Antes de empezar el derbi entre el Panathinaikos y el Olympiakos en Atenas, la tensión entre aficiones y la policía ya se notaba. Los seguidores del conjunto local comenzaron la batalla. Lanzamientos de bengalas y objetos, que fueron contestados con gases lacrimógenos por parte de los agentes. Mientras tanto, los equipos llegaban al campo. Escoltado y protegido por las fuerzas de seguridad, el autobús del Olimpiakos consiguió llegar a las puertas del estadio. Pero, no se había dado el pitido inicial y, las bengalas caían al terreno de juego de forma constante .Una situación que hacía que el partido fuera anulado. La suspensión sentó peor a los aficionados, que saltaron al terreno de juego. El fondo de una de las porterías era el epicentro de los disturbios. Las bengalas dejaron paso a los carteles publicitarios que ahora eran armas arrojadizas. Unos agentes que se tuvieron que emplear a fondo para poder parar la batalla. Al final, el campo quedó destrozado, vacío y sin fútbol.