El clásico Real Madrid - Barça de anoche estuvo sembrado de goles, emocion y mucha polémica. Polémica que se vio cuando el árbitro del encuentro, Teixeira Vitienes, hizo sonar el silbato de final de partido. Fue entonces cuando los jugadores del Real Madrid se fueron hacia el para recriminarle lo que consideraron una mala actuación. El enfado de los madridistas venía fundamentalmente de la expulsión de Sergio Ramos por doble amarilla. El portero de Madrid, Iker casillas, muy molesto con el arbitraje, aseguró haberse sentido "un poquito desquiciado" con algunas jugadas porque "a la hora de medir cualquier tipo de falta el color no es el blanco" y, por ello, llegó a decir a Teixeira Vitienes que por qué no se iba de fiesta con los culés.