Concluye la segunda jornada del viaje del Rey a Marruecos como gusta de finalizar al anfitrión vecino, agasajando a los invitados y en el mejor de los marcos. En un patio del Palacio Real de Rabat, con Mohamed VI abriendo su casa al país amigo, 600 invitados esperaron que cayera el sol para poder comenzar a degustar los alimentos típicos con los que se rompe el ayuno de Ramadán, la cena del 'iftar': sobre las mesas la 'harira' (una sopa típica marroquí), dátiles y sugerentes dulces. Manjares exóticos, dulces y picantes, aromas, sabor y color, y el agua siempre presente en los escenarios árabes, para sellar el buen caudal de relaciones.