Desde el 11 de noviembre del 2014 acudir al Estadio de Gran Canaria era descubrir algo nuevo. Un trozo de pista destruido, un pilar levantado, una valla protectora, una grada cerrada, un acceso diferente, unos asientos recién instalados, el colorido de una butaca o unos banquillos, entre otros muchos detalles, eran las novedades cada vez que los aficionados se desplazaban a Siete Palmas. Han sido 16 meses de muchas molestias, de benditas molestias, que tuvieron fin el sábado, fecha del pintado del último asiento, proyecto que dio continuidad al del acercamiento de las gradas.
Así, el domingo el Real Madrid visitó un estadio totalmente diferente del que pisó el Albacete el 1 de noviembre del 2014, el último partido antes de que comenzara la obra. Sin alma, el recinto de Siete Palmas era un lastre para club, jugadores y aficionados. No resistía la comparación con el Estadio Insular -ahora ha ganado muchos puntos- y la lejanía entre el césped y la grada coincidió con los peores años en la historia del club, en los que rozó la desaparición, consumó el descenso a Segunda B y se estancó en Segunda. Fue el símbolo perfecto de la edad de las tinieblas.
A los más fieles no se les olvidará nunca los paisajes dantescos que generaba semejantes tonos grises y asientos vacíos en los partidos más rutinarios de la categoría de bronce. La metamorfosis del recinto ha concluido justo cuando el club ha vuelto a la luz, al lugar que le corresponde por historia. Y así, en Primera División, con un Estadio de Gran Canaria remodelado, con la grada a unos pocos metros del césped, las butacas pintadas y los colores amarillos, azul y verde brillando por encima del gris los aficionados se han comenzado a sentir como en casa. Un nuevo hogar para inaugurar una nueva época en la historia de la entidad.
Inversión de más de 3 'kilos'
Fue un proceso tortuoso porque desde la apertura del recinto el 8 de mayo del 2003 hubo muchas promesas incumplidas y retrasos acerca de la mejoría de un proyecto que sigue inacabado. Finalmente comenzó el 11 de noviembre de 2014 con la anterior corporación del Cabildo, que aprobó una inversión de en torno a tres millones de euros.
Primero se abrió la grada Curva, justo para la fecha del debut del recinto en Primera División, en la segunda jornada de Liga contra el Levante. Posteriormente se produjo la apertura de la Sur, justo para el duelo de la undécima jornada, el 6 de noviembre, frente a la Real Sociedad. Y la grada Tribuna se completó para el primer duelo de la segunda vuelta frente al Atlético de Madrid, fecha en la que se produjo la mejor afluencia de espectadores de la temporada, aspecto que también estuvo condicionado por las obras.
Ya había comenzado, el 11 de diciembre, el pintado de las obras, proyecto que se presupuestó en 300.000 euros y que impulsó la actual corporación del Cabildo. También se han llevado a cabo en los últimos meses otros muchos detalles que dan carácter al recinto, como los nuevos banquillos o el tapete verde que va desde el césped hasta las gradas.
Naciente, próximo reto
El siguiente objetivo que ha solicitado el club al Cabildo es el de construir una nueva Naciente. Ángel Víctor Torres, consejero de Deportes, explica que "hay que esperar". "Estaba incluido en el proyecto original, pero se eliminó porque elevaba demasiado la cuantía económica. Ahora está pendiente de muchas circunstancias como por ejemplo que se llene para generar una necesidad de grada", añade.
Así, de momento no hay ningún proyecto en marcha. Pero el Estadio de Gran Canaria ya no es una molestia para nadie.