Agentes del Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía investigan el hallazgo del cadáver carbonizado de un policía nacional grancanario ya retirado e identificado como Pedro Montesdeoca, originario de La Aldea de San Nicolás. Los restos, todavía humeantes, fueron descubiertos poco después de la una de la tarde de ayer en una ladera ubicada entre los barrios de Los Giles y Ladera Alta, en el extrarradio de la capital, y junto a un vehículo propiedad del policía jubilado, que tuvo como último destino la comisaría de que la Brigada de Extranjería y Documentación dispone en el puerto de La Luz y Las Palmas, en la capital grancanaria.

Los investigadores tratan de determinar si el fuego fue provocado por el fallecido con el objeto de acabar con su vida (lo que en el argot policial se denomina quemarse a lo bonzo) o si, por el contrario, fue provocado por una persona ajena a éste; las primeras hipótesis de trabajo apuntan a la primera situación, pero deberán ser los estudios forenses, y pesquisas posteriores, las que corroboren en uno, u otro sentido, las líneas de trabajo de los agentes, que a última hora de la noche de ayer mantenían acordonada la zona con el fin de continuar la inspección ocular en el transcurso de la jornada de hoy.

Algunos vecinos de Los Giles y Cuevas Blancas que acudieron al lugar una vez que trascendió la noticia (desde un primer momento se indicó que el hombre se había quemado a lo bonzo) indicaron que la zona, pese a encontrarse entre dos núcleos de población, es poco transitada. De hecho, para acceder al lugar hay que recorrer un camino de tierra de unos 200 metros de longitud.

"A primera hora de la mañana vi el coche y a una persona que se encontraba quemando algo. Sospeché que pudiera estar quemando cables de cobre y no le presté mayor atención", indicó un vecino de Cuevas Blancas que a primera hora de la mañana transitaba con su moto por un camino de tierra paralelo.

Otros vecinos de las viviendas sociales de Ladera Alta, situadas a unos dos kilómetros de distancia, recordaban que durante toda la mañana vieron una humareda negra en la zona, pero no prestaron atención porque "el lugar suele utilizarse por algunos como escombrera y creíamos que alguien había prendido un fuego".

Al parecer, la voz de alarma saltó en torno a la una de la tarde, cuando la Policía Nacional contacta con la sala operativa del 112 e informa de que una persona se encontraba ardiendo en Los Giles. Cuando las dos ambulancias llegaron al lugar sólo pudieron confirmar el fallecimiento del hombre.

Datos obtenidos por este periódico apuntan que sobre la misma hora la familia del agente jubilado se pone en contacto con algunos de sus compañeros del club de domino guiense El 7, del que era capitán, para mostrar su extrañeza sobre su retraso en acudir a almorzar.

Tras pasarse aviso al grupo de Homicidios, varios investigadores se presentan en el lugar con el fin de conocer la identidad del fallecido y las causas de la muerte. El primer aspecto queda prácticamente resuelto al comprobarse que el vehículo Toyota que estaba aparcado junto a los restos carbonizados es propiedad de Pedro Montesdeoca. Además de estos indicios, se efectúan otras gestiones, que deberán ser corroboradas por análisis genéticos posteriores, que llevan a que la noticia de la identificación provisional de los restos trascienda rápidamente hasta su localidad de nacimiento, La Aldea de San Nicolás, y a sus amigos del dominó (además de capitán de equipo, también era directivo de la Federación Provincial de Las Palmas).

La segunda tarea de los investigadores, que podría quedar resuelta a lo largo de la jornada de hoy, se centra en conocer las circunstancias de la muerte.

En tal sentido se barajan dos posibilidades: suicidio o homicidio. La primera de estas hipótesis se presenta como la más probable, pues, al parecer, otros dos hermanos decidieron acabar voluntariamente con su vida en los últimos años; el último de ellos lo hizo un 23 de diciembre de hace siete años, según conoció este periódico en fuentes vecinales de La Aldea donde éste trabajaba como policía local.

Aunque los antecedentes familiares no tengan relación con este episodio, la Policía Nacional deberá obtener los necesarios vestigios que permitan determinar si el hombre se autolesionó. Para ello será necesario conocer el líquido que pudo utilizar para prenderse fuego, además de descubrir el depósito en el que transportó el mismo.

En el caso de la segunda hipótesis, la más improbable, se abre un amplio abanico de interrogantes que se espera tengan respuesta con una nueva inspección ocular en el lugar del incidente y los resultados de las pruebas forenses que se habían programado para esta mañana.