Tribunales

El presunto asesino de Nono tenía restos de sangre en las manos cuando llegó la policía

Las fotografías que tomaron los agentes en la escena del crimen muestran al acusado con los nudillos desgarrados y restos en las uñas

A la derecha de la imagen, los dos acusados de la muerte de Nono junto a sus abogados.

A la derecha de la imagen, los dos acusados de la muerte de Nono junto a sus abogados. / B. M.

Benyara Machinea

Benyara Machinea

La fotografía que tomó uno de los agentes de la Policía Nacional que intervino en la vivienda de Jeffrey B. S. e Ylenia R. S. después de que estos últimos advirtieran que habían encontrado el cuerpo sin vida de Juan Antonio Ojeda, más conocido como Nono, muestra al principal acusado del asesinato con los nudillos desgarrados y restos de sangre seca en las uñas. El jurado popular que se ocupa de determinar la presunta implicación de la pareja en la muerte del vecino de Pedro Hidalgo, en Las Palmas de Gran Canaria, ha tenido acceso este martes a las imágenes de la escena del crimen durante la segunda sesión del juicio.

El agente del grupo de Homicidios que tomó la fotografía el 23 de septiembre de 2021, cuando se activó el protocolo porque se detectaron indicios de una muerte violenta, interrogó al acusado por el origen de las marcas y este respondió que tenía escoriaciones en los nudillos porque practicaba boxeo. Las manchas de sangre, a su vez, las atribuyó al momento en el que trató de zarandear a Nono para que recuperara la conciencia. Los policías notaron que estaba nervioso, le sudaban las manos y llegó a tomarse un trankimazin para relajarse frente a los miembros del operativo.

La primera patrulla se desplegó en la vivienda del barrio de Zárate porque había recibido una alerta de que había una persona fallecida en el interior. Quienes dieron la voz de alarma fueron los propios acusados, que contaron a los agentes que Jeffrey B. S. había acogido a Nono hace escasos días porque este había llegado ensangrentado en un taxi mientras rogaba ayuda a los vecinos. Según su versión, el fallecido había estado retenido por un hombre que le ayudaba con las tareas del hogar y buscaba un lugar donde esconderse.

El encausado dijo a los policías que tenía las marcas en las manos porque practicaba boxeo

Los encausados manifestaron que el día de los hechos habían pasado un par de horas fuera de la vivienda y, al volver, se encontraron con el cuerpo de Nono en muy mal estado, por lo que decidieron llamar al 112. Sin embargo, los agentes que vieron por primera vez la escena del crimen decidieron desplegar al grupo de homicidios porque detectaron "muchas incoherencias" en sus declaraciones: no se ponían de acuerdo sobre a qué hora empezó a sentirse mal el fallecido ni lograron concretar el momento en el que decidieron llamar a emergencias.

La Policía Científica hizo una inspección ocular del lugar e inmortalizó la escena en una serie de fotografías. Vieron que la puerta del domicilio no tenía cerradura y que cualquiera podía acceder al interior. "El lugar estaba muy sucio, con mucho desorden", declaró en el juicio uno de los agentes, que describió cómo se les quedaban los zapatos pegados al piso cuando daban un paso y cómo, al examinar el sofá, salieron corriendo tres ratones. Los enchufes no tenían corriente, no llegaba el agua al baño y la forma que tenían de asearse era con garrafas de plástico.

La situación no era clara

El cuerpo de Nono estaba en el suelo de la cocina, con la mano izquierda tapándose la boca. La Policía Científica reflejó en su informe que la caída del cadáver, que se encontraba de lado, "no se corresponde con la posición natural" y la rigidez apuntaba a que "llevaba más tiempo muerto" del que refería la pareja. "En otros homicidios ves la situación bastante clara, pero en este caso no lo era", aseguró uno de los miembros del grupo de Homicidios.

La pareja que se sienta el banquillo no fue la única investigada por estos hechos. Los agentes de la policía indagaron en cinco transferencias que habían tenido lugar entre el 24 y el 25 de septiembre de la cuenta corriente de José Antonio a la del hombre que le cuidaba y le cocinaba. Las imágenes del cajero muestran a este último haciendo las operaciones junto a una prostituta e imputaron a ambos un delito de estafa, pero el homicidio quedó descartado tras meses de investigaciones con conversaciones telefónicas que apuntaban a Jeffrey e Ylenia como los supuestos implicados.

Dos vecinos de la pareja investigada escucharon sonidos de golpes y gritos en la vivienda

También declararon en la segunda sesión del juicio los vecinos de la pareja acusada, de los que cuatro afirmaron que Jeffrey B. S. se había dirigido a ellos entre el 23 de septiembre y principios de diciembre (cuando entró en prisión por otro robo con violencia) para pedirles que dijeran a la policía que le habían visto ayudando a Nono a salir de un taxi. Sin embargo, todos dijeron lo que sabían cuando fueron llamados a testificar.

La vecina de uno de los pisos superiores vio en varias ocasiones a Nono limpiando los excrementos del perro de la pareja en el patio interior, escuchó sonidos de golpes y al hombre discapacitado "pidiendo auxilio". "No llamé a la policía y lo siento", expresó en el juicio. Su hijo también escuchó una discusión previa en la que Jeffrey decía a Juan Antonio "que se fumara algo", pero este respondía que "hacía tiempo que había dejado aquella mierda" y, lo siguiente que oyó fueron golpes. "Es un barrio donde se mueve mucho y cada uno va a lo suyo", añadió el testigo.