Desde la ciudad arzobispal… (XXXIX)

Cristóbal Aguilar, primer párroco de San Gregorio Taumaturgo

Hombre de gran formación humanística y teológica, carácter dialogante y afable, tachado de todas las virtudes humanas y cristianas, supo alentar a la feligresía en pro de la consecución de la parroquia

Iglesia de San Gregorio en Telde

Iglesia de San Gregorio en Telde / Turismo de Gran Canaria

Lo que empezó siendo una pequeña ermita bajo la advocación de Nuestra Señora del Buen Suceso y San Gregorio Taumaturgo, al pasar de los años se acrecentó para dar cabida a la cada vez más creciente feligresía de Los Llanos de Jaraquemada, en Telde. A finales del siglo XVIII, esta ya no podía albergar en su interior a las gentes del lugar, sobre todo en las celebraciones de los domingos y más fiestas de guardar, por lo que se le pide al señor obispo de la Diócesis permiso para construir un nuevo templo, esta vez de dimensiones muy superiores. Los vecinos, reunidos en cabildo improvisado, votaron a mano alzada por sacar adelante dicho proyecto. Los más pudientes, aportarían dineros y los más humildes, pondrían su trabajo personal. Durante más de 60 años se vio crecer la edificación de estilo neoclásico, según planos diseñados por don Diego Nicolás Eduardo, sacerdote y arquitecto. Tanto trabajo y esfuerzo se vio recompensado el 5 de marzo de 1848, fecha en la que el señor obispo firmó la creación de la nueva parroquia teldense, segunda hijuela de la Matriz de San Juan Bautista, tras San Miguel de Valsequillo. El expediente para la creación se incoó el 19 de enero de 1846 por el obispo don Judas José Romo, que manifestaba la conveniencia y utilidad de dicha Parroquial en escrito elevado a la Reina doña Isabel II, el 25 de mayo del mismo año. El Gobierno de Su Majestad lo aprueba el 24 de mayo de 1847, aunque será el 26 de agosto cuando se expedita la Real Cédula Auxiliatoria para llevar a efecto dicha erección. El decreto de creación fue dado por el gobernador Pedro de La Fuente, canónigo nagistral, con fecha 22 de febrero de 1848.

Para llegar a este punto, los llanenses o llaneros tuvieron que luchar enconadamente contra la férrea oposición de don Gregorio Chil y Morales, a la sazón párroco de San Juan Bautista. Este, conocedor de la merma económica que supondría para sus arcas, al ver disminuido sustancialmente el número de feligreses, puso una y otra vez piedras en el camino, pero la necesidad era tan evidente que no pudo hacer nada para atrasar más la creación de la nueva parroquia teldense. Fue su primer párroco don Cristóbal Aguilar Alemán, nacido en Los Llanos de Telde, en el seno de una familia de ricos terratenientes el 9 de mayo de 1814 y bautizado en la Matriz teldense el 11 de dicho mes. Hombre de gran formación humanística y teológica, carácter dialogante y afable, tachado de todas las virtudes humanas y cristianas, supo alentar a la feligresía en pro de la consecución de la parroquia. De él sabemos que, tras estudios primarios en su barrio natal, marchó a Las Palmas de Gran Canaria para ingresar en el Seminario Diocesano de la Inmaculada Concepción, en donde tras años de estudios, vio coronada su carrera eclesiástica con las máximas notas. Destacado orador y caritativo en extremo, recibió las Órdenes Sacerdotales en 1839, cuando contaba con 25 años de edad. En su tiempo se dejó sentir la epidemia del cólera morbo, que hizo su aparición en Telde el 14 de junio de 1851 y que, solo en 17 días, murieron 285 personas. En el mes de julio, según relata el también sacerdote don Pedro Vega Cruz, murieron treinta, en agosto dos y en septiembre cinco, es decir 322 feligreses. Esto apenó sobremanera a nuestro biografiado, pues su parroquia apenas tenía 2.000 almas. A través de su acción apostólica pudo adquirir dos ciriales de plata alemana, un armónium, un reloj, una imagen de Nuestra Señora de Los Dolores y otras muchas cosas. Habiendo enfermado del corazón, pasaba sus últimos días en la playa de Melenara o en las cuevas habitaciones de Tufia, donde fallece el 19 agosto 1872. Ejerció de párroco 24 años, (tres de ecónomo y 21 de cura propio).

Don Cristóbal tenía dos hermanos también sacerdotes: don Domingo, que fue Beneficiado de la Catedral y don Bernardino, párroco de Valsequillo. Los tres destacaron en la vida sacerdotal por su gran vocación y su entrega total a la Iglesia.

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