La estabilización del gran incendio forestal que afecta al norte de Tenerife desde el pasado jueves 21 de julio ha permitido el regreso a sus casas de unos 500 desalojados de las zonas de Las Llanadas, en Los Realejos, y Benijos, en La Orotava. Las llamas han dejado de arrasar nuevo territorio y las líneas de control establecidas por el operativo de lucha contra el fuego han logrado contenerlo en unos límites alejados de los núcleos poblados. En torno a las diez de la mañana se anunció que se estudiaría el regreso de los vecinos desalojados, pero no fue hasta las 15:30 horas cuando el Gobierno de Canarias confirmó que todos podrían regresar a casa, salvo los entre 60 y 70 habitantes de la treintena de casas más cercanas al frente de la ladera de Tigaiga, en el Camino del Madroño y Los Carozos.

Los 38 evacuados en El Andén, Fuente del Bardo y Lomo Hurtado, en San Juan de la Rambla, ya regresaron a sus casas entre ayer y el fin de semana y, en la tarde de este lunes, lo hicieron unas 415 personas en Los Realejos y alrededor de 85 en el municipio de La Orotava.

«El Ayuntamiento ha alojado a 253 personas en 123 habitaciones de una docena de hoteles»

Adolfo González - Alcalde de Los Realejos

Después de que el presidente insular, Pedro Martín, confirmara por la mañana que se valoraría el regreso de los desalojados en Las Llanadas y Benijos, la noticia generó ilusión e inquietud entre los afectados, que no dejaron de preguntar cuándo sería posible el regreso hasta que se hizo oficial. Pero no fue una desbandada, sino un retorno progresivo y escalonado.

El alcalde realejero y su equipo de gobierno se afanaban en difundir la información para que llegara a los afectados lo antes posible. Tras concretarse todos los detalles, el ayuntamiento dio la lista de zonas a las que se podía regresar: Los Tres Pinos, Hoya Farrais, Cruz del Castaño, Hoya de Pablo, Lomo La Viuda y Arenitas.

Epi, encargado de Promociones Lesan Tenerife, y Rosa fueron de los primeros en organizarse para regresar. Un amigo les había permitido dejar sus pertenencias en un salón y enseguida corrieron para cargar su pickup con las maletas, bombonas y bolsas que tuvieron que sacar de casa el sábado. Ese día tenían a unos amigos en casa, para hacer un trabajo, pero el fuego hizo saltar los planes por los aires. Epi cuenta que empezaron a desbrozar los alrededores de su casa e, incluso, a tapiar puertas y ventanas para tratar de protegerla de la posible llegada de las llamas. Luego cargaron todo lo que pudieron en las maletas disponibles. Al temor del incendio se sumaba el miedo a que algún amigo de lo ajeno aprovechara el desalojo para acceder a las viviendas vacías. Rosa y su hija fueron a un hotel, pero Epi no quiso alejarse mucho de su casa y se quedó en la de un amigo para observar la evolución del fuego: «Yo no podía irme de aquí con ese fuego, tenía una angustia enorme. El corazón me iba a 300. El sábado fue un infierno y se me pasaron mil cosas por la cabeza». Rosa ya sonríe: «Ahora tardaremos en volver a ordenar todo, pero lo importante es que regresamos».

«Es una alegría inmensa que los vecinos de El Orégano vuelvan a dormir en casa»

Francisco Linares - Alcalde de La Orotava

Fabián trabaja en las brigadas forestales y la evacuación de su casa y su finca le pilló luchando contra el fuego, así que ese mal trago «lo tuvieron que pasar solos mis padres y, gracias a que la gente se ofrece y ayuda, todo salió bien». Ayer pudo traer de vuelta a sus caballos también con la ayuda de Jose, un amigo de Benijos que tiene un remolque y que, al enterarse de la evacuación, no dudó en acercarse: «Cuando llama un amigo, lo primero es eso».

La viva imagen de la alegría

En la calle Las Arenitas, la viva imagen de la alegría por el regreso era la numerosa familia de Los Colorados. Varias generaciones compartían, a la sombra de un árbol, la satisfacción de la vuelta al hogar tras un susto que no podrán olvidar jamás ni los pequeños ni los mayores. Los abrazos de reencuentro servían para dejar brotar la emociones después de más de 48 horas de preocupación e incertidumbre. Tranquiliza regresar, «pero mientras haya humo, hay fuego, así que todavía preocupa», contaba uno de estos padres de familia de la zona alta de Las Llanadas.

Jaime, Antonio, Begoña, Juan, María, Lala, Jose, Iván, Jeny, Paula, Cristina y Mauro ya pueden volver a preparar el café en casa y, aunque se alojaron en viviendas de familiares, sólo tienen palabras de gratitud para el Ayuntamiento: «Se portaron muy bien, y eso que el alcalde lleva muy poco tiempo». Coinciden en que lo que se vivió el sábado, con el fuego bajando por la ladera de Tigaiga, fue algo «terrible» que no han visto ni los más viejos: «Mi suegra, que tiene 91 años, me dijo que nunca había visto el fuego ahí». Conversar con Los Colorados da para una gran lista de demandas y quejas del mundo rural: la situación del cortafuegos de Los Realejos –«Que antes era mucho más ancho y por eso el fuego no pasaba»–; el cierre de caminos para caballos y mulas –«Ya no se puede entrar ni por el cortafuegos»–; el aumento del precio de la comida para animales –«La bolsa de avena costaba 7,50 euros y ahora vale 20 euros»–; la falta de limpieza de los montes –«Ya no te dejan sacar ni la leña seca»–; la plaga de la polilla de la papa –«El bicho»–, o el abuso de los intermediarios hacia los agricultores –«Todos plantamos papas bonitas, pero ya no lo hacemos para negocio, sino para nosotros, porque pagan tan poco y luego las venden tan caras que se te queda cara tonto. Venden caras hasta las que aquí le echamos a las cabras»–.

Las 38 personas desplazadas en San Juan de la Rambla también están ya en sus hogares

La otra cara de la moneda son los vecinos del Camino del Madroño y Los Carozos, las zonas más expuestas al frente. Ayer Tigaiga sólo conservaba algunas columnas aisladas de humo, sobre todo en la parte de la ladera donde la laurisilva ha ejercido como cortafuegos natural. Milagros y Andrés, que viven en la entrada del Camino del Madroño fueron de los primeros en ser desalojados y serán de los últimos en volver. «La policía nos pedía que nos marcháramos en cuestión de segundos, que nos fuéramos sin coches y sin sacar los animales. Al final vino mi hija y pudimos traer el remolque para meter las cuatro cabritas y la mula. Los tres perritos los metimos en el jeep y salimos para su casa», recuerda emocionada. Tenía esperanza en poder regresar, pero el anuncio de que su casa marcaba justo el límite de la evacuación fue un chasco. Desde su casa para arriba, no permiten a nadie volver. Su esperanza se pospone para hoy.

El alcalde realejero, Adolfo González (PP), informó de que su ayuntamiento llegó a alojar a «253 personas en 123 habitaciones de una docena de hoteles de Los Realejos y Puerto de la Cruz», de los que la gran mayoría pudo regresar en la tarde de ayer a sus hogares. El mandatario mostró su alegría por la finalización de este desalojo en la mayor parte de las zonas afectadas y valoró «el regreso ordenado de los vecinos» y «la gran colaboración que están prestando todos».

Satisfacción y alivio

El Consistorio realejero ha facilitado también el regreso en taxi de las personas que carecen de vehículos y, en los casos de personas con movilidad reducida, se han facilitado vehículos de transporte sanitario. Para el regreso de los animales que han sido acogidos, a través del Consistorio, en refugios o fincas privadas, el Gobierno local ha pedido a los propietarios que se acerquen hasta el pabellón de Las Llanadas para gestionar el transporte de regreso.

El alcalde de La Orotava, Francisco Linares (CC), también reconoció que «es una alegría inmensa que los vecinos de la calle El Orégano vuelvan a dormir en casa», y destacó que el regreso se ha realizado «con un orden exquisito». Para el mandatario villero, «ha sido una noticia extraordinaria porque se ha dado tranquilidad a personas que estaban muy inquietas porque querían regresar a sus viviendas a atender sus finquitas y sus animales». A su juicio, esta alegría es doble porque, aparte del alivio de la situación personal de estas familias, «su regreso es un claro síntoma de que la situación del incendio ha mejorado bastante en las últimas horas».