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análisis

La indefinición

Maikel Mesa, titular en la mediapunta, habita en el lugar de los jugadores a los que resulta casi imposible catalogar en una posición

Maikel Mesa disputa un balón con Cristóbal Márquez en el partido de ayer entre el Fuenlabrada y la UD. guille martínez / lof

Existen cuatro tipos de futbolista según su demarcación. En primer lugar, están los que siempre tuvieron clara su posición en el campo, los que encontraron un hábitat en el que se sintieron cómodos y jamás lo abandonaron. Por otro lado se encuentran los que, a pesar de tener una vocación clara, cambiaron de lugar en algún momento de su carrera, bien por evolución propia o bien por necesidad. Luego aparecen, pocos ellos, los que juegan en todos lados, privilegio que suele ser exclusivo para las grandes estrellas. Y por último aparecen los que no tienen un sitio, los inadaptados, y es ahí donde se encuadra Maikel Mesa.

El tinerfeño, en definitiva, habita en el lugar de la indefinición. Pocos saben a ciencia cierta de qué juega, porque se le ha visto en todos lados y en ninguno, correr por todo el terreno de juego unas veces y participar más en el juego en otras, entrar en acción más cerca del área en unas ocasiones y tratar de elaborar más atrás en otras. En cualquier caso, reside en esa cuarta categoría, la de los incalificables, la del parece que sí, pero no.

Ayer fue el elegido por el técnico Pepe Mel para jugar en el lugar de Jonathan Viera, en la mediapunta, el lugar en el que más o menos -siempre la indefinición- todo el mundo ha convenido en definir como su posición ideal, por detrás del delantero y con capacidad de llegada desde la segunda línea, probablemente la mejor de sus virtudes.

No es que nadie esperara, ni muchísimo menos, que hiciera olvidar al mago de La Feria, algo que, por otra parte, ningún jugador de la categoría está capacitado para hacer, pero su aparición por el Fernando Torres pasó casi desapercibida. Era su primera titularidad en LaLiga SmartBank después de seis apariciones, siempre cortas, en las que aportó nada desde el banquillo. Y ayer también pasó de puntillas, principalmente porque, como era de esperar, no encontró su lugar en el campo. No paró de correr, pero fueron gotas de sudor muy poco productivas.

Estilos distintos

Porque quizá el estilo que la UD Las Palmas ha terminado por abanderar en su intento por lograr la permanencia y tratar de hacer algo grande si le queda tiempo no se adapte al tipo de jugador que es Maikel Mesa. La filosofía del toque de balón y las combinaciones profundas no son para un futbolista que se maneja mejor en el remate.

Por eso, como ante el Fuenla, es muy frecuente verle señalar el área durante los partidos para que el compañero que tiene el balón en la banda, sea la izquierdo o la derecha, le ponga un centro perfecto para que todo dependa luego de su pericia para meterlo en la portería. Tiene, por así decirlo, alma de delantero, donde -por cierto- también ha jugado, como en los interiores o en el mediocentro.

Pero esta UD de Mel no es de colgar balones, sino de llevarlos al área lo más rápido posible y, si no se puede, a base de toques y más toques hasta encontrar el hueco. Ese no es, por tanto, el hábitat de Maikel, que si en algún sitio vive bien es cerca de la portería. Así encontró con el gol en Castellón. Lo que no descubre, sin embargo, es su sitio. Por eso está entre los indefinidos.

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