La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Risco Caído, Patrimonio de la Humanidad

Parque Nacional, el próximo reto

Los movimientos ecologistas retoman por tercera vez la idea de crear un Parque Nacional en Gran Canaria y proponen que se justifique por los valores geológicos y botánicos

El Roque Nublo desde el aire, con el Bentayga y el Teide al fondo. JUAN CASTRO

El espacio de la cumbre de Gran Canaria que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad coincide en gran parte con los territorios incluidos en las propuestas para crear un Parque Nacional en la Isla, una idea lanzada hace casi medio siglo por el naturalista Günther Kunkel y bloqueada desde entonces por torpezas políticas que llevaron a que muchos vecinos de Tejeda se opongan, aún hoy, a ese reconocimiento jurídico hacia las principales reservas naturales de España, ya otorgado a las islas de Tenerife (Teide), Lanzarote (Timanfaya) y La Gomera (Garajonay).

Tras dos intentos fracasados, en los años 1975 y 1995, los fundadores de la Asociación Canaria de la Naturaleza (Ascan) Luis García-Correa y Servando López Peláez, nombrados Hijos Predilectos de Gran Canaria el pasado mes de marzo, plantearon al Cabildo rescatar ese viejo sueño de un Parque Nacional, ahora con la justificación de proteger los valores geológicos, botánicos y paisajísticos de la zona oeste de la Isla.

Además de la flora, la fauna y el paisaje, los principales elementos a preservar son los llamados cone-sheet en el argot geológico, conjunto de diques cónicos en su traducción más aproximada al español, una rareza del vulcanismo que solo se encuentra en Gran Canaria y en muy pocos lugares del mundo.

Los cone-sheet son estructuras geológicas muy poco conocidas y, de hecho, las más investigadas son las de Ardnamurchan (Escocia), donde se descubrió el fenómeno, y las de la Caldera de Tejeda. Sin embargo, y probablemente sin saber de qué se trata, la mayoría de los grancanarios y los miles de turistas que dan la vuelta a la Isla no han podido resistir la tentación de hacerse una foto junto a la más accesible y vistosa de todas, la de los azulejos de Veneguera.

La reclamación al Gobierno de España de un Parque Nacional en Gran Canaria, con los cone-sheet como principal reclamo para el mundo científico, es una propuesta viable y, sobre todo, compatible y complementaria con la declaración de la Unesco sobre Risco Caído y las Montañas Sagradas, opinan los promotores de la propuesta. Tampoco interfiere, a su juicio, con las otras dos figuras jurídicas que recaen sobre gran parte de ese espacio: la Reserva de la Biosfera y el Parque Rural del Nublo.

José Julio Cabrera, geógrafo y expresidente de Ascan, recuerda que en el primer intento de crear un Parque Nacional en Gran Canaria, el Proyecto 817 de la IUCN&WWL (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, por sus siglas en inglés), redactado por Kunkel, "ya se destacaba a todo el oeste de la Isla como el lugar más destacado botánicamente y de la mayor importancia".

"Esa zona -sostiene Cabrera- es el escenario donde ha quedado mejor reflejada la interesantísima vida geológica de la Isla y por añadidura su atormentada geomorfología, y como marco del Axis Mundi aborigen, con miles de improntas, monumentos y representaciones, resaltadas ahora como Las Montañas Sagradas o antes como la Tempestad Petrificada".

El expresidente de Ascan considera que todo ese espacio, al reunir tal cúmulo de atributos, "se presta para poder solapar figuras tan aparentemente dispares como Patrimonio de la Humanidad, Reserva de la Biosfera, Parque Rural, Zepa o BIC, donde la figura de un Parque Nacional, como en el caso de la Unesco, tendría que generar una nueva figura jurídica, para instaurar en nuestro caso, un Parque Nacional antropizado, como forma de protección de la naturaleza, de la etnografía y de la arqueología mediante la zonificación".

De hecho, los del Teide y de Garajonay también fueron declarados con posterioridad como Patrimonio de la Humanidad, así como los de Ordesa y Monte Perdido (Huesca) y Doñana (Huelva, Sevilla y Cádiz). Estos dos últimos, más los de Picos de Europa, Tablas de Daimiel, Timanfaya, Sierra Nevada, Monfragüe y Guadarrama, son también Reserva de la Biosfera.

