Tribunales

Una joven con Down pierde autonomía por la presunta violación de su abuelastra

La acusada afronta 21 años de cárcel por agresión sexual, maltrato y lesiones psíquicas

La acusada, Margarita R. H., de espaldas en el juicio ante la Audiencia Provincial.

La acusada, Margarita R. H., de espaldas en el juicio ante la Audiencia Provincial. / Quique Curbelo (EFE)

Benyara Machinea

Benyara Machinea

La Audiencia de Las Palmas juzga este miércoles a Margarita R. H., la mujer de 73 años acusada de violar de forma continuada a su nietastra, que tiene síndrome de Down, causándole un cambio notable en su conducta. La madre de la joven narró ante los magistrados de la Sección Segunda cómo su hija pasó de tener un empleo, desplazarse caminando a su centro educativo y viajar sola a convertirse en una persona "totalmente dependiente", que no puede salir de casa sin compañía y revive a diario lo sucedido. 

La fiscal Teseida García pide 15 años de cárcel por violación continuada, la pena máxima en este tipo de delitos, además de la prohibición de acercarse o comunicarse por cualquier medio con la víctima durante 20 años y la medida de libertad vigilada por nueve años. En concepto de responsabilidad civil, reclama una cuantía de 60.000 euros por los daños psicológicos causados. 

La acusación particular, ejercida por la letrada Mónica Sánchez Barragán, eleva la petición de pena a 21 años de prisión, ya que suma tres años por lesiones psíquicas y otros tres por maltrato habitual. Además, solicita una indemnización de 100.000 euros para la víctima.

"Tenía una vida plena"

La madre de la joven contó que hasta el año 2018, cuando supuestamente tuvieron lugar las agresiones, su hija "tenía una vida totalmente plena", se preparaba su propia comida e iba a clases de baile y de teatro. En definitiva, era "totalmente autónoma". 

Cuando la madre de la joven empezó a salir con un hombre, este se convirtió en un segundo padre para ella. La familia se amplió cuando conoció a la progenitora del mismo, en abril de 2016, y se estableció una relación análoga como de nieta a abuela. Pernoctaba con Margarita R. H. un fin de semana al mes y planificaban juntas lo que iban a hacer esos días, dónde iban a comer y de qué forma se entretendrían. 

Los primeros cambios se hicieron palpables a principios de 2018. A la joven se le empezó a caer el pelo y su ánimo había decaído, aunque su madre achacó esto a los nervios que estaba pasando al presentarse a unas oposiciones públicas. En cualquier caso, ya tenía más reticencias para volver a la casa de su abuelastra. 

"Es totalmente dependiente y todos los especialistas dicen que no va a volver a ser ella"

La situación estalló en noviembre, cuando su madre y su padrastro fueron a un viaje exprés a Lanzarote, de apenas unas horas, y ella se quedó a solas con la acusada. La pareja se encontraba en el aeropuerto cuando la joven les llamó llorando, contándoles que se quería ir de inmediato y pidiéndoles que llamaran un taxi. Preocupados, interrogaron a la mujer de 73 años al respecto, pero la respuesta de esta es que eran "cosas de abuela y nieta". 

La situación de la agredida empeoró a partir de ese momento y en los siguientes días apenas podía caminar sin sujetarse a los objetos que tenía a su alrededor. Sus padres le preguntaban al respecto, pero ella solo repetía: "No te puedo decir". 

No fue hasta diciembre de 2019 cuando rompió su silencio, aun de forma parcial, y le contó a su madre y a un voluntario del centro al que acudía que la acusada le amenazaba con pegarle, decía que su madre era "mala" y mencionó la palabra "follar", sin más contexto. 

Amenazaba con matar a su madre

El relato completo llegó en febrero de 2021, cuando volvió a reunir a su madre y a su antiguo profeso para explicarles que su abuelastra, a la que ya se refería como "la señora", le hacía el amor en la cama, se acostaba sobre ella, le besaba y le decía que si contaba algo iba a matar a su madre y a su padrastro. También relató que el día del taxi la acusada le había tirado por las escaleras y que, en otra ocasión, se había acercado a ella mostrándole un cuchillo. 

Pese a que contar lo sucedido le supuso una mejora temporal en su estado de ánimo, su madre cuenta que la joven es "totalmente dependiente y todos los especialistas dicen que no va a volver a ser ella". El hijo de la acusada y expareja de la madre de la víctima también hizo referencia a un "cambio catastrófico" en la vida de la que fue su hijastra y aseguró en la fase de instrucción que solo "quería saber la verdad".

Las forenses consideran que el caso reúne las condiciones de una situación de abuso intrafamiliar

En la primera sesión de la vista oral declararon tres psicólogos que atendieron a la víctima en distintos periodos de tiempo, dos psicólogas forenses y un psiquiatra del Hospital Doctor Negrín. Este último concluyó que presentaba un trastorno de estrés postraumático, pues la joven contó lo ocurrido, con una versión que consideró "creíble y coherente", y presentaba síntomas como pesadillas o miedos persistentes. 

Las forenses ahondaron en que la víctima narraba todo en presente, se emocionaba y revivía todo al narrar lo ocurrido. El caso reúne las condiciones de una situación de abuso intrafamiliar, según las psicólogas, unos hechos que son "graves y ocurren en una persona con una alta vulnerabilidad". Antes de este episodio, la víctima tenía una minusvalía de grado uno, pero las forenses afirman que una nueva evaluación arrojaría un grado dos o tres. 

El juicio continuará el cinco de febrero con la prueba preconstituida, la declaración de la acusada y las conclusiones finales.

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