Hay una certeza en la UD en cuanto a su lista de descartados: todos los jugadores a los que pretende dar salida se marcharán de una u otra manera. Es el caso de Maikel Mesa, a quien la entidad amarilla vuelve a comunicar que debe irse, como hiciera en las dos ventanas de fichajes de la temporada pasada y en casi todas desde que llegara el club en 2018, justo cuando el equipo descendió a Segunda División. El curso pasado se negó a salir tanto en verano como en invierno, sin embargo, ahora que le queda sólo un año de contrato, tiene las horas contadas en Las Palmas.
El club, como con todos los descartados, está dispuesto a darle la carta de libertad a cambio del perdón del salario de un año, pero si el futbolista se niega a renunciar a lo que le corresponde, las partes llegarán a un acuerdo de pago. En cualquier caso, la UD y Maikel pondrán fin a un vínculo que se inició hace cuatro años y que debió terminar el pasado 30 de junio, pero como el futbolista se rebajó el sueldo para ajustarse a las necesidades del club tras el fracaso en el intento de subir a las primeras de cambio, ganó un año más, como sucedió, por ejemplo, con Álvaro Lemos.
Aún así, Maikel es, en la actualidad, uno de los jugadores que más cobra de la plantilla, motivo principal por el que Miguel Ángel Ramírez ha querido quitárselo de encima desde hace mucho tiempo. El hombre que lo trajo, Toni Otero, secretario técnico de la UD entre 2018 y 2020, le propuso un contrato largo con un salario elevado para una categoría como la Segunda División sólo asumible en el primer curso después del descenso, tal y como hizo con Juan Cala, David Timor, Raúl Fernández o Fidel Chaves. Como el equipo no subió, todos pasaron a ser un lastre.
Sin protagonismo
Algunos se fueron y otros, como el lagunero, se quedaron. Por si fuera poco, el centrocampista jamás ha sido titular indiscutible en la UD. No ha sido protagonista con ninguno de los entrenadores que ha tenido: Manolo Jiménez, Paco Herrera, Pepe Mel y Xavi García Pimienta. Con el primero de todos jugó más que con nadie e incluso acumuló varios encuentros en los que salió de inicio, pero la destitución del técnico cambió todo.
Tanto fue así que la siguiente campaña, su segunda, se marchó cedido al Albacete Balompié en el mercado de invierno después de haber participado en sólo siete partidos en la primera mitad del campeonato. Regresó con aire nuevos y completó una temporada decente (2020-21), pero lejos aún de lo que todos esperaban de él cuando aterrizó.
Aun así, su carisma y buena relación con el vestuario le valieron para ser elegido capitán el verano pasado hasta que Jonathan Viera regresó para recuperar el brazalete. No hubo discusión. En una entrevista con este periódico en julio de 2021 asumió la capitanía sin que se hubiera producido aún la votación habitual, algo que no sentó bien a algunos dirigentes del club ni a varios jugadores.
Porque había sido elegido para salir y hacer hueco en el plantilla, pero no quiso marcharse. La cuestión era más económica que deportiva, aunque Pepe Mel no contaba con él. García Pimienta, por su parte, apenas tuvo capacidad de decisión en invierno porque llegó a la UD algo más de una semana antes de que acabara el plazo de inscripciones.
Sin embargo, el barcelonés, con el paso del tiempo, acabó por convencerse de que Maikel tenia hueco en el equipo, aunque no como titular. De los 20 partidos que dirigió el barcelonés, el tinerfeño participó en 14. Sólo lo hizo de inicio en una ocasión, en Zaragoza, donde marcó su único gol del curso.
Si por García Pimienta fuera, el lagunero permanecería en la plantilla porque le considera un recurso útil pese a que muchos aún dudan de su posición ideal, ya que casi nunca ha jugado en el mismo sitio, pero la decisión del club impera y no es otra que darle salida. Falta por ver la manera. Maikel, aunque preferiría quedarse, ve con otros ojos la posibilidad de marcharse porque sólo le queda un año y opta por jugar más. Dejará de ser el eterno saliente.
