A base de tesón, hincar los codos y propinar sobre el ring o los gimnasios algún que otro puñetazo Fátima Cruz (Las Palmas de Gran Canaria, 1994) rompe moldes en el mundo del boxeo dentro y fuera de Canarias demostrando que ser una promesa nacional en el panorama pugilístico es compatible con alcanzar una formación universitaria, en su caso como enfermera, y, además, que ambas actividades se pueden combinar de manera exitosa desmontando entre buena parte de la sociedad la estereotipada y extendida imagen garrula, violenta o hasta primitiva de los hombres y mujeres dedicados actualmente a esta disciplina deportiva.

Fátima Cruz representa a día de hoy ese nuevo panorama derrochando educación, amabilidad, coquetería, sencillez, curiosidad y poderío físico. “Algunas contrincantes se niegan a boxear conmigo tras haber vencido por K.O. a dos adversarias”, reconoce al respecto la deportista.

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