Las consignas se repiten por las calles de Hong Kong. De día y de noche. Porque la lucha pacífica de miles de estudiantes, y simpatizantes, por la dimisión del gobierno local y unas elecciones libres no descansa. Y hoy podrían dar un paso más allá. Vence el ultimátum dado a sus dirigentes para que se cumplan sus exigencias. Si no lo hacen, quienes permanecen sentados se levantarán para asaltar los edificos oficiales. Los mismos que permanecen fuertemente custodiados.