Una jugada maestra para engañar al Celta. Paco Herrera cambió el transcurso de la segunda parte desde el banquillo. Una sustitución en apariencia defensiva para evitar una goleada era en realidad un movimiento ofensivo con el objetivo de buscar el empate. Con 3-1 en el marcador, a media hora para el final y en pleno baile del Celta el árbitro mandó a parar. En la banda esperaba Aythami Artiles y el elegido fue Roque Mesa. Entraba un central y se marchaba un centrocampista ofensivo. Pero el cambio no podía tener más veneno para el conjunto vigués.

Porque en una sola jugada Paco Herrera modificaba todo el tablero. Metió a un peón más para proteger el reino de la portería a cambio de convertir a otros dos peones en torres. La entrada de Aythami junto a Alcaraz y Bigas cerró los caminos hacia Raúl Lizoain y a la vez permitió a David Simón y Dani Castellano incorporarse al ataque sin mirar atrás. Y las dos torres participaron en el tanto que remató el milagro amarillo.

Comenzó la jugada el gemelo por la izquierda lanzando a Culio. El argentino ya estaba fundido pero llegó al pase y con un suave toque de puntera puso en bandeja el gol a David Simón. El correcaminos amarillo se vistió de delantero centro, forcejeó con Jonny, al que ganó en el mano a mano, y remató con la zurda para batir a Sergio Álvarez y firmar un empate más que trabajado y merecido.

El plan inicial, tocado

Fue en otro partido en el que la UD mostró un sistema muy flexible. Apunta a ser una constante en la temporada o, al menos, en la primera vuelta. Ya avisó Paco Herrera que cada jornada revisará el armario para ponerle a su equipo un traje diferente en función de la cita que tenga enfrente. Ayer las características del rival invitaban a mantener el plan de los tres centrales y dos carrileros, pero el técnico veía a su equipo ya preparado para resistir ante el potencial del Celta.

Así que quitó a Aythami del once inicial en favor de Willian y movió todo el esquema. El planteamiento fue un 4-2-3-1 ya que Roque Mesa actuó en la banda derecha y Willian por detrás de Sergio Araujo. Alteraba no solo la defensa sino también el centro del campo. Una pizarra que, de paso, facilitaría una futura adaptación de Wakaso y El Zhar al dibujo. Y es que los dos últimos fichajes tendrían más complicado entrar en un sistema con tres centrales. Pero la jugada inicial no salió bien.

En la puesta en escena, que duró apenas diez minutos por la expulsión de Varas, la UD generó peligro y discutió la pelota ya que tenía más presencia en ataque. Pero el Celta se encontró con más facilidades que el Atlético y el Levante para pisar área. Es un sistema con buenas intenciones, muy atrevido y que seguramente se repetirá, pero que en Balaídos no encontró una buena respuesta.

El encuentro exigió constantes reacciones desde el banquillo. Y, al contrario que frente al Levante, cuando Paco Herrera tocó muy poco y tarde al equipo, no hubo inmovilismo. Cuando se quedó con diez jugadores mandó a Roque a acercarse a Hernán y Culio para reconfigurar el centro del campo con tres piezas. Mientras, por delante la orden para Sergio Araujo era que se desplazara a la izquierda y Jonathan Viera se situara delante del trío del centro del campo con la misión de contar con más protagonismo. Y funcionó.

Quería Herrera que Araujo se moviera en tierra de nadie, que amenazara la espalda de Hugo Mallo y sacara de sitio a Cabral. Y el argentino ganó muchísimos duelos. Asimismo, Viera participó continuamente y generó mucho peligro. Una lección de Herrera, que supo interpretar el encuentro para llevar a los suyos al empate.