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Más lejos que nunca

Los artista canarios están hoy más lejos que nunca de los foros nacionales e internacionales donde se debate el quién y el cómo de la creación artística

Más lejos que nunca

Las ferias internacionales de arte son hoy, para bien o para mal, uno de los medios más importantes para dar a conocer a nuestros artistas en el exterior, y por ese motivo todas las comunidades autónomas disponen de un amplio presupuesto para intentar alcanzar ese objetivo.

Todas menos Canarias, que tanto a los artistas como a las galerías de arte les ofrece poco más que una limosna que no cubre ni el diez por ciento de los gastos que suponen la participación en una feria.

Por su parte, Cataluña se lleva la palma con un presupuesto para la promoción de sus artistas de 250.000 euros, pero tampoco están lejos Aragón, Euskadi y la mayoría de las comunidades, que destinan a este fin una media de 200.000 euros.

Hace mucho tiempo que el Gobierno de Canarias ha dejado la cultura de la mano de Dios o, más bien habría que decir del diablo, porque, además del coste añadido de la distancia y de nuestra condición de extracomunitarios, estas islas se han convertido en un paraíso para el turismo carnavalero y un infierno para la promoción de nuestros creadores.

Tuvimos años mejores, solo hay que recordar los tiempos en que Manolo Padorno llevaba la Dirección General de Cultura, cuando podíamos llevar a ARCO a artistas jóvenes aunque el resultado económico fuera prácticamente inexistente, porque contábamos con el apoyo económico del Gobierno de Canarias.

Eso hizo posible que artistas como Juan Gopar, Pipo Hernández, Rómulo Celdrán o Luis Palmero alcanzaran el reconocimiento que ahora tienen, pero poco después todo aquello desapareció.

Por eso no es de extrañar que, salvo contadas excepciones, la obra de destacados artistas canarios no se venda en las casas de subastas de Madrid ni de ninguna otra casa de subastas, o que se liquide a precio de saldo como ya hemos visto.

En el mercado del arte se está o no se está, y cuando no se está, no es que la obra de esos artistas no tenga valor, sino que no tiene un precio de referencia.

Acaba de celebrarse en Madrid la Feria de Arte Contemporáneo Estampa 2018 en la que participamos tres galerías canarias, una de Tenerife y dos de Las Palmas.

Todos presentamos artistas canarios, y el Gobierno de Canarias por medio de su empresa Canarias Crea solo nos ofreció el billete de avión y parte del coste del transporte de la obra pero, como de costumbre, a toro pasado, por lo que no sabemos cuándo ni cómo nos abonarán unos gastos que tuvimos que pagar por adelantado.

La media que nos gastamos las galerías de arte canarias para ir a Estampa es de 10.000 euros y, naturalmente, alquilando el stand más pequeño de la feria que es de 20 metros.

Y uno siente que hace el ridículo cuando ve el stand de una galería catalana, vasca, valenciana o de cualquier otra comunidad con más de 80 metros. Pero ellos se lo pueden permitir gracias al apoyo que reciben de su comunidad.

¿Cómo podemos pagar 10.000 euros por participar en una feria de arte si aún vendiendo todo lo que llevamos no te da para cubrir esos gastos...?

No se trata de un lujo ni de un gasto innecesario, se trata de fomentar, proteger y promocionar la creación artística de nuestra comunidad, que no puede limitarse solo al turismo de sol y playa.

El arte canario se ha hecho invisible, y por eso las constructoras mafiosas que hace poco blanquearon dinero compraron de todo menos artistas canarios.

Podían haber comprado obras de Millares, Oscar Domínguez, Juan Hidalgo o Néstor de La Torre, por citar algunos de los que ya han desaparecido.

Pero no, porque ellos consideran que los artistas canarios no valen una mierda.

Decir finalmente y arrimando el ascua a mí sardina, que la instalación de Luis Palmero titulada Horizontes que presentamos en la feria, alcanzó el segundo lugar entre los mejores stands de la feria en opinión del jurado compuesto por coleccionistas.

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