La Guardia Civil intensifica sus actuaciones para esclarecer la muerte de José Manuel Santana Trujillo, el hombre de 69 años que fue atropellado la noche del pasado martes en el casco urbano de Casillas del Ángel, en el municipio de Puerto del Rosario.

Las principales pesquisas de los agentes del Instituto Armado se centran en averiguar la identidad del primer conductor que lo atropelló y no se detuvo a auxiliar a la víctima, que posteriormente sería arrollado por un segundo vehículo, mientras que un tercero logró esquivarlo en el último momento.

Para ello, trabaja en dos líneas de investigación. La primera trata de identificar unos restos de un vehículo, entre ellos un embellecedor y un tapacubos de una rueda, que aparecieron en la zona del siniestro y, segundo, las cámaras de seguridad de una gasolinera cercana que podría determinar qué vehículos circularon por la carretera en la franja horaria del accidente mortal.

Según los datos que han trascendido, Manuel Santana era un usuario de la Residencia de Mayores ubicada en Casillas del Ángel y era originario del municipio de Pájara, y no de Gran Canaria como inicialmente apuntaron las fuentes consultadas. Tal circunstancia podría obedecer al hecho de que su último domicilio lo había establecido en la localidad grancanaria de Carrizal.

Ayer, apenas 12 horas después de su trágica muerte, algunos de sus compañeros del centro calificaban a José Manuel como "un hombre solitario y raro". Además, apuntaban que, tras separarse de su pareja, que también era usuaria del Centro, "cambió totalmente su vida y su carácter".

Los vecinos de Casillas del Ángel indicaban ayer que era costumbre verlo deambular por el pueblo desde primera hora de la mañana, ya que el Centro es de régimen abierto. Las fuentes consultadas no pudieron precisar si estas visitas a los comercios eran para adquirir comida o bebidas alcohólicas. Dos horas antes de encontrar la muerte fue visto comprando dos tetra brik de vino en un pequeño supermercado.

Otras fuentes consultadas informaban de que en algunos establecimientos del pueblo ya no se le despachaban bebidas e, incluso, le habían prohibido la entrada. "Estaba claro que era carne de cañón, pues antes del atropello se había caído en una alcantarilla y se negó a que lo llevaran de regreso al Centro", señalaba David Mendoza, que regenta el bar Casa Manolete.

David reconocía que le prohibió la entrada en su establecimiento "ya que venía sucio, abandonado y se me quejaban los clientes. Por eso le dije que no viniera más".

En idénticos términos se expresaba Juana María Morales, del minimercado La Solana, quien afirmaba que su madre había tenido algunos incidentes con José Manuel ya que "estaba muy abandonado y molestaba a las personas que venían a comprar".