Una semana después de la conclusión de la temporada del fracasa, y a tres del inicio de la pretemporada 2019-20, el presidente de la UD Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez, toma hoy la palabra para hacer un balance del pasado y aclarar el futuro.
Son muchos los frentes abiertos en un club que al tiempo que estrenará el próximo 8 de julio unas instalaciones, las de Barranco Seco, que han supuesto un desembolso -de momento- de 22, 5 millones de euros, está obligado a realizar un ajuste económico importante por la reducción drástica del presupuesto y del límite salarial como consecuencia de no haber logrado el ascenso.
Entre las cuestiones que desvelará el máximo mandatario de la entidad amarilla está la continuidad o no de Toni Otero, el secretario técnico, que el verano pasado firmó por un año con opción a otro. El gallego, artífice de la mayor parte de los fichajes de la campaña recién finalizada, trabaja ahora en las salidas de determinados jugadores para cuadrar números.
Es él y no el director deportivo, Rocco Maiorino, que llegó al club a principios de abril, el que lidera las negociaciones con los futbolistas. El papel del italiano, precisamente, es otra de las cuestiones que intentará aclarar Ramírez. Confirmados Pepe Mel y Juan Manuel Rodríguez como técnicos del primer equipo y del filial, respectivamente, su rol, de momento, parece testimonial.
La renovación de Otero no es la única que la UD debe tratar, sino también las de David García y Jerónimo Figueroa Momo, que terminan su vínculo el próximo 30 de junio. La idea de Las Palmas es ofrecer un año más de contrato al capitán, sobre todo porque cuenta para Mel, quien le lanzó varios piropos en las últimas semanas de competición.
El extremo, por su parte, lo tiene más complicado, toda vez que contó menos para el técnico y, además, tuvo muchos problemas físicos durante el curso: sólo participó en 13 partidos. Momo, además, intuye que no seguirá, motivo por el cual se despidió del Gran Canaria en el último encuentro en casa ante el Almería.
Otros de los puntos fundamentales que abordará el presidente de la UD son las bajas. Por ahora ya se han ido Nauzet Pérez y Gaby Peñalba, a los que la UD decidió no renovar, y Fidel Chaves, que llegó a un acuerdo con la entidad para rescindir el contrato que le vinculaba a Las Palmas los dos´próximos años.
El 30 de junio, clave
De esas salidas dependerán en buena parte las entradas, aunque a estas alturas de la película están en un segundo plano. La prioridad del club es desprenderse del mayor número de jugadores posible antes del 30 de junio, fecha a partir de la cual se establecerá el límite salarial de la plantilla y del cuerpo técnico para la próxima temporada en función de lo que haya en ese momento. Por tanto, cuanto más lastre económico haya soltado, mayor será ese tope.
En cualquier caso, la UD no se olvida de los fichajes y ya ha puesto sus ojos en varios futbolistas. El interés más serio es el que ha prestado por el delantero grancanario Cristian Herrera, del Lugo, que no dejará salir al jugador por menos de 500.000 euros.
En principio, la idea es no gastar en traspasos, a diferencia de las temporadas anteriores de bonanza. La apuesta, como suele suceder habitual en el club en este tipo de contextos, será por la cantera, que contará y mucho. Jugadores como Josep, Cedrés, Kirian o Espiau tendrá ficha con el primer equipo.
Todo ello guarda relación con otro de los puntos que abordará Ramírez, las cantidades aproximadas del presupuesto y del límite salarial. A grandes rasgos, el primero pasará de 32 kilos a 12 y el segundo de 19 a siete.
