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Setién y los resultadistas

La UD más bella se convierte en un sello inofensivo y pierde su condición de anfitrión intratable

Setién y los resultadistas

La dictadura del acierto. Tras 17 remates -seis a la portería del insuperable Rulli-, el 61,2% de posesión y seis saques de esquina, la UD fue víctima de su candidez. La galaxia del toque y el glamour, en este tramo de la competición, se ha vuelto compasiva. La cuarta derrota consecutiva del curso, la peor racha de Setién en la UD, deja el doloroso dato de un tanto en los últimos 360 minutos. Y fue de golpe franco directo de Lemos [ante el Málaga en La Rosaleda].

El partenón de Siete Palmas, uno de los escenarios más tenebrosos del campeonato, donde puntuar parecía una misión imposible, ha sido conquistado de forma consecutiva por el Sevilla (0-1) y Real Sociedad (0-1) en este febrero maldito. El antepenúltimo desliz se remontaba a marzo de 2016 ante el Real Madrid. Pero ahora vuelve a convertirse en motivo de debate.

Todo es cuestionable para la grada. Se suman una cadena de elementos de pánico, difícilmente justificables. Uno de los mejores ataques de la competición [categoría ganada por nombre y trayectoria por Prince, Viera, Jesé y Halilovic] tiene la pólvora mojada. El último tanto en acción de juego, fue del Príncipe del Roque Nublo ante el Valencia, pasado el 30 de enero. Fue la última victoria amarilla.

En pleno naufragio, la UD de setién tiene el beneficio de la duda. Juega de forma arrolladora, pero ha perdido el instinto. El efecto devastador de su pegada atómica.

Así como el rigor defensivo. El último duelo liguero que dejó su portería a cero se remonta al 7 de enero ante el Sporting de Gijón. Apagado el sueño de Europa, la única misión pasa por sellar la salvación matemática.Competir con dignidad hasta el último suspiro. Pero sobre todo, cumplir con la efectividad. La misma que brindó a la UD la primavera de oro en 2016, con seis victorias en siete jornadas. Setién cimentó su sello barroco en una puntería abrumadora en esa fase crucial del curso 2015-16, para superar los ecos del 'caso Chéster'. Y sin la pegada, no irá a ninguna parte. Pero tiene las coordenadas de un sello estético, patentado hasta el final de los días. Un plan que cautiva, pero que se convierte en inofensivo sin el toque letal.

Los resultadistas ya acechan a Setién. Es ley de vida. Aplausos para Varas. Pitos, en su día, para Raúl Lizoain. Los veredictos de la grada son cuestionables. Igual que la fórmula de estratega. Pero el cántabro fue sincero desde el primer día. "Busquen a otro si quieren una manera diferente de alcanzar el objetivo. Siempre jugaré de este modo".

A las puertas de un pulso de leyenda ante el Madrid en el Bernabéu, la UD llega huérfana de gloria, sin un nueve definido en el ataque. Livaja, lesionado, es el único artillero de referencia. Prince ejerce un rol al que no está acostumbrado.

Con 17 tiros y seis ocasiones de peligro ante Rulli, ayer, el bloque isleño recibió la cuarta puñalada. De nada vale regocijarse en la plasticidad. Si el sello de Setién funciona es por su pegada [goleó al Valencia con cuatro goles, tras cuatro tiros]. Lo demás, es folclore. Igual que pitar a Vitolo o a Raúl. Ayer, aplausos a Varas. Y no se cantó el 'Quique, quédate'. La ley de la pegada.

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