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Un viaje por la historia / Granada-UD

La vida nazarí de Onofre del Rosario

El exfutbolista grancanario de UD, Málaga o Granada reside en la ciudad de la Alhambra

Onofre del Rosario, fila inferior en el centro, en una formación de la UD Las Palmas. De izq. a dcha. (fila superior) Alexis, Djaka, Pedro Luis, Gerardo, Durán y Lopetegui; (fila inferior) Chinea, Andrés, Onofre, Félix Oramas y Yoyo. archivo la provincia

"Me casé aquí... y aquí me quedé". Onofre del Rosario (Gáldar, 1967) colgó las botas poco después de cruzar la frontera de la treintena. Su historia con el balón empezó en el barrio galdense de Barrial y acabó en Guadix, municipio granadino enclavado en el declive norte de Sierra Nevada. La rodilla le obligó a pensar más allá del fútbol. "Tengo siete operaciones en la rodilla derecha. Jugué los últimos siete años medio cojo, pero algo jugué... y me lo pasé de escándalo ese último año. Hasta subimos a Segunda B", relata.

Y es que la carrera de Onofre del Rosario no puede entenderse sin Andalucía. La UD Las Palmas le echó el lazo cuando jugaba en el Maspalomas. La referencia de su apellido era buena. Su hermano mayor, Sigfrido, había vestido ya de amarillo antes. Eran 'peloteros' natos. Debutó en Primera División en el curso 1987-1988, cuando la UD cayó a Segunda, donde defendió al cuadro grancanario otros dos cursos más.

En el verano de 1990 llegó el traspaso al CD Málaga, el original. "En ese momento fui el fichaje más caro de su historia, pagaron un disparate, unos 80 millones con una cláusula de 300. Después resultó que estaban 'tiesos'. Firmé cuatro años y cobre uno y medio. Embargaron todo y no quedó dinero para nosotros. Al cálculo, perdí unos 600.000 euros", recuerda. El fichaje se gestó con el equipo boquerón en Primera División, pero el Málaga cayó al pozo de la Segunda en la tanda de penaltis de la promoción por no descender. Al año siguiente, otra vez los once metros, privaron al Málaga de su objetivo: el ascenso. "Aguanté otro año más, pero aquello ya era insostenible porque nos debían cada día más dinero", dice.

Y ahí apareció Granada, en Segunda B con un ambicioso proyecto por volver a Segunda. Al frente del cuadro nazarí, el cántabro Nando Yosu. Por Los Cármenes, de entrada, las cosas no empezaron demasiado bien. "Los primeros partidos fueron un drama. No ganábamos y estábamos abajo. El presidente dijo que hasta que no empezáramos a ganar, nadie iba a ver un duro. Estuvimos como cinco meses sin cobrar", cuenta el galdense. Además ese año su rodilla le falló. "Me lesionó y fueron unos meses de bajón, pero me recuperé para entrar bien al año siguiente", prosigue.

El delantero centro de aquel equipo será protagonista en el partido de mañana ante el Granada: Pepe Mel. "Se hinchó a meter goles. Fue un año muy bonito donde estuvimos arriba, peleando contra equipos importantes", recuerda.

De aquella temporada donde compartió vestuario con el actual entrenador de la UD Las Palmas desmenuza una cualidad innata: "la inteligencia". "Era listo, muy listo, muy inteligente. Tanto dentro como fuera del campo", rememora. Por encima de todo, una imagen clara "Si había unas cervezas o una cena en juego, el tío cogía y se ponía a ordenar el partidillo. Era cuando organizaba el juega. Cuando se decía 'el que pierde paga', no perdía un partido, te lo garantizo", afirma contundente. Ese atisbo para Onofre era revelador. "Son las maneras. Dentro de las posibilidades que había, en esas pachangas, lo organizaba todo desde dentro. Fue un gran compañero y un pedazo de futbolista", sentencia con rotundidad Onofre, que vive de varios negocios textiles y de papelería que abrió tras su retirada. El ascenso se le resistió en Los Cármenes, pero llegó al año siguiente con la camiseta del Almería.

En Granada, la gente anda emocionada con su equipo. "He visto casi todos los partidos en el campo y hay mucha ilusión. Nadie esperaba este rendimiento y el entrenador ha hecho un buen equipo. No daba un duro por el Granada y el rendimiento es espectacular", resume Onofre, que también tiene un ojo para Las Palmas. "Hacen buenas plantillas, pero lo que transmiten, al menos desde aquí, es como mal rollo. Y sin comunión con tu gente es muy difícil. No sé realmente qué será", expone.

Himar, el heredero

Onofre se perderá el partido entre el Granada y la UD. El motivo: su hijo Himar, que juega en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). Tras pasar por la cantera del Granada y el Sevilla, donde no terminó de adaptarse, ha vuelto a casa. Ahora, Himar juega en el Maracena de la División de Honor Cadete. "De momento, me va aprobando todo que es lo importante", sentencia. La saga del Rosario echó raíces en Granada y quiere hacer

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