Un directivo de una inmobiliaria fue apresado por agentes del Cuerpo Nacional de Policía como presunto autor de una simulación de delito, hecho protagonizado en torno a las dos de la tarde en la céntrica calle Triana de la capital grancanaria.

Según los datos captados por este periódico, el empresario, que al parecer tenía contraídas importantes deudas de juego, fingió que había sido víctima de un secuestro, según comunicó a uno de los trabajadores de la empresa (cuya oficina se encuentra ubicada en la cuarta planta del mismo edificio donde está la entidad bancaria, en la calle Domingo J. Navarro, 1).

Para proceder a su "liberación" le indicó a su trabajador, con el que contactó telefónicamente, que debía dirigirse al exterior de la sucursal bancaria, lugar en el que se tendría que encontrar con uno de los "secuestradores" (según parece, era el mismo empresario con disfraz), quien a su vez le entregaría la llave de la caja de seguridad que la empresa tenía en la entidad bancaria. Del interior de la caja debería extraer un sobre que contenía unos 30.000 euros (en verdad, sólo contenía papeles) que, posteriormente, debería entregar a la misma persona que le había dado la llave.

La Policía Nacional se puso en alerta cuando, al parecer, el trabajador que había acudido a la cámara de seguridad bancaria dio muestras de gran nerviosismo, circunstancia que llamó la atención de los trabajadores del BBVA, a quienes indicó que su jefe había sido objeto de un secuestro y que uno de los protagonistas se hallaba en el exterior, esperando por el dinero.

Al parecer, con esta acción, el directivo de la inmobiliaria trataría de "justificar" los gastos incorrectos que pudo haber cometido en los últimos meses como consecuencia de su presunta adicción al juego; se calcula que unos 130 euros.

Otras fuentes apuntan que cuando el trabajador dio el sobre al "secuestrador" se estableció una pugna entre ambos.

Cuando el ruido de las primeras sirenas policiales llegó a sus oídos, el "secuestrador-secuestrado" se ocultó en los servicios comunitarios de la cuarta planta del edificio en el que tenía su oficina, en el número 1 de Domingo J. Navarro. En este lugar logró cambiar la indumenta- ria que se había puesto para disfrazarse y fingir ante su trabajador que tenía delante a uno de los secuestradores.

El detenido prestaba declaración anoche en las dependencias de la Jefatura Superior de Policía de Canarias, organismo que hoy podría dar a conocer una versión oficial sobre lo sucedido y que durante más de una hora mantuvo en vilo a decenas de ciudadanos y trabajadores que se vieron sorprendidos cuando más de una veintena de agentes (entre funcionarios de paisano y uniformados) acordonaron las oficinas del Banco Bilbao Vizcaya y un tramo de la calle comercial Domingo J. Navarro, al tiempo que se conminaba a los trabajadores del edificio de oficinas ubicado en el número 1 a que cerraran sus puertas y no abandonaran sus dependencias.

Las primeras noticias que llegaron desde el lugar (a escasos metros se encuentra la sede de la presidencia del Cabildo de Gran Canaria) informaban de la posibilidad de un atraco con rehenes en la sucursal bancaria. Sin embargo, cuando llegaron al lugar las primeras patrullas policiales (y minutos más tarde lo hacían los agentes del grupo de Patrimonio de la Brigada Provincial de Policía Judicial), la tensión inicial comenzó a relajarse.

Del atraco con rehenes se pasó al deseo de un presunto ludópata por enmascarar sus deudas.