El alquiler vacacional se ha convertido en un tema polémico y controvertido en muchos destinos turísticos en los últimos años. Esta práctica, impulsada por plataformas como Airbnb, ha generado un intenso debate en torno a sus impactos económicos, sociales y urbanísticos. Según un estudio del Gobierno de Canarias publicado en diciembre de 2020, se estima que alrededor de 38.900 viviendas están siendo anunciadas como alquiler vacacional.  Ruidos, fiestas en horario nocturno, entradas y salidas de madrugada, o sensación de inseguridad, son algunas de las principales molestias que los residentes denuncian.

La última queja vecinal ha tenido que ver con el rudimentario método que ha usado el propietario de una vivienda de alquiler vacacional en Canarias: ató una caja-llavero en un pequeño árbol sostenido con dos palos de madera. Este sistema es muy común para que el turista coja la llave sin que el dueño del establecimiento turístico se tenga que personar en el lugar físicamente.

Esto pertenece a un apartamento turístico ubicado en edificio de la calle Prolongación de Ramón y Cajal de Santa Cruz de Tenerife, según ha desvelado el programa Herrera en COPE.