Sumergidos en la canícula, todavía en verano, con calor y humedad incesantes, les mostramos una construcción perfecta para la época que acabamos de describirles. Está situada en una urbanización periférica de Porto Cristo, en la isla de Mallorca. La casa, construida para una pareja de jóvenes entusiastas de todos los placeres de la vida, se coloca en un solar retrasado respecto de la costa y entre otras casas, algunas incluso con tres plantas.

Para la oficina de arquitectos de Llorenç Brunet, autores de la obra, fue evidente la forma de moldear y colocar los volúmenes de la casa: Se debía concentrar toda la atención dentro del propio solar y dotarse de intimidad, especialmente en los espacios exteriores, para poder disfrutar del propio solar y del clima en el exterior.

Ya hemos dicho que los propietarios son jóvenes y ambos disfrutan de lo mejor que ofrece cada segundo, cada temporada de sus vidas.

Ese entusiasmo debe notarse en el ambiente que les rodea. La casa es en definitiva uno de los espejos del alma. La que les mostramos se concibe sobre la relación entre dos edificios, la vivienda y un anexo equipado para facilitar el ´estar exterior´ buena parte del año.

La casa propiamente dicha es un volumen alargado y estrecho de dos plantas que sirve de muro protector entre las terrazas de la casa y una comunidad de vecinos más elevada. También esconde el acceso al sótano y protege del norte y el oeste, abriéndose a la fachada sureste.

Por este motivo en las tardes veraniegas se genera una gran sombra sobre las terrazas, mientras en invierno permanecen totalmente soleadas.

Este edificio también se diseñó con la fachada y cornisa quebradas persiguiendo un efecto más dinámico del conjunto, por la generación de sombras diagonales, tonos de fachada dispares, perspectivas singulares, y rincones inesperados.

El otro edificio, de una sola planta, se coloca delante del principal para provocar la creación de un espacio intermedio, generando una terraza exterior alargada y diversificada en usos (acceso, solarium, terraza descubierta, chill out, comedor, zona de lectura...). Permite imaginar diversas formas de sombra de este intersticio con la conexión entre edificios a través de elementos tipo pérgola (lonas, listones, cañas, brezos, vegetales...).

El pequeño anexo sólo tiene cerrado un baño y una sauna, pero se alarga con una gran losa de hormigón que da cobijo a un comedor y un estar chill out de obra. Siguiendo este porche se coloca la piscina enganchada con un muro de piedra que le confiere mayor privacidad, también de forma alargada, y que termina dibujando los límites del espacio intermedio.

Tanto la piscina como el anexo se perfilan de forma similar a la casa, con quiebros que evitan la monotonía espacial, todo ello sin comprometer uso y habitabilidad, y dan forma a una pequeña calle rematada con cornisas que se pliegan del mismo modo que las cubiertas de los cascos antiguos.

El otro factor que define todos los espacios de la casa es el uso de un solo material de revestimiento. Morteros y pinturas de cal natural aplicados a todas las superficies (pavimentos, paredes, techos, chimenea, muebles de cocina y baños, duchas, piscina, bancos de obra, estantes, vestidor, armarios...), de un color arena pálido.

Además, se dejaron los techos vistos con un encofrado de cañas que le confieren una textura especial. Como colofón, terminando de ambientar la atmósfera arquitectónica deseada y con los propietarios muy bien asesorados, se han equipado todos los espacios con gran diversidad de elementos, muebles de un cierto aire sobrio, étnico y rural. Esta mezcla le da singularidad a todos los espacios, a la vez encadenados y diferenciados.