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Migración

Policía y Guardia Civil evalúan el riesgo de nuevas oleadas de migrantes en Ceuta

Los gendarmes marroquíes retoman la plena colaboración en la frontera, tras no haberla suspendido en lucha contra el terrorismo o la delincuencia organizada

La policía marroquí reprime con contundencia un intento de salto de la valla fronteriza en Melilla el viernes 21 de mayo.

La policía marroquí reprime con contundencia un intento de salto de la valla fronteriza en Melilla el viernes 21 de mayo.

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La policía marroquí reprime con contundencia un intento de salto de la valla fronteriza en Melilla el viernes 21 de mayo. Juan José Fernández

Transcurrida una semana de los momentos más tensos de la crisis que enfrenta a Marruecos con España, en Ceuta los responsables de la seguridad pública constatan la vuelta de los gendarmes marroquíes a una actividad plena de control de la frontera.

Entre tanto, manejan la previsión de tres posibles escenarios problemáticos para la seguridad de esa ciudad, y también de Melilla, corroboran fuentes de la Policía. Los dos primeros son a futuro. Escenario uno: una nueva oleada humana permitida o alentada por Marruecos por un desenlace no óptimo de la estancia del dirigente polisario Brahim Gali en España. Escenario dos: una nueva oleada no permitida por Marruecos pero que desborde a los gendarmes de la frontera. Estas dos previsiones se mantendrán mientras en el norte de Marruecos continúe la tensión por la profunda crisis en que la pandemia y el cierre del comercio con las ciudades españolas han sumido a los habitantes.

La tercera previsión de seguridad, más inmediata, contempla la posibilidad de nuevas reyertas entre migrantes o de alguno de estos con la población local, explican las mismas fuentes.

En Ceuta, las devoluciones de migrantes ilegales se continúan realizando en el pasillo fronterizo del Tarajal sin apenas oposición por parte de Marruecos, salvo ante algunos ciudadanos marroquíes que llevan más de un año de ausencia de su país -atrapados en la ciudad por el confinamiento de marzo de 2020- e intentan aprovechar para un retorno no relacionado con la oleada de migrantes de la pasada semana.

En Melilla, donde los gendarmes marroquíes no cortaron su colaboración en ningún momento de la crisis, la actividad policial del país vecino en la frontera se ha incrementado, y con contundencia. Puede verse en el vídeo que ilustra esta noticia, que muestra a decenas de personas –incluidas mujeres y niños- tratando de superar la valla por un paso inferior el pasado viernes 21, y saliendo del hueco tras haber sido gaseados con una sustancia irritante por la policía.

Los gendarmes se emplean también en patrullas nocturnas en los alrededores de la valla fronteriza que, en opinión de fuentes policiales melillenses, son más frecuentes ahora que antes de esta crisis. Una de ellas ayudó a reducir de 200 a 36 el número de migrantes –todos magrebíes y ninguno subsahariano - que consiguieron saltar en la madrugada del 19 de mayo.

Entrada de migrantes en Melilla la noche del 21 de mayo de 2021.

Entrada de migrantes en Melilla la noche del 21 de mayo de 2021. El Periódico

Interpelado por Vox este miércoles en el Congreso, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha sostenido que la colaboración de Marruecos en materia de seguridad no se ha interrumpido a causa de la crisis.

Fuentes de Interior refrendan a EL PERIÓDICO, diario perteneciente al mismo grupo editorial que este medio, esa afirmación. La colaboración policial “ha sido constante” en “ámbitos como la lucha contra el terrorismo y la delincuencia organizada” incluso durante las 48 peores horas de la crisis diplomática y humanitaria, al inicio de la pasada semana, cuando la policía del lado marroquí de la verja de Ceuta desapareció de sus puestos.

Campamentos de migrantes

Mientras en los alrededores de Melilla la policía marroquí rechaza los intentos de salto de la valla, en Ceuta se cronifica la situación de unos cientos de migrantes que se resisten a la devolución. No hay cuantificación oficial, pero fuentes policiales locales estiman que llegarían a 600.

Estos migrantes, en su totalidad varones jóvenes, se han instalado en diversos campamentos improvisados con tiendas de campaña y plásticos en las zonas boscosas altas que rodean a la ciudad autónoma, no lejos de los principales cuarteles militares.

De día, los habitantes de estos campamentos bajan al casco urbano para mendigar en la puerta de los supermercados y del centro comercial de la ciudad. Agrupar a estos migrantes para proceder a su devolución a Marruecos requiere la organización de un operativo policial específico de búsqueda de personas entre la maleza que está aún por montar. De momento, los jefes policiales se inclinan por localizar a los migrantes cuando bajan al área urbanizada.

Un joven migrante duerme en un parque cercano al puerto de Ceuta. José Luis Roca

Responsables de la seguridad en Ceuta prevén una siguiente fase de deterioro en estos asentamientos que pueda convertirlos en islas de delincuencia si continúa degradándose la situación de sus pobladores.

“Los que verdaderamente venían a Ceuta buscando un futuro mejor, al pasar tres días sin trabajo y comprobar el poco futuro que hay para ellos, se han marchado por propia voluntad –explican fuentes de la Guardia Civil en la ciudad-. El problema es que los que se han quedado ocultos no venían buscando futuro, y ya están dando algún problema de delincuencia que se espera que aumente”.

Puñaladas

Por la experiencia de esta crisis, son motivo de preocupación para las Fuerzas de Seguridad las reyertas entre inmigrantes veteranos y migrantes nuevos. Un apuñalamiento a un recién llegado el pasado día 18 y un asalto el día 20 con cuchillo y escopeta recortada a dos migrantes que dormían en el cementerio musulmán de Sidi Mbarek son los dos precedentes que señalan.

En la puerta fronteriza del Tarajal, los soldados desplegados para la custodia y acompañamiento de los migrantes que iban retornando por voluntad propia a Marruecos han referido a la Cruz Roja 22 casos de jóvenes que volvían heridos leves de diversos encontronazos con menores extranjeros residentes en Ceuta.

Los sindicatos de Policía y la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) suscriben las previsiones de los mandos policiales, y añaden otras interioridades que perciben los agentes de a pie en la ciudad.

En el caso de la AUGC, una denuncia que hizo pública la plataforma después de que los integrantes del despliegue extraordinario de contención de la oleada humana recibieran, el pasado 19 de mayo, “un mísero almuerzo consistente en tres o cuatro rodajas de chorizo, un par de panecillos, una manzana, una lata de conserva, un refresco y una manzana”.

La representación de la Confederación Española de Policía (CEP) en Ceuta habla de “cansancio de la población”. Y ese es otro elemento de la seguridad pública. “Ha aumentado no solo la delincuencia, también el malestar de la gente, que no deja de estar preocupada por la situación”, considera un portavoz de ese sindicato. Sobre todo a la vista de cómo están los parques, “donde lo tienen todo patas arriba”. Por miedo, numerosos vecinos mantienen interrumpida la costumbre del paseo vespertino en ciertas partes de la ciudad.

En el puerto, la Policía Portuaria ha habilitado una nueva patrulla en coche en las cercanías de las escolleras, ante el aumento de merodeadores esperando a lanzarse al mar para colarse en algún ferry de línea que vaya para Europa.

Entre tanto, los niños que esperan su traslado a diversas comunidades tras no haber sido reclamados por sus familias en Marruecos están ya repartidos por cuatro alojamientos: dos en las naves del polígono industrial del Tarajal, uno de barracones de resina en Campo Piniers y otro más en el barrio de Santa Amelia.

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