La Audiencia Nacional contaba con información de posibles envíos de grandes partidas de cocaína desde Colombia a través de barcos establos repletos con miles de vacas. Las dos operaciones que se desarrollaron en el puerto de La Luz y en el de Algeciras, sin embargo, dieron el mismo resultado: ni rastro de las sustancias estupefacientes. Aunque sacaron a la luz el estado en que viajaban miles de animales desde el continente americano hasta el africano, concentrados las diferentes cubiertas sobre montañas de excrementos y entre varios cadáveres.

La primera de las intervenciones se llevó a cabo en el principal puerto de mercancías de España. Ocurrió el pasado 19 de mayo en el estrecho, según publicó el periódico Europa Sur. Un barco de la Armada, en el que viajaban agentes de la Policía Nacional y de Vigilancia Aduanera, abordaron el Neameh, un destartalado buque construido en 1979 y de 109 metros de eslora en cuyo interior viajaban unas 4.000 cabezas de ganado. Procedente de Cartagena de Indias (Colombia), se dirigía al puerto egipcio de Damietta.

Los agentes ordenaron el traslado de la nave hasta el muelle de Algeciras, donde comenzó un registro que fue prácticamente inviable. El fuerte olor que el buque desprendía desde el interior hizo que ni los perros de la unidad cinológica pudieron hacer su trabajo. Las diferentes estancias estaban llenas de estiércol y de animales muertos.

Los trabajos no dieron resultado. La imposibilidad de bajar los animales a tierra, ante los peligros sanitarios que entrañaban, y el estado de las estancias hacía imposible una inspección exhaustiva. El barco zarpó el viernes, 22 de mayo.

Sólo cinco días después, la Audiencia Nacional repetía la operación pero en otro buque, del mismo tipo, con 5.000 animales en sus tripas y con decenas de vacas muertas o en mal estado. Era el F. M. Spiridon, botado en 1973 -47 años de antigüedad-, de 97 metros de eslora y que había salido de Cartagena de Indias con destino al puerto egipcio de Dumyat. Todo coincidía con el Neameh. Aunque en este caso, el barco fue interceptado cerca del puerto de La Luz, adonde fue trasladado para buscar la droga que supuestamente escondía.

La escena y el resultado final también fueron idénticos a los vividos una semana antes en Algeciras. En esta ocasión, Policía Nacional y Vigilancia Aduanera solicitaron el apoyo de Bomberos de Las Palmas de Gran Canaria para utilizar sus equipos con los que poder soportar la peste que desprendían los animales. Nada más subirse al F. M. Spiridon comprobaron que en la cubierta principal estaban los cadáveres de cuatro vacas pudriéndose bajo el sol. Dentro, la imagen era igual de dantesca: cientos de animales estaban famélicos, con las carnes colgando de la columna vertebral, la pelvis y las costillas; y algunas vacas yacían muertas sobre una capa de mierda.

Ni rastro de la cocaína. El Juzgado de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional ordenó que siguiera su rumbo hacia Egipto, adonde llegó el pasado 8 de junio.