El principal obstáculo, según Cabrera, es que España sigue los criterios de la IUCN&WWL para declarar los Parques Nacionales y esa normativa exige la restricción de la presencia humana en las zonas a proteger. "Ese aspecto es imposible de aplicar en estos espacios, pero por la excepcionalidad y conjunción de la integración del ser humano en la monumentalidad de su geología, hacen un verdadero ejemplo mundial de beneficiosa interrelación mutua".

Un Parque Nacional no necesariamente debe ser incompatible con la existencia de una población en el interior o en los límites del espacio a preservar. Esa es la opinión de Wolfgang Rohe, profesor de la Escuela Superior de Ciencias Aplicadas y Arte de Göttingen, botánico de visita en Gran Canaria para supervisar los proyectos que realizan estudiantes de esa Universidad alemana para recuperar los bosques de laurisilva.

En su país, explica Rohe, la declaración de esos espacios protegidos "ha facilitado medios económicos a la población rural que antes no existían". Por ejemplo, se han creado marcas de carnes, leche o mantequillas con el anagrama de un determinado parque nacional, lo que permite una mejor comercialización porque los usuarios lo asocian a un producto más sano y sostenible.

"Los habitantes de esos parques nacionales han conseguido así un beneficio directo y mantener la estructura de una economía rural que, a su vez, permite conservar el paisaje. Es bueno crear la figura de esos paisajes culturales para integrar las actividades tradicionales con la conservación del hábitat", resalta el científico germano.

La Federación Ecologista Ben Magec también respalda la idea de que "no hay paisaje sin paisanaje". Su portavoz, Eugenio Reyes, apunta que la reivindicación del Parque Nacional de Gran Canaria es una de las batallas históricas del movimiento ecologista y recuerda que solo entre Agaete y La Aldea se encuentra una representación del 20% de la flora amenazada del Archipiélago.

Es más, Reyes entiende que el área de Güigüí, por sí sola, reúne valores suficientes para aspirar a Parque Nacional y ser uno de los primeros del mundo en biodiversidad. A su juicio, "puede ser complementario y crear sinergias con la de declaración de la Unesco, las Montañas Sagradas como paisaje y la botánica y la geología como naturaleza.

"Lo más interesante es que la figura jurídica de Parque Nacional está dotada con más de un millón de euros al año, por lo que tiene un marco financiero estable", subraya el portavoz de Ben Magec.

Incluso si se estuviese pensando en su rentabilidad turística, un Parque Nacional es un reclamo muy potente, quizá más que ser Patrimonio de la Humanidad, como lo refleja que el del Teide tenga más de cuatro millones de visitantes al año. También Guadarrama (2,9 millones), Picos de Europa (1,9) o Timanfaya (1,7) superan el millón de visitas anuales.

Para Reyes, en el aspecto turístico "no hay que hablar de número de personas, sino de calidad de la oferta y repercusión de los beneficios en la población local". Pone como ejemplo que Canarias recibe 16 millones de turistas al año, con dos millones de residentes, y eso no ha evitado que se mantengan cifras superiores a los 230.000 parados. Por contra, un Archipiélago como Hawai, con 1,4 millones de habitantes, tiene cinco millones de turistas y unas rentas mucho más altas.

Una vez que la Unesco ha creado la figura de las montañas sagradas, vinculada a la protección de los celajes, Ben Magec propone que a las de Gran Canaria se sumen en el futuro las de Tindaya, Teno o el Roque de Los Muchachos para convertir al Archipiélago en un centro de observación de los cielos. "Será un ecosistema estratégico ante el cambio climático, poder mirar los cielos y recopilar los saberes históricos acumulados, pero no hay que olvidar que la prioridad es la buena gestión de esos valores y la implicación de la población local, porque no hay paisaje sin paisanaje", comenta Reyes.

Si la petición del Parque Nacional fracasó la primera vez porque en el año 1975 no había conciencia ecológica en la Isla -tuvo que venir un alemán a lanzar la propuesta-, el segundo intento, realizado por el Cabildo a partir de 1989, quedó en agua de borrajas precisamente por excluir a los ciudadanos. La propuesta llegó al Parlamento de Canarias en enero de 1995 y se llegó a aprobar un Proyecto de Ley para presentarlo al Gobierno central, con el nombre de Parque Nacional del Nublo.

El perímetro era similar al del actual Parque Rural del Nublo, de unas 20.000 hectáreas, excluyendo las zonas pobladas de Tejeda y ampliando el mapa hacia La Aldea. La nueva propuesta de cone-sheet es la misma zona. ¿A la tercera va la vencida?

Compartir el artículo

stats