En Verviers, una ciudad de unos 55.000 habitantes situada en la región belga de Valonia, tratan de volver a la normalidad dos días después de las intensas precipitaciones que desbordaron el río Vesdre y que han dejado cinco fallecidos en el municipio. Las calles amanecieron tras la riada con un autentico cementerio de coches, algunos de ellos apilados unos encima de otro y otros empotrados contra comercios; un intenso olor a combustible y el estridente sonido de las alarmas.
Charles Troupin, residente en esta ciudad del este de Bélgica, retrató con su cámara una ciudad repleta de basura, con contenedores que aterrizaron en mitad de plazas, o las fachadas derrumbadas al no soportar las copiosas lluvias.
La televisión pública RTBF informó de que si bien el agua en Velviers había bajado metro y medio durante el jueves, existía aún el temor del desbordamiento de dos presas que pueda generar nuevas inundaciones, aunque las autoridades llaman a la tranquilidad. La ciudad, mientras tanto, intenta recobrar la normalidad
