La Virgen del Pino recorrió las principales calles del casco histórico de Teror en su día grande acompañada por los fieles, autoridades religiosas, civiles y militares. Por el camino recibió una lluvia de miles de pétalos de rosas ('petalada') y al llegar a la Calle Real para regresar a su basílica, fue recibida por voladores.