Corría la jornada 24 de la temporada 2000-01 cuando una UD Las Palmas se presentaba en el Estadio de La Rosaleda para medirse al Málaga. Sergio Kresic, entrenador por entonces del cuadro insular, había dispuesto de un joven delantero del que todo el mundo hablaba maravillas en la cadena filial del club. Un tal Rubén Castro al que todos le decían El Moña. Un 25 de febrero de 2001 arrancó la leyenda del delantero isletero y ahora veintiún años después la UD se reencuentra con él con las camisetas cambiadas.
Más de dos décadas después Rubén es historia del fútbol nacional. Incombustible a sus 41 años, en esa primera alternativa que le ofreció Kresic no comenzó con la misma sintonía positiva por la que se ha desarrollado la carrera del jugador. Es más, podría decirse que pudo ser el debut más amargo posible para un joven de 19 años.
El partido contra el Málaga fue un auténtico asedio del cuadro amarillo. La delantera insular formada por Mario Héctor Turdó y Guayre torpedearon el arco andaluz sin más fortuna que la que tuvo Robert Jarni al cuarto de hora del pitido inicial para poner el 0-1 en La Rosaleda.
Sin embargo, se cumplió ese dicho futbolístico que advierte que el que perdona tantas veces al final la termina pagando. Y vaya que si lo pagó, porque no es que la UD dejara con vida al Málaga hasta el minuto 71, momento en el que Dely Valdés igualó la contienda, sino que la inmovilidad de Kresic en el banquillo permitió que los blanquiazules vieran la oportunidad para dejar los tres puntos en su casa.
El ejecutor de la estocada final fue Txomin Larrainzar en el 89’, la traducción del «fútbol caritativo» de la UD como se tituló el partido por entonces en las páginas de LA PROVINCIA/DIARIO DE LAS PALMAS.
¿Y quién fue testigo de aquel «ejercicio de generosidad»? Rubén Castro. El canterano había saltado al terreno de juego instantes anteriores al gol malacitano. Al Moña le dio tiempo a llegar al área rival para intentar rematar un córner de la UD, ver cómo el Málaga montaba una contra en la misma jugada y un córner posterior recibía el tanto en contra.
Tres minutos en su primera experiencia como amarillo y que lo único que le pudo servir a Rubén fue para conocer el dolor de caer en Primera División más allá de cumplir su sueño de debutar con el equipo de su corazón.
Después de esa primera incursión, Kresic le dio la oportunidad al isletero durante dos partidos más mientras el futuro de Souleiman Oulare se aclaraba en la Isla y que finalmente terminó con el africano apartado de la disciplina amarilla.
Sin embargo, no sería hasta la siguiente temporada cuando Rubén comenzó a dejar visos del delantero en el que iba a convertirse en las dos siguientes décadas. Con Fernando Vázquez el de La Isleta firmó una noche mágica contra el Real Madrid en un histórico 4-2, con dos goles suyos.
Después continuó en la UD dos temporadas más, la 2002-03, ya en Segunda tras haber perdido la categoría, y la 2003-04, en la que conquistó su primer trofeo pichichi de los dos que tiene en su palmarés, aunque tuvo que sufrir el descenso de Las Palmas a Segunda División B.
A partir de ahí, nueve clubes más en la carrera de Rubén. Deportivo de la Coruña, Albacete, Racing de Santander, Nàstic de Tarragona, Huesca, Rayo Vallecano, Betis, Cartagena y ahora el Málaga, un circulo perfecto en el que acumula 727 partidos disputados y 278 goles anotados.
21
Años después
- Rubén Castro debutó un 25 de febrero de 2001 en La Rosaleda con la UD frente al Málaga. Ahora defiende la camiseta blanquiazul y se mide al equipo con el que empezó todo.
727
Partidos
- Dos décadas después, El Moña ha pasado por nueve clubes más después de la UD -en dos etapas-. Depor, Albacete, Racing, Nàstic, Huesca, Rayo Betis, Cartagena y ahora el Málaga.
278
Goles
- El idilio goleador de Rubén le ha llevado a ser el tercer máximo artillero nacional de la historia contando sus dianas entre Primera y Segunda. Está a tres de Zarra y a seis de Quini.
