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Radiografía a la grada

Puedo, pero no quiero

Tras no acercarse al objetivo de los 22.000 la UD Las Palmas no da a conocer el número de abonados definitivo

La grada del Estadio de Gran Canaria antes del UD Las Palmas-Barcelona de la temporada pasada. QUIQUE CURBELO

La campaña de abonados de la UD Las Palmas llegó a su fin el pasado 6 de agosto y el club no ha anunciado la cifra definitiva para el curso 2016-17. De hecho, desde el 27 de julio, cuando desveló que la cifra de abonados ascendía a 17.102, no ha vuelto a dar ningún número. Lo que antes se comunicaba sin rodeos ahora se ha convertido en un secreto, un cambio que coincide con el reto no alcanzado de los 22.000 abonados. El club se ha quedado a mucha distancia del objetivo, al contrario de lo que ocurrió el año pasado, cuando también llovieron críticas por los precios. Pero lo cierto es que la entidad rozó la meta de los 20.000 abonados. Los números le dieron la razón. Un éxito que, pese a todo, no se vio correspondido con la afluencia de espectadores durante la temporada. No hubo ningún lleno a pesar de que el equipo maravilló al mundo con su juego y a que los últimos cuatro partidos fueron declarados 'Día del Abonado'. La fiesta en la UD Las Palmas no fue plena.

A pesar de todo el club decidió mantener los precios y el resultado, al menos hasta la última vez que dio a conocer la cifra, está muy lejos de ser un éxito. El club ha logrado mantener en su plantilla a un entrenador que apuesta por un estilo que atrae a la gente, a unos jugadores muy cotizados en el mercado y ha fichado a un jugador mediáticos como Kevin-Prince Boateng, capaz de llevar a casi 6.000 personas a su presentación, pero el número de abonados no ha subido. Así, el problema que se vislumbraba la temporada pasada con los asientos vacíos tiene pinta de que va a persistir. Y en el mejor momento de la historia reciente de la UD Las Palmas. Algo pasa.

Unos 3.000 aficionados, como mínimo, han decidido no renovar su abono después de vivir en primera persona la mejor temporada en décadas. Cinco de ellos toman la palabra para explicar sus motivos. Y concluyen que no es solo una cuestión de dinero, sino también del trato recibido.

Octavio Trujillo, exabonado número 1.974, explica por qué ha decidido no continuar tras ocho años de abonado en la Grada Sur. "El trato que se le ha dispensado al abonado es penoso, no se le tiene en cuenta. El año pasado los precios se incrementaron en un 100%, algo que es una barbaridad. Muchos renovamos ya que llevábamos muchos años en Segunda B y Segunda, pero este año no. En mi caso, encima soy accionista y tengo derecho al descuento de 100 euros, pero ni con esas. Los precios están fuera del mercado", señala.

"Me abono a la televisión"

El fútbol es uno de los motivos de reunión con la familia y los amigos y así lo era para Octavio. "En mi caso éramos cinco o seis amigos los que íbamos y ninguno hemos renovado. Puedo permitirme pagar el abono, pero no lo voy hacer", detalla. Otra de las quejas generalizadas es la forma de gestionar la campaña: "No tuvieron ningún privilegio con el abonado sino que abrieron todo junto, de forma que no se respetó a los abonados que quisieran cambiarse de asiento". Este aficionado lo tiene claro: "El club no quiere reconocer sus errores y sus desafortunadas formas. Me va a costar no acudir al Estadio, pero es mi forma de mostrar mi descontento, puesto que mucha gente se queja pero se acaba abonando con lo que le acaban dando la razón", continúa. "Así que lo veré por Canal Plus", ironiza. El exabonado confía en que el Cabildo actúe: "Estamos esperando las medidas que dijeron que se iban a tomar para llenar el Estadio".

José Antonio de Prada, exabonado de la Grada Curva, deja un asiento que ha ocupado los dos últimos años. "Acudía al fútbol con tres amigos y ninguno hemos renovado. No lo hacemos no solo por la campaña de abonados, sino porque lo que no puede ser es que cobrando tres veces más por derechos de televisión continúes exprimiendo al abonado de esta forma. Más que por los precios es por las formas", indica.

José Antonio, que lleva acudiendo al Estadio desde los cuatro años, señala: "Estamos en una de las mejores épocas de la UD y lo que se está haciendo es echar a la gente en lugar de atraerla. La gente quiere acudir al Estadio pero con precios familiares porque además el Estadio fue pagado por el Cabildo, es decir, por todos", sentencia.

Estas palabras las suscribe Rafael Navarro, exabonado 4.349 de Tribuna desde la temporada 2009/2010. "No estoy conforme con la política de precios ya que no favorece un Estadio lleno. Yo podría pagarlo y lo haría si hubieran 22.000 abonados, puesto que lo valdría. Lo que no puede ser es que se pongan los abonos a estos precios, lo que va a conllevar que las entradas tampoco sean baratas y esto hará que el Estadio esté vacío", opina. "Tomar la decisión no fue fácil. Desde que me aboné siempre iba con mi padre al fútbol, pero esta es mi forma de protestar", añade.

Juan Carlos Tavío y su hijo, exabonados 1.818 y 1.819, tampoco han renovado después de cuatro años seguidos acudiendo a Siete Palmas cada quince días: "Pensaba abonar a mi otro hijo pero no lo he hecho. Puedo pagar el abono sin problemas, esa no es la razón. Volveré a abonarme cuando pongan unos precios acordes con la economía y la situación del país. El año pasado vale, era una ayuda para el club, que acababa de subir. Pero lo que no puede ser es que un equipo que no está en Europa, como es la UD, ponga esos precios y que encima realice unos fichajes de segunda fila con la excepción de Boateng", valora. A Juan Carlos, como a otros exabonados, le llamaron desde el club para que explicara las razones por las que no renovó su abono: "Si hay algo que quise dejar claro es que puedo pagarlo pero no quiero hacerlo porque sería darle la razón al club. Así que lo veré por la tele, como decía el presi", señaló.

Carlos Maroto, exabonado de la Grada Curva, se pronuncia en la misma línea tras diez años como abonado: "Prefieren tener gestos hacia el Pequeño Nicolás que hacia los abonados de toda la vida, así que lo veré por la televisión", indica. Maroto iba al campo con sus dos hijos y ninguno ha renovado: "No quieren hacer la afición del mañana", comenta. Y da otro motivo: "Veo que me suben el abono pero ese dinero no lo veo en el campo, han hecho fichajes de saldo, a coste cero y yo prefiero desmarcarme", continúa Maroto.

Sin ellos, y sin muchos más que pueden pero no quieren, el Estadio de Gran Canaria tendrá más complicado convertirse en una fiesta completa.

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