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UD Las Palmas Tercer aniversario del 22-J

La maldición del 22-J

El ascenso frustrado frente al Córdoba ha deparado suerte dispar en los protagonistas

Han pasado tres años desde el día más cruel en la historia de la UD Las Palmas. 1095 días desde aquel gol de Uly Dávila que frustró un ascenso en el último segundo del partido. Queda lejos y esa herida ya está curada, pero la puñalada dejó tras de sí una especie de maldición en los protagonistas que estuvieron en el césped, y no nos referimos a los que bajaron de las gradas.

Desde fútbolistas que ya están retirados hasta otros que continúan en el equipo -los menos-, pasando por otra serie de jugadores que prácticamente han caído en el olvido o se han estancado en categorías menores.

Seis retirados

De la plantilla que sufrió el cordobazo hay seis que no siguen en activo pero que fueron titulares la mayor parte de la temporada. Son Juan Carlos Valerón, Ángel López, Nauzet Alemán, Antonio Apoño, Carlos Aranda y Xabi Castillo. Aunque todos han llegado al fin de sus días como jugadores profesionales, su camino hasta colgar las botas ha sido diferente.

Valerón y Ángel pudieron redimirse al año siguiente con la consecución del ascenso. Ambos fueron partícipes, con protagonismo en el equipo, del éxito de regresar a la máxima categoría once temporadas después.

Los dos siguen vinculados al club. El Flaco, nombrado capitán de Honor de la entidad el mismo día en que anunció su retirada, estuvo implicado la pasada temporada en el departamento de cantera de la UD. Para el curso que viene, se hará cargo del Infantil B como parte de su formación como entrenador, aunque también formará parte del cuerpo técnico de Roberto De Zerbi en el primer equipo. Ángel, por su parte, pasará a ser el segundo entrenador del Juvenil División de Honor, al que dirigirá Suso Hernández.

Lo que tienen en común con Nauzet Alemán es que los tres se retiraron después de que Quique Setién les comunicara que no contaba con ellos. El único que consiguió salir por la puerta grande fue Valerón, quien tuvo la oportunidad de despedirse como se merecía en su último partido en el Estadio de Gran Canaria ante el Athletic.

Apoño y Aranda

Los que no levantaron cabeza después del 22-J fueron los malagueños: el centrocampista Antonio Apoño y el delantero Carlos Aranda. El primero intentó olvidarlo todo marchándose lejos, al OFI Creta griego, pero le salió rana: el club estaba en quiebra y sólo aguantó tres meses. Luego, firmó por el CD El Palo, de la Tercera División malagueña, la siguiente temporada jugó medio año en el Marbella, y al finalizar el curso, en 2016, se retiró.

Aranda lo intentó en un club en el que ya había jugado, el Numancia, pero llegó con la temporada comenzada y se marchó antes de que acabara, aludiendo motivos personales. Ya retirado en 2015, la campaña pasada jugó algunos partidos en el equipo del barrio, el mismo en el que había militado Apoño, El Palo, más por aburrimiento que por pasión. En una entrevista reciente con LA PROVINCIA/DLP, ambos futbolistas confesaron que no levantaron cabeza después del cordobazo, que no tenían ganas de jugar al fútbol, y que dejaron de creer en él.

También colgó las botas el lateral izquierdo Xabi Castillo, que jugó en el Alavés durante dos campañas hasta su retirada antes de la temporada del ascenso de los vitorianos.

13 en otros equipos

De los futbolistas que siguen en activo sólo tres juegan en la máxima categoría. Uno es Mariano Barbosa, que sumando una temporada en el Sevilla y dos en el Villarreal, sólo ha jugado seis partidos. Otro es el iraní Massoud Shojaei, probablemente al que mejor le va. Tras dos años en Qatar, ahora milita en el Panionios griego y sigue siendo internacional con su selección. Y el último es Asdrubal Padrón, quien abandonó la UD en el pasado mercado invernal para fichar por el Thai Port tailandés, pero que todavía no ha debutado por lesión.

Cuatro futbolistas juegan actualmente en Segunda División. El caso más llamativo es el del grancanario Deivid, que después de recibir la puñalada del 22-J se alió con sus verdugos y lleva tres cursos con los blanquiverdes. Los delanteros Máyor y Chrisantus han coincidido esta última temporada en el Reus, después de pasar, el primero por el Alcorcón -dos cursos-, y el segundo por el Sivasspor turco y por el AEK de Atenas griego. Ernesto Galán, por su parte, todavía no ha salido de la segunda categoría. Continuará en el Rayo Vallecano después de militar en el Alavés y en el Mirandés.

Hasta cinco futbolistas han jugado esta campaña en equipos de la categoría de bronce. Benja ha conseguido el ascenso con la Cultural Leonesa, después de probar en Segunda en el Sabadell y la Llagostera. Leo Ramírez -Arandina-, José Artiles -Cartagena- y Héctor Figueroa -Ponferradina- todavía pertencen al club, pero llevan años cedidos porque no cuentan para el primer equipo.

Y Aythami Álvarez ha pasado por el Huesca y el Barakaldo -dos temporadas- y a día de hoy se encuentra sin equipo.

Josico, por su parte, encontró refugio en banquillos de Segunda B. Tras dirigir a Las Palmas Atlético y al Jumilla, esta temporada ha vuelto a sufrir otro drama en una fase de ascenso. Su equipo, el Atlético Baleares, cayó eliminado frente al Albacete en semifinales a falta de dos minutos para terminar la prórroga.

Los hay también quienes comenzaron la temporada pero no tuvieron que padecer el hachazo de Uly Dávila. Casi como si fuera una premonición, Sergio Lobera fue sustituido por Josico a falta de dos partidos para el fin de la temporada regular, mientras que Tato, Delev y Atouba rescincideron su contrato en el mercado de invierno.

Siguen nueve

Hasta nueve futbolistas son los que han coseguido sobrevivir a la maldición del cordobazo mediante su continuidad en el equipo. Son David García, Aythami y Momo -renovados recientemente-, Tana, Hernán Santana, Raúl Lizoain -cuya renovación sólo está pendiente de hacerse oficial-, y los hermano Dani y Javi Castellano, quienes de momento no han aceptado la oferta del club para seguir.

En cambio, en el Córdoba sólo pueden decir lo mismo tres jugadores: Luso, Caballero y Samuel. El equipo andaluz sólo duró una temporada en la máxima categoría y acabó como uno de los peores colistas de la historia. En cuanto al mexicano Uli Dávila, el aniquilador, poca o ninguna relevancia ha vuelto a tener. Tras recalar en el Tenerife, donde fue como un héroe aunque no rindió, terminó por volver a su país. Al final, el río siempre vuelve a su cauce.

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