El cielo encapotado que cubre buena parte de España es una mala señal para el turismo. Las procesiones peligran en Sevilla y con ellas se tambalean las previsiones de visitantes. Los hoteleros manejan para esta Semana Santa unas expectativas muy buenas. Esperan que la ocupación ronden el 80 por ciento. Pero hoteles, bares y restaurantes tienen claro que para que se cumplan tiene que lucir el sol.