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Uno de los guardias civiles que vieron el crimen de Lanzarote asegura que la víctima fue casi decapitada

Los agentes que intervinieron tras la segunda cuchillada señalan que, de no haber estado ellos, el agresor habría continuado apuñalando a su superior

Uno de los guardias civiles que instruyeron el atestado, en su declaración ante el jurado ayer.

Uno de los guardias civiles que instruyeron el atestado, en su declaración ante el jurado ayer. / | lp/dlp

Uno de los agentes de la Guardia Civil que presenciaron en directo la segunda de las puñaladas que le dio el cocinero a su jefe en el crimen de Puerto del Carmen, en Lanzarote, señaló este martes en el juicio del tribunal del jurado que se sigue en la Audiencia Provincial de Las Palmas que, tras ver las heridas que tenía en el cuello la víctima, "con un tajo más, se habría quedado con la cabeza en la mano". De hecho, continuó, los sanitarios que certificaron su fallecimiento le dijeron que estuvo a punto de ser decapitado.

En la segunda sesión del juicio del jurado, presidido por el magistrado Pedro Herrera, se practicó toda la prueba testifical, en la que intervinieron los agentes que instruyeron el atestado y los guardias civiles que se encontraban, fuera de servicio, en el lugar en el momento de los hechos. También lo hicieron la limpiadora, la dependienta del taller de bicis anexo al restaurante donde se produjo el primer ataque y la viuda. Para este miércoles quedará la pericial, con los informes médicos y forenses, y la lectura de los informes finales de las partes.

El magistrado Pedro Herrera, que preside el tribunal del jurado en este juicio

El magistrado Pedro Herrera, que preside el tribunal del jurado en este juicio / Juan Carlos Castro

Los tres agentes de la Benemérita -fuera de servicio- que presenciaron el momento de la segunda puñalada en un callejón que separaba el centro comercial de un complejo de apartamentos relataron que la víctima caminaba con paso errático y tambaleándose y con las manos alrededor del cuello, y que luego vieron tras de sí a una segunda persona con "paso apresurado", a la que en un primer momento no vieron armada. El dueño del restaurante chocó con unas bicicletas que se encontraban junto a una pared y cayó al suelo, momento en el que su perseguidor habría sacado el cuchillo -"que llevaba escondido como quien esconde un boli con el antebrazo", según uno de los guardias civiles- y le habría degollado.

Dudó antes de soltar el arma

Los agentes le gritaron entonces que soltara el arma y se quedara quieto "en varias ocasiones", sin que en un primer momento el agresor respondiera. Tras varias llamadas de atención, según el relato de los testigos, el acusado dudó unos instantes mientras les miraba fijamente, pero terminó dejando caer el arma homicida, que fue exhibida al jurado durante la sesión. También pudieron ver las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad, tanto en el interior del restaurante Las Vegas como en el exterior.

Una colega del centro comercial indica que la víctima era "amable" y tenía buena relación con el resto

Explícitas fueron las de dentro del establecimiento, que registraron el momento en que el acusado, Federico Antonio E. M., se acercó por detrás a su jefe mientras este fregaba el suelo alrededor de la barra con un cuchillo de grandes dimensiones en su mano izquierda con intención de apuñalarle por la espalda. Sin embargo, al llegar hasta la víctima cambió de parecer y trasladó el arma a su mano derecha para tirar de su cabeza hacia atrás y cortarle el cuello. Tras un breve forcejeo, logra zafarse de su atacante y le empuja hacia un baño para emprender la huida fuera del local. El acusado trata de perseguirle, se resbala con el suelo mojado y termina cayendo para levantarse unos instantes después y reanudar el seguimiento.

El acusado, Federico Antonio E. M., junto a su abogada, Sara Martínez

El acusado, Federico Antonio E. M., junto a su abogada, Sara Martínez, en la primera sesión del juicio / Juan Carlos Castro

Estos guardias civiles también indicaron que, de no ser porque ellos llegaron y le instaron a deponer en su actitud y soltar el cuchillo, el agresor habría seguido atacando a su víctima, que yacía ya en el suelo. "Lo vi muy decidido en su idea de hacer lo que estaba haciendo", repuso uno de ellos. Otro se lamentó por no haber logrado contener la hemorragia que manaba del cuello del empresario: "Se murió en mis manos, pero no pudimos hacer nada para contener la cantidad de sangre que estaba saliendo".

Un hombre amable y amistoso

También presenció el crimen una mujer que se encontraba limpiando uno de los apartamentos del complejo junto al callejón en el que ocurrieron los hechos. Ante el jurado comentó que había gritado al atacante que soltara el cuchillo, pero que este la miró y siguió en su propósito hasta que "le apuñaló en el cuello cuando ya estaba de rodillas". Escena que también observó desde detrás del cristal de su establecimiento una empleada de un taller de bicicletas contiguo al restaurante Las Vegas. "Escuché a una persona gritar muchas veces pidiendo auxilio, y al salir de la tienda me encontré de frente a Rachid -la víctima- con las dos manos tapándose el cuello, y me pidió que llamara a la policía, y eso fue lo que hice. Me di la vuelta para coger el teléfono, sin saber muy bien lo que pasaba, y entonces sucedió todo lo demás, demasiado rápido", contó emocionada.

Según esta mujer, el empresario era una persona "amable" y tenía buena relación con el resto de compañeros que trabajaban en el centro comercial de Puerto del Carmen. "Nunca le vi cabreado y estaba entusiasmado con su negocio", aseveró la mujer.

El abogado de la acusación particular, José Luis Sáez, durante la primera sesión del juicio

El abogado de la acusación particular, José Luis Sáez, durante la primera sesión del juicio / Juan Carlos Castro

También la viuda señaló que su marido jamás discutió con su cocinero, "ninguna vez me contó que existiera alguna situación extraña". La única queja, según ella, que le dijo respecto de su verdugo tenía que ver con que le había instado a limpiar mejor sus utensilios. "No sé cómo decirle a mis hijos lo que le pasó a su padre, temo el día en que tenga que explicarles que alguien le asesinó... Una persona así no puede estar loca", concluyó, entre lágrimas. Con su testimonio, el acusado también terminó llorando.

Este miércoles el juicio se reanudará con la práctica de la prueba pericial y los informes finales de las partes, para que presumiblemente el jueves el jurado emita su veredicto.