Sucedió en los tribunales: Un militar asesinado en plena fiesta de Santa Brígida

Las celebraciones en el pueblo de medianías de 1941 acabaron en tragedia cuando dos guardias civiles, penados a muerte apenas cuatro días después, la emprendieron a tiros

Fotografía de Santa Brígida en la época del asesinato del militar en las fiestas del pueblo

Fotografía de Santa Brígida en la época del asesinato del militar en las fiestas del pueblo / Fedac

Las fiestas de Santa Brígida de 1941 no fueron como de costumbre. Acabaron abruptamente manchadas de sangre cuando un guardia civil le disparó, en una certera bala al corazón, a un teniente de infantería que acabó con su vida. En un proceso ágil en el incipiente franquismo, fue condenado a pena de muerte.

Las fiestas de Santa Brígida de 1941 terminaron en tragedia. En medio del animado ambiente propio de las celebraciones populares, los sonidos de varios disparos enmudecieron el casco de la villa. Un hombre, el teniente provisional Francisco del Río Falcón, yacía muerto sobre el empedrado, muy cerca de la parroquia matriz del pueblo, y con un nido de personas a su alrededor. Una bala le atravesó el corazón y le mató al instante. El origen de la misma, la pistola reglamentaria de un guardia civil, Antonio García Berenguer, de 25 años y natural de León. El suceso, en los inicios del franquismo en España, fue un escándalo que el Movimiento decidió acallar, gracias a la censura ejercida en los medios, y castigar con celeridad.

De hecho, el suceso ocurrió la noche del 3 de agosto de 1941, y el autor del asesinato y otros tres compañeros guardias que se encontraban patrullando Santa Brígida con motivo de las fiestas ya habían recibido sus castigos menos de una semana después. Dos de ellos fueron fusilados por insubordinación, mientras que los otros dos fueron condenados a 12 y seis años y un día de cárcel, respectivamente, por no haber prestado auxilio a las víctimas del incidente, que fue calificado como un «desafortunado accidente» por los diarios del momento. El periódico LA PROVINCIA del 4 de agosto publicaba, someramente: «A consecuencia de un desdichado accidente ha fallecido en la noche de ayer el teniente de Infantería y letrado de esta ciudad don Francisco del Río y Falcón. Dotado de singulares dotes de inteligencia y caballerosidad, y de un carácter atrayente y simpático, la muerte del señor Del Río ha originado un general sentimiento, bien expresado en las numerosas manifestaciones de condolencia que están recibiendo sus familiares». 

En estado de embriaguez

Según el relato de los hechos que se ha dado a conocer al acceder al procedimiento sumarísimo que se llevó a cabo ante un tribunal militar, el guardia civil García Berenguer, y su pareja de patrulla Francisco Mahillo, natural de Cáceres y de 24 años, estaban discutiendo, en aparente estado de embriaguez, con algún paisano satauteño. Al ir a más el conflicto, llamó la atención de muchos vecinos y del teniente de Infantería Indalecio Santana que se personó para tratar de apaciguar los ánimos. Pero no lo logró. Los agentes se envalentonaron y sacaron a pasear sus armas, encarándose con el oficial. 

Esquela publicada en el periódico LA PROVINCIA el día después de la muerte del teniente Francisco del Río Falcón

Esquela publicada en el periódico LA PROVINCIA el día después de la muerte del teniente Francisco del Río Falcón / LP/DLP

Con la tensión al máximo, se oyeron los disparos que enmudecieron el municipio y terminaron en tragedia. Mahillo hirió al teniente Santana, mientras que García Berenguer -que era, además, sobrino del general Dámaso Berenguer, quien sustituyó a Primo de Rivera en la dictadura en 1930- mató al teniente provisional del Río Falcón, que había acudido a auxiliar a su compañero. En el altercado también resultó herido el agente municipal Federico Rodríguez, que igualmente fue en ayuda de los militares y terminó con una bala, de rebote, en la pierna. Pese a ello, fue el encargado de arrebatar el arma al asesino y reducirle, motivo por el cual el capitán general de Canarias, Francisco García-Escámez, le brindó una recompensa por su «loable» desempeño ante el peligro. 

Consejo Sumarísimo de Guerra

Con un franquismo incipiente que no quería dejar cabos sueltos, el Consejo Sumarísimo de Guerra que se estableció para juzgar los hechos, dictó una pronta sentencia condenatoria. En apenas cuatro días desde que sucedió el trágico asesinato, ya se tenía una resolución. El presidente del tribunal que la dictó fue el Teniente Coronel Luis de Conde Figueroa, asistido por el vocal ponente, el Teniente Auditor de segunda Luis Piernavieja del Pozo. Ejerció como fiscal en la causa el Teniente Coronel Juan Mora, mientras que defendió a los cuatro acusados el Teniente de Complemento Luis Mesa. El juez que instruyó las diligencias fue Capitán Damián Massanet, encargado de que todo se agilizara.

El capitán general de Canarias de la época, Francisco García-Escámez, en una visita a Arrecife

El capitán general de Canarias de la época, Francisco García-Escámez, en una visita a Arrecife / Fedac

En un informe emitido el 6 de agosto, un día antes de que se celebrara la vista del tribunal, el fiscal Juan Mora solicitó que se impusiera la pena de muerte para los dos agentes que dispararon sus armas contra los oficiales militares por delitos de maltrato a superior, en el caso de García Berenguer, y de insulto a superior, en el caso de Mahillo. Para los otros dos agentes de la Benemérita, Hermógenes Ayesa y Manuel Nodar, una condena de 12 años para el primero por desobediencia -en el ejercicio de sus funciones- y de seis años y un día para el segundo por otro delito de desobediencia, aunque en esta ocasión no vestía uniforme ni estaba de servicio. 

Una orden para conmutar la pena que no llegó

El tribunal militar asumió íntegramente el escrito de calificaciones del fiscal y formuló sentencia en los términos establecidos por el Teniente Coronel Juan Mora. Lo hizo el mismo día en que se celebró el Consejo de Guerra. En el fallo judicial, también se reconoció el buen hacer del policía local de Santa Brígida que trató de mediar en el conflicto y resultó herido. Una apreciación que también se publicaría en los periódicos de la época que, en una breve reseña, informaron sobre la decisión que se tomó en la vista oral.

El general Dámaso Berenguer, tío del guardia civil que asesinó a Francisco del Río Falcón

El general Dámaso Berenguer, tío del guardia civil que asesinó a Francisco del Río Falcón / LP/DLP

Los dos condenados fueron fusilados el 9 de agosto, dos días después de la sentencia, en el campo de tiro de La Isleta. Y, tal y como cuenta en su obra Sucesos históricos de Gran Canaria, el cronista oficial de Santa Brígida, Pedro Socorro, ocurrió una anécdota. El general Berenguer, tío de uno de los penados, elevó un escrito al tribunal en el que pedía que se conmutara la pena de muerte por cadena perpetua. Pero el fusilamiento ocurrió a primera hora de la mañana y la orden gubernamental no llegó hasta la tarde. Nada se pudo hacer.

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