Oceanografía (IEO) en su estructura para rescatar a este organismo público de investigación de un inminente colapso. Casi tres años después de aquel movimiento desesperado por mantener a flote la ciencia marina española, el IEO –y otros organismos que fueron absorbidos en la misma operación– la falta de una planificación para encajarlo en la estructura del CSIC está complicando la gestión interna de los nueve centros oceanográficos del IEO que se reparten por toda España, incluida Canarias. 

Así se ha podido conocer después de que el Tribunal de Cuentas haya destapado que en los últimos años el CSIC ha integrado estos organismos públicos de investigación en su estructura sin planificar la forma en la que lo haría, por lo tanto, el proceso "no ha culminado". Es decir, pese a establecer el 1 de abril de 2021 una guía de cómo sería la integración a corto plazo, el CSIC nunca previó "hitos, acciones concretas, plazos, órganos o unidades ejecutoras, resultados esperados ni instrumentos de co-gobernanza" que pudieran garantizar la incorporación real de estos centros a la estructura del CSIC. 

Las cosas han mejorado desde 2021 para los centros que conforman el IEO, pero quedan flecos sueltos que, a día de hoy, no se han resuelto y que lastran el buen funcionamiento del antaño organismo de investigación. Según fuentes internas del IEO, tras proceder a dicha integración en abril de 2021, el CSIC decidió traspasar la gestión administrativa desde la sede central en Madrid a los propios centros oceanográficos (nueve repartidos por todo el litoral español) de forma que estas tareas, entre las que se incluye la contratación de personal o la gestión de proyectos, quedaran en manos de los directores y gerentes de los centros. Esto se hizo "de un día para otro" y sin dotar a los centros de más personal, sin formación específica ni planificación.

Esta deficiente situación se mantiene, tres años después de aquella operación in extremis, sin apenas cambios. Una circunstancia que ha generado un deterioro progresivo de algunos centros. Y es que, al menos desde el CSIC, no se ha puesto solución a los problemas que ya arrastraban estos centros, con lo que el tiempo no ha hecho más que agravarlos. Es el caso del centro ubicado en Cádiz que adolece de espacio suficiente para sus trabajadores o los de Baleares y Murcia, donde no se han contratado nuevos profesionales administrativos para hacer frente a las nuevas tareas y responsabilidades. En Vigo, el deterioro de la planta de cultivo ha obligado a cerrar por completo esta infraestructura científica.

El Informe de Fiscalización del proceso de integración del IEO y el INIA en el CSIC, desde el 1 de abril de 2021 hasta el 30 de junio de 2022, elaborado por el Tribunal de Cuentas, pone de relieve, además, que las promesas de ahorro con la que se justificó la integracion tampoco se han cumplido. "Se optó por la incorporación con el fin de ahorrar unos 12 millones de euros; sin embargo, los resultados no justifican esta hipótesis", resaltan desde el Tribunal de Cuentas. Una situación que se agrava porque en el momento, además, "no se analizaron otras alternativas a la integración". Tampoco se ha conseguido solventar los retrasos en la rendición de cuentas anuales que arrastraban estos organismos por aquel entonces.

De ahí que el Tribunal de Cuentas recomiende al CSIC a formular, aprobar e implementar un plan de acción "inmediato" para culminar este proceso de integración que, de momento, no ha tenido un efecto tan beneficioso como se había planteado en un primer momento.

Situación favorable en Canarias

En el caso de Canarias la situación "por ahora", es más favorable pues, pese a la deficiente integración del resto de centros, el Archipiélago ha tenido la "suerte" de que se han dado diversas circunstancias que han sido beneficiosas para la investigación marina de las Islas. 

En este sentido, se han cubierto vacantes de personal administrativo que, junto al traspaso de la gestión, han permitido agilizar las contrataciones y dinamizar el centro. Como consecuencia, en estos momentos el centro oceanográfico cuenta con 75 profesionales, es decir, un 87% más que antes de la integración. "Hemos tenido suerte porque teníamos vacantes en nuestra Relación de Puestos de Trabajo", explica una fuente interna del Centro Oceanográfico de Canarias. Además, el centro ha logrado apoyo directo del Gobierno de Canarias que ha permitido la contratación de un técnico dedicado únicamente a la captación de proyectos internacionales. 

Además, la gestión propia de sus fondos ha permitido hacer reparaciones de mantenimiento, acometer reformas que tenía pendientes e invertir en la mejora de la planta de cultivos. 

Amenazas a la investigación

Sin embargo, los problemas de gestión nacional amenazan con tener consecuencias en la investigación de las Islas a largo plazo, dado que la fortaleza de los centros es la coordinación entre todos ellos. "Los retos a los que nos enfrentamos son globales, y es necesario que a todo el IEO le siente bien la integración", argumenta la fuente consultada. 

De hecho, esta situación ya está generando problemas a nivel científico. Por un lado, muchos investigadores se están viendo obligados a gestionar la burocracia de sus proyectos para poder seguir realizando sus estudios, lo que les resta eficacia a la hora de conseguir financiación y –al tratarse de una red colaborativa de centros–, también lastra las posibilidades de que científicos de otros puntos de España puedan trabajar con ellos en red. 

Esta situación ha generado una rápida degradación de algunas instalaciones. La desidia de la Administración científica para echarle mano a infraestructuras ubicadas en centros, como la planta de cultivos de Vigo, o a los buques regionales (Ángeles Alvariño y Ramón Margalef) está causando graves deterioros que pueden poner en riesgo las propias investigaciones. Esta situación, sin embargo, no está teniendo repercusiones, por el momento, en Canarias.

Si bien estos buques oceanográficos fondean en Canarias al menos 4 veces al año (como antes de la integración), también llevan años "sin parar". Para poder sacar adelante todos los proyectos encargados por distintas administraciones, ambos barcos están dando vueltas todo el año por el litoral español, lo que ha acarreado distintos problemas puntuales en la infraestructura que se han ido arreglando con "parches". De ahí que los investigadores pidan más mantenimiento y la compra de un nuevo buque regional para poder hacer frente a estos trabajos. 

Suscríbete para seguir leyendo