Que siga la fiesta

Está empeñada la UD Las Palmas en hacer creer a todo el mundo que algo más que la salvación es posible. Volvió a hacerlo. En un ejercicio de resistencia primero, superioridad después y superación al final, ganó al CD Leganés (2-1) y culminó un triplete de victorias ante los mandamases de la categoría en el inicio del año que le hace seguir en el sueño. Aguantó como pudo en la primera parte cuando fue muy inferior a su rival y luego, con uno más durante todo el segundo periodo por la roja directa de Javi Hernández al filo del descanso, ejerció de matagigantes para volver a vencer y colocarse a dos puntos de los puestos de promoción.

Otra vez Sergio Ruiz, con el permiso de Álex Suárez, se erigió en el auténtico jefe del equipo y culminó otra gran actuación con un gol de bandera tras recorrer medio campo con el balón en los pies y lanzar un misil imparable desde fuera del área (63'). Sin embargo, con el 1-0 y uno más, recibió el mazazo del empate en el golpeo de una falta directa de Rubén Pardo, en la que Álex Domínguez pudo haber hecho mucho más (70'). Pero como la UD se encuentra en estado de gracia, el poste se alió con ella poco después para evitar la remontada y tuvo el premio de un penalti ingenuo que transformó Aridai, autor del gol del triunfo muy al final (86') y con el que demandó una nueva oportunidad.

Finalmente sin Pejiño en la convocatoria porque no termina de recuperarse de su lesión en el tobillo, Mel apostó de inicio por el mismo dibujo que funcionó ante el Espanyol y el Mallorca, sólo que Benito hizo de Clemente por la derecha y Espiau, titular con sólo dos sesiones de trabajo después de una semana en cuarentena, hizo de Rober en la delantera. Las bajas por culpa del coronavirus -Jonathan Silva tampoco entró en la lista por haber dado positivo- sólo cambiaron los nombres, no la idea. Enfrente, José Luis Martí, cuestionado porque su equipo llegó a Gran Canaria con sólo una victoria en los últimos seis encuentros, propuso el mismo sistema. Y empezó ganando la partida.

Muy superior en la primera parte

Porque fue muy superior en la primera parte y si no se puso por delante en el momento de zozobra inicial de la UD fue por la mala fortuna. Le anularon dos goles en dos minutos, entre el doce y el trece, porque primero Omeruo tocó el balón con la mano en su intento de rematar de cabeza antes de que la pelota le llegara a Ignasi Miquel, que marcó a placer, y luego Javi Harnández estaba en fuera de juego antes de brindar un pase al centro para que Palencia rematara a la red. En medio de las dos acciones Álex Domínguez tuvo que rechazar con los pies un tiro de Arnáiz desde dentro del área. Y en ninguna de ellas el colegiado Galech Apezteguía, muy bien, necesitó la ayuda del VAR.

Pero sí precisó de él al filo del descanso, cuando López Toca, sentado frente a mil pantalla en Madrid, le avisó para que fuera a ver una entrada por detrás del lateral zurdo Javi Hernández sobre Lemos. Probablemente no fue su intención, pero pisó entre el gemelo y el tobillo izquierdo del gallego y la amarilla se convirtió en roja. Así pues, se avecinaba un guion de partido completamente diferente después de un primer periodo en el que el cuadro 'pepinero' se había impuesto en todo a la UD, salvo en el nivel de buena suerte.

Con una presión asfixiante en la salida de balón de Las Palmas, y con un Pardo y un Arnáiz estelares por el centro y por la izquierda, respectivamente, desactivó por completo el juego del equipo amarillo, que nunca renunció a tocar y tocar pese al agobio que le propiciaba el rival. Sólo logró tomó algo de aire en alguna contra aislada y en los últimos diez minutos antes del descanso, mayormente porque el 'Lega' bajó un poco el pistón. Un disparo de Benito desde lejos a las manos del portero (21'), y dos llegadas por las bandas, una de Dani Castellano y otra de Lemos, fue todo el bagaje ofensivo. Atrás, Álex Suárez, erigido en el auténtico líder de la defensa, se cruzó bien para taponar un tiro de Sabin Merino tras un buen pase de Pardo al hueco (24'). Por fortuna para la UD, el dominio del Leganés no se tradujo en más ocasiones que las primeras que tuvo. Se avecinaba otro partido en la segunda parte.

El movimiento de entrada de Martí fue meter a Luis Perea en el lateral y quitar a Borja Bastón, inédito, de la delantera. El de Mel llegó en el minuto 52: fuera Kirian, desastroso, dentro Aridai, el defenestrado. Quiso cubrirse de gloria nada más entrar y le quitó a Álvaro Lemos una falta perfecta -tras jugada maravillosa de Sergio Ruiz, casi siempre el mejor- para el gallego, desde el mismo sitio en que la clavó frente al Fuenlabrada en la segunda jornada. El resultado, previsible: pelotazo a las nubes.

Pasó un cuarto de hora con la UD en superioridad, pero no creó peligro. El sistema todavía era el mismo, sólo que con Benito en la izquierda y Aridai en la derecha. Hasta que llegó la acción del gol, protagonizada por lo dos mejores jugadores amarillos sobre el césped: Álex Suárez y Sergio Ruiz. El primero se anticipó en la frontal para cortar el balón y, al mismo tiempo, descartar una ocasión de peligro; el segundo, recogió la pelota en su propio campo y empezó a conducirla en medio del latifundio, con la cabeza alta y en permanente movimiento hacia los lados para avistar posibles enemigos. Alcanzó el área contraria después de recorrer un mundo y, tras comprobar que no había opciones mejores que jugársela él mismo, lanzó un disparo seco, raso, cruzado, a la derecha de Cuéllar, que resultó imparable. 1-0 (63').

Rubén Pardo

El panorama se avecinaba plácido, con ventaja en el marcador y un jugador más. Mel dio entrada hasta a Maikel Mesa, otro de los crucificados tras la Copa, pero todo se terció cuando Rubén Pardo, tan sólo siete minutos después del de Ruiz, marcó de falta directa. El lugar era perfecto para un diestro, para que tratara de colar el balón por encima de la barrera, pero Álex Domínguez se lo puso demasiado fácil. Fatal colocado, demasiado en el centro, dejó un hueco enorme a su izquierda. Por si fuera poco, dio un paso a la derecha justo en el golpeo, lo que brindó todavía más el gol al centrocampista, que sólo tuvo que sacar a relucir su talento para colocarla donde debía (70').

Suele suceder que el equipo que encaja un gol entras en estado de 'shock', y la UD no fue ajena. Sólo dos minutos después el Leganés, que seguía con uno menos, tuvo una doble ocasión muy clara para remontar, pero Álex Domínguez se redimió para detener un disparo franco de Rober Ibáñez, y el palo se alió con el meta catalán para dejar en nada el zurdazo de Arnáiz tras el rechace. La furia del 'Lega' puso en aviso a Las Palmas, que se vio favorecido por una entrada sin sentido y a destiempo de Luis Perea sobre Lemos, que llegó como un tren, dentro del área: penalti. Aridai volvió a pedir la pelota. Atrevimiento, no le faltó. Pero esta vez sí consiguió sacarse las mil y una espinas que tenía clavadas desde hace justo un año, cuando llegó, porque convirtió la pena máxima en el gol de la victoria (86').