Delia, de 18 años, viene de una familia pobre que vive en un pequeño pueblo de Rumania. Su suerte cambia al ganar un coche de lujo en un concurso de refrescos. Viaja con sus padres a Bucarest para la filmación del testimonial publicitario de la marca; sin embargo, durante el rodaje, Delia tiene largas conversaciones con sus padres que se van convirtiendo en discusiones: ella quiere quedarse con el coche, mientras que ellos quieren venderlo para saldar deudas. Los argumentos se intensifican a medida que el rodaje se va haciendo más y más absurdo. Lo que al principio parecía ser un golpe de suerte para Delia se va transformando en una situación extrema y dolorosa en la que tiene que cuestionar sus relaciones familiares